sábado, 14 de enero de 2012

MÉDICO PARA LOS ENFERMOS

MÉDICO PARA LOS ENFERMOS
Mc 2, 13-17
Jesús y Leví cruzaron las miradas. No se nos dice que se conocieran antes, aunque era posible ese “conocerse” por lo que cada uno era. Pero aquel día la mirada de Jesús fue fija, y Leví se dejí mirar. “Sígueme” es la única palabra que media allí. El rsto es fulminante: Leví se levanta, deja la oficina de impuestos o aduanas, les pide, a los compañeros que se encarguen de aquello, y él se va sin más detrás de la mirada de Jesús. Y lo hace con tal alegría que lo celebra como se celebran los grandes acontecimientos: con una comida de despedida. Naturalmente sus “invitados” no pueden ser otros que los que han estado siempre juntos; los d su misma calaña, los publicanos. Y Jesús (su nievo amigo) y los otros compañeros de Jesús.
Y el escándalo de los fariseos es morrocotudo.
Leví será Mateo en la lista de los apóstoles, y será evangelista y mártir.
Jesús advertirá a los “santones escandalizados” que los enfermos son los que necesitan del médico.

Ahora viene lo que me hace pensar más: ¡Con qué facilidad juzgamos, encasillamos, menospreciamos, colgamos “el cartelito” a otros!
¡Qué fácil es quedarse en las apariencias primeras, en las invenciones propias, en las sospechas sin conocimiento del fondo de las cosas!
¡Qué “natural” es unir “publicano” con “pecador”.
¡Qué normal es escandalizarse sin tener ni leve idea del mundo que hay detrás de cada persona y cada situación!
¡Cómo engolamos nuestras “sabidurías” aunque están manifestando la ignorancia culpable (tantas veces)!
¡Qué difícil es calzarse los mocasines del otro, sin probárselos primero a ver si son del mismo número que el mío!
Porque ¡cuántas veces yo cojeo del mismo pie porque el mocasín se me queda pequeño, y no he sabido –siquiera- meterlo en la horma! Y encima de todo ni acepto que cojeo.
¡Cuántas “ciencias” infladas de puro aire, que se explotan solas al calor de una simple verdad.
Y como Jesús dice todo en pocas palabras, se limita a afirmarle a los fariseos…, ¡y llevaban bala aquellas palabras!: “Sólo los enfermos necesitan del médico”. Detrás estaba la palabra: “los “sanos”, no…, aunque puede ser que se mueran de enfermos verdaderos mucho antes que los otros que buscaron el tratamiento”.

1 comentario:

  1. Me llama intensamente la atención este enfoque que haces de lo rápidos que estamos para juzgar y por supuesto condenar a los demás.
    En esta sociedad falta de principios morales tenemos el muy frecuente y enorme peligro de considerarnos mejores que los demás y en consecuencia no necesitamos medico ni ningún tipo de ayuda.

    ResponderEliminar

¡GRACIAS POR COMENTAR!