domingo, 1 de marzo de 2020

1 marzo: Ante la tentación


LITURGIA        Domingo 1º Cuaresma- A
                      La 1ª lectura (Gen.2,7-9;3,1-7) es parte de la historia bíblica de la creación del hombre, y cómo Dios le había constituido en un colaborador suyo para seguir adornando el mundo con su labor y poblándolo con la creación de nuevos seres que continuaran la labor del hombre sobre la tierra.
          Adán y Eva se enorgullecen porque Dios les ha elevado tanto. Y surge la tentación, en forma de serpiente subrepticia, que les incita a querer ser más que hombres y a parecerse al mismo Dios. Y Adán y Eva se atreven a desobedecer a Dios, comiendo del árbol que Dios les había prohibido comer. Un árbol que no tenía nada de particular sino que Dios había querido que sirviera de símbolo para comprobar la actitud de aquellas criaturas que él había dignificado.
          Comiendo del árbol, rompen su fidelidad a Dios y rompen su inocencia y el sentido de su vida, y entonces es cuando advierten que estaban desnudos. Otro símbolo para decirnos que quien ha perdido a Dios, queda desnudo de todo, porque ya no le envuelve la gracia de Dios.

          El evangelio nos presenta la situación contraria (Mt.4,1-11). Jesús, hecho Mesías e Hijo de Dios, pasa también por la prueba de la tentación variada: la de romper su ayuno y darse el gusto de comer; la del orgullo, tentando a Dios y poniéndolo en situación de hacer un milagro inútil: la del poder, dominando el mundo entero aun en contra del honor de Dios. Y Jesús no cede ante ninguna de las tentaciones, apoyándose siempre en la palabra de Dios: no sólo de pan vive el hombre; no pondrás a prueba el poder de Dios; a Dios solo adoraré y a él solo daré culto. Y Jesús no se deja atraer por la serpiente que también a él le ha ofrecido ponerse a la altura de Dios y corregirle la plana.
          Es la contraposición que se da entre las dos lecturas que llevan la voz cantante. Es, por tanto, la llamada de advertencia que nos hace la Cuaresma, que nos dice que vamos a sufrir tentaciones de muchos tipos, y que hay que resistir a la tentación apoyándose en la fuerza de Jesús.

          Es lo que nos añade la 2ª lectura (Rom.5,12-19), diciéndonos que por un solo pecado, el de Adán, entró la muerte en el mundo, y que por un solo Jesús, viviendo fiel hasta la muerte, nos llegó la salvación. El pecado de Adán inaugura un mundo enemigo de Dios; la vida de Cristo nos abre a una nueva esperanza.

          La Cuaresma se nos presenta como período de reflexión y de mejora, de dominio de nosotros mismos y de unión al Cristo doliente de la cruz. Pero todo eso tiene su otra vertiente de la victoria que Cristo nos ha ganado con su resurrección, hacia la cual caminamos.

          Por eso en la EUCARISTÍA anunciamos la muerte de Cristo, que fue un hecho real en su obra redentora sobre nosotros, pero juntamente proclamamos su resurrección, que es el término hacia el que nos dirigimos. Que no se nos queden esas palabra en mera aclamación que decimos, sino en pensamiento transformante de nuestra vida: caminamos hacia el triunfo… Bien merece la pena la lucha diaria.


          Pidamos al Señor la fidelidad y obediencia a su voluntad.
-         Para que seamos fuertes para resistir la tentación de la carne. Roguemos el Señor.
-         Para que no nos gane la tentación del orgullo, que sutilmente nos acecha. Roguemos al Señor.
-         Para rechazar la tentación del poder y dominar en las diferentes situaciones de nuestra vida. Roguemos al Señor.
-         Para que la EUCARISTÍA nos estimule en la lucha diaria, viviendo la esperanza de la victoria. Roguemos al Señor
          Danos la gracia de vivir de acuerdo con la voluntad de Cristo para agradar en todo el Padre.
          Lo pedimos por el mismo Jesucristo N.S.

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