5 agosto: Seguir a Jesús

        Hoy es PRIMER VIERNES

        El Papa pide oraciones para que se lleve a cabo la RECREACIÓN del Apostolado de la Oración, como RED MUNDIAL DE ORACION DEL PAPA, como servicio al Pontífice.

          Nombra director Mundial al P. Frédéric Fornos S.I..

          El P. Fornos pide comenzar esta oración especial con la Misa de hoy día 5 de agosto, PRIMER VIERNES, y así hasta 9 Misas que concluirán el 3 de diciembre (día del Patrón, San Francisco Javier).

Liturgia

          Hoy nos presenta la 1ª lectura un mosaico de textos del profeta Nahúm (1,15; 2.2; 3, 1-3. 6-7). El comienzo expresa el mensaje de triunfo de Judá, porque el Señor restaura la gloria de Jacob y la gloria de Israel. La habían desolado y habían destruido sus sarmientos.

          A continuación hace una historia de esa desolación pasada, toda una reseña de dolores y desastres. Y hace síntesis de lo que ya había dicho: Desolada está la ciudad. ¿Dónde encontrar quien te consuele? Aquí volveríamos al comienzo para resaltar que hubo un heraldo de paz que festeja la fiesta del triunfo final. Otra profecía mesiánica que hace referencia al Mesías que viene a traer la paz a Israel.

          El evangelio (Mt 16, 24-28) es continuación de ayer. Ayer nos habíamos encontrado con Simón Pedro escandalizado por el anuncio de Jesús que habló de su pasión a manos de los dirigentes religiosos y civiles de Jerusalén. Jesús corrigió severamente a Simón, pero optó por volver a empezar…: sentarse con los discípulos y explicarles el camino del reino de Dios.

          El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Les habrá escandalizado a los apóstoles pero ese camino es así. Pueden seguirlo o no, pero seguirlo es negándose cada uno y tomando cada uno su cruz. ¡Porque hay cruz”! [Se comprende que la historia de los siglos haya tenido muchos fallos en la respuesta de los fieles a la llamada de Jesús. Se comprende que hoy haya tantos cristianos que siguen buscando un cristianismo fácil. Pero antes y ahora la fe cristiana auténtica pide pasar por la negación del yo. Y por la existencia de la cruz, de las cruces reales…, de la cruz de la fidelidad al pensamiento de Jesucristo].

          Y así me siga. ¿Y cómo es “así”? Si uno quiere salvar su vida, la perderá. Pretender vivir un cristianismo dulce equivale a “perder” porque es venir a caer en la nada, porque el “cristianismo dulce” no existe. Para vivir el seguimiento de Cristo (=ser cristianos), hay que perder la vida por Jesús…, y así la encontrará. La vida de las grandes almas se ha hecho “perdiendo por causa de Jesús” pero “ganando”. Porque ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida? Y si arruina su vida ¿qué puede dar para recobrarla?

          Aquí encajarían perfectamente en positivo las dos parábolas que veíamos hace pocos días: la del tesoro escondido que bien merece venderlo todo para adquirir el campo del tesoro, y la de la joya valiosa que bien merece vender todas las demás con tal de adquirirla. En definitiva es ceder una parte que se posee para adquirir lo más valioso que se quiere poseer…, negar el yo para abrirse al TÚ, cuando ese TÚ es Jesucristo y el seguimiento de Jesucristo.

          Escucharon los apóstoles. Y callaron. Aprendieron que el reino de que les hablaba Jesús exigía un camino que no era fácil, y aceptaron la enseñanza sin replicar.

          Otra cosa es cuánto les duraba esta enseñanza y cómo les entraba en su modo de pensar. Trabajo les costó y muchas veces salieron con formas contrarias a las que Jesús les enseñó otras tantas veces. No perdía Jesús por eso su ilusión con aquellos hombres. No era fácil asimilar algo tan distinto y tan distante de lo que naturalmente se piensa. ¡He ahí el secreto!: que la fe cristiana no es “natural” ni responde a planteamientos naturales. Y el evangelio, TODO EL EVANGELIO, está para irnos inculcando un estilo que nos cuesta trabajo asumir, pero que es posible asumir como lo hicieron almas santas que siguieron a Jesús con toda la verdad de sus vidas.

          Y Jesús concluye aquella enseñanza haciendo saber que ellos verán el triunfo de ese seguimiento, viendo al Hijo del hombre venir con gran poder y majestad.