PRIMER VIERNES, EL 6 DE MARZO
LITURGIA Miércoles 1º Cuaresma
Seguimos hoy con la eficacia de la Palabra de Dios, de que habíamos
hablado ayer. Hoy la tenemos en un caso concreto muy importante: (Jonás.3,1-10)
los ninivitas vivían unas malas costumbres y Dios les envió al Profeta Jonás para
que les anunciase de parte de Dios la destrucción de la ciudad.
Se lo tomaron en serio los habitantes de Nínive empezando
por el mismo rey, quien tuvo su modo de oración de súplica a base de
privaciones en la comida, en la bebida, aun de los mismos animales, y poniendo
el sacrificio de todos los habitantes como una oración delante del Señor. Y
aquella Palabra amenazante de Dios cayó como rocío estimulante en aquellos
corazones y como la lluvia que empapa la tierra –decíamos ayer- empapa a toda
la ciudad, y su arrepentimiento ante el Señor. La palabra de Dios no ha sido
baldía, y la penitencia hecha por los ninivitas tampoco ha caído en saco roto.
Dios acabó perdonando a aquel pueblo.
Estamos, pues, ante dos temas cuaresmales que nos pone la
lectura por delante: la oración y el sacrificio, que –juntos- tienen una gran
fuerza. Es ante Dios como el llanto de un niño ante su madre, que acaba
conmovida y sale en ayuda de su hijo. Dios escucha la oración. Pero el
sacrificio es ese llanto conmovido que le da fuerza a la oración.
Cuando Dios vio sus
obras y cómo se habían convertido de su mala vida, tuvo piedad de su pueblo el
Señor Dios nuestro.
Contrario a esa situación la de los fariseos en el
evangelio (Lc.11,29-32). La gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: esta generación es
una generación perversa: pide un signo, pero no se le dará más signo que el de
Jonás. Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el
Hijo de hombre para esta generación.
Aquí el signo de Jonás no es el de sus tres días en el
vientre del cetáceo para al tercer día ser arrojado a la playa sano y salvo,
comparación que Jesús utiliza en otro momento para hablar de su resurrección al
tercer día. Aquí el signo es Jonás hablando Palabra de Dios, una palabra que
resulta eficaz porque se convierte toda la ciudad.
Pues eso quiere Jesús que sea su predicación: una palabra
que convierte y que doblega la dureza de una generación, y de tal manera
presenta la Palabra de Dios, que admira. Y pone ejemplos: la reina del Sur se
acercó a escuchar a Salomón por la fama que tenía de su sabiduría y prudencia. ¡Y aquí, en el Hijo del hombre, hay uno que
es más que Salomón!
El día del juicio los
habitantes de Nínive condenarán a esta generación, porque ellos se
comprometieron por la predicación de Jonás, ¡y aquí hay uno que es más que
Jonás!
Tilda Jesús a aquella generación que anda siempre pidiendo
“signos” y que nunca se quedan con el signo inmediato que Jesús le ofrece en su
acción habitual, y en su palabra, que convierte a muchos, pero no a aquellos
que parecen necesitar siempre de un signo nuevo.
Hoy estamos llenos de signos de Dios a través de los
acontecimientos. Deberían bastar para comprender que Dios está haciéndose
presente y llamando la atención de muchas maneras. Sin embargo la reacción de
muchos es revolverse contra el mismo Dios y seguir pidiendo otro signo…, que
generalmente lo que busca es que la vida sea más placentera, en vez de
descubrir que Dios está queriendo hacerle entrar en razones y que no vale de
nada querer gozar del mundo si se arruina la vida. Pero esta es generación
perversa que no atiende a razones, más allá del propio estómago, la propia
diversión y el propio placer. Luego se va atraída por apariciones y hechos
fuera de serie, a los que da un valor superior. Y debe saber que aquí hay uno que es mayor que todo eso.
HOY, DÍA 4 DE MARZO, comienza la NOVENA DE LA
GRACIA a San Francisco Javier.
Aparte de la tradición milagrosa de dicha novena, es en
honor de nuestro Patrón del Apostolado de la Oración.
Gran tipo Francisco Javier.
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