LITURGIA Martes 1º de Cuaresma
Se toca hoy el tema de la Palabra de Dios. Is.55,10-11 nos pone delante
cómo Dios pronuncia su Palabra y esa palabra no queda nunca estéril, porque es
como el movimiento de las nubes: que dejan caer su lluvia sobre la tierra para
fecundarla, pero a su vez esa lluvia se evapora y vuelve a Dios cargada y
dispuesta para volver a regar la tierra.
Pues así no volverá
mi palabra a mí vacía, sino que hará mi
voluntad y cumplirá mi encargo.
El SALMO 33 lo expresa con una fuerza muy grande: Cuando uno grita, el Señor le escucha y lo
salva de sus angustias. La oración es un grito que va de la tierra al
cielo; un grito que sube hasta el Corazón de Dios. Y Dios escucha siempre la
oración y acude a salvar al hombre de sus angustias.
De ahí que los discípulos de Jesús deban tener su modo de
orar, y un modo agradable a Dios, para que su oración sea eficaz. Advierte
Jesús que hay una oración inútil, que es la oración de los que piensan que por
mucho hablar van a ser atendidos antes. No oréis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que necesitáis
antes de que se lo digáis. Vosotros rezad así. Y les da a sus discípulos el
esquema substancial de toda oración.
PADRE NUESTRO DEL CIELO: a él va dirigida la oración que
viene a continuación. La oración siempre va a Dios Padre. Todas las otras oraciones son de
intercesión para que nos lleven hasta la presencia de Dios Padre, que es el
dador de todas las gracias.
SANTIFICADO SEA TU NOMBRE: Que todo cuanto hay en la
tierra, desde las plantas a los animales, desde los océanos a los aires, y por
supuesto los hombres con su racionalidad, alaben y bendigan y declaren la
santidad de Dios. Dios es Santo independientemente de las alabanzas que se le
tributen. Pero se hace brillar su santidad cuando la vida de cada ser creado
dirige su alabanza a Dios. Yo he puesto siempre la comparación de Dios como una
inmensa bola de oro macizo que tiene todo el valor por sí mismo. Que se le
enfoque una luz desde fuera, aumentará el brillo exterior; no la densidad
esencial del oro. “Santificar el nombre de Dios” es enfocar, desde nuestras
obras y palabras, la luz que hace brillar a Dios ante los demás. Pero le bola
de oro macizo no ha cambiado en nada. Puede darse el pecado que enturbia esa
visión, barro que se tira contra la superficie de Dios. No lo estropea, no lo
oculta: Basta pasarle un paño y el oro sigue refulgente.
VENGA TU REINO. Que por encima de todo poder e influencia
humanos, lo que aparezca claro sea el Reinado de Dios. Y ese reinado es el que
Cristo ha manifestado a través del evangelio y de su obra entera al servicio
del honor de Dios.
HÁGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO. En el
Cielo ya se hace. El Cielo es el mundo en el que la voluntad de Dios hace
felices a todos los bienaventurados, que no quieren otra cosa que a Dios mismo.
Lo que pedimos es que en la tierra se haga su voluntad como ya se hace en el
Cielo. Que haya actitud de obediencia a Dios en la vida diaria de sus hijos.
DANOS HOY EL PAN NUESTRO. Pasamos a necesidades humanas. El
“pan” es toda verdadera necesidad humana. Le pedimos a Dios que no nos falte
ese “pan”; que no falte a nadie ese pan. Y en el pan de cada día entra también
el pan espiritual, la Gracia de Dios, su Palabra. Su presencia.
PERDONA NUESTRAS OFENSAS PUES NOSOTROS HEMOS PERDONADO A
LOS QUE NOS HAN OFENDIDO. Tiene mucha tela esta petición, porque no se limita a
pedir el perdón para nosotros, sino que lleva consigo el perdón que, a su vez,
nosotros hemos otorgado. En realidad es una condición que perdonemos de corazón
si queremos de corazón ser perdonados. Así concluye la enseñanza, advirtiendo
que Dios no nos perdonará si no perdonamos nosotros a los que nos han hecho
algo.
NO NOS DEJES CAER EN TENTACIÓN. Tentaciones hay y las
habrá. No pedimos que no las haya. Lo que pedimos es que no nos deje caer en ellas. Evidentemente supone huir de las
ocasiones; poner medios para alejar la fuerza de la tentación. No dejar que se
nos acerque.
SINO LÍBRANOS DEL MALIGNO. El demonio, como león rugiente,
ronda buscando a quien devorar… Pero hay que mantenerse a distancia para que no
nos dé el zarpazo. Y Dios nos librará. ¡Guárdate y serás guardado!
Muy buen artículo está Web también comparte contenido Cristiano Palabra de Dios para hoy
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