15 agosto: Asunción de María al Cielo

LITURGIA: La asunción de María

                Celebramos hoy una de las fiestas teológicamente más importantes de la Virgen María. Y posiblemente la más importante a nivel popular. Es llamada día de las diez mil vírgenes por esa proliferación de fiestas dedicadas a la Virgen en este día, bajo muchas advocaciones y patronazgos de ciudades y pueblos. “La Virgen de agosto”, otra de las denominaciones de este día, viene a ser como la aplicación concreta de aquella palabra profética que pronunció ella misma en el canto del Magníficat que está hoy incluido en el evangelio de la fiesta (Lc 1, 39-56).

            María había ido a Aim Karin, en las montañas de Judea, el lugar donde vivía su pariente Isabel, de la que el ángel de la anunciación le había dicho que estaba ya embarazada de 6 meses. Isabel por su parte descubre que el hijo de María es el “Señor”, el Mesías anunciado, y exclama a toda voz en alabanza de María. María entonces canta un himno salmódico al estilo judío en el que revierte hacia Dios todas esas alabanzas que recibe, y describe cómo Dios se vuelca hacia los pobres y humildes, mientras rechaza a los soberbios y engreídos. Dios ha cumplido su promesa y a él se le deben tributar todas las glorias.

María, en la 1ª lectura (Ap 11, 19; 12, 1-6. 10) es presentada como el ARCA DE LA ALIANZA que contenía en su interior los signos de Dios, y así es descrita como la Mujer vestida de sol, la luna por pedestal, coronada de doce estrellas. Todo son imágenes de algo que cae fuera de lo humano y de la influencia humana. Estamos ante un hecho, el de la ASUNCIÓN de María, que es don especial de Dios por el que se describe que María ha sido llevada portentosamente hasta el trono de Dios por la fuerza de ese Dios, que la sienta a la derecha de Jesús, el Hijo que ella da a luz y que es arrebatado para que el poder del dragón infernal no pueda inficionarle. Pero tampoco puede inficionar a María, que es llevada al desierto, lugar de los encuentros profundos con Dios. María ha sido llevada al Cielo en cuerpo y alma, que es lo que define este dogma o verdad incuestionable de la asunción de la  Virgen.

También la 2ª lectura (1Cor 15, 20-26) expresa la acción de Jesús por la que él sube al cielo tras su resurrección, y con él suben los demás, cada uno por su orden. Lo que está diciendo implícitamente que María es la primera en ese orden de subida al Cielo, en donde nos precede a los que iremos subiendo después, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilada toda fuerza enemiga.

Decía Pio XII al proclamar ese dogma que era necesario  levantar la mirada hacia arriba y apartarla de la tierra donde la humanidad repta muy por bajo de sus posibilidades. Y mirando a María y viéndola subir, poner nuestros ojos en las alturas.

¡Buena falta haría! Porque la realidad es que nos ahogamos entre tanto hecho humano rastrero con el que se desayunan las noticias de cada día. Y aunque es una verdad muy grande que hay maravillosas bondades en la tierra, que si se escribieran nos dejarían absortos, la otra realidad que se propaga es tan negativa que parece demostrar que el mundo está en manos del demonio.

Miremos a María subiendo al Cielo y gozando ya de la compañía de su Hijo y del abrazo de Dios, y unamos a ello todo ese conjunto de bondades que quedan ocultas en la tierra y de las que no se hacen eco los medios de comunicación y barruntemos la felicidad a la que nos tiene destinados el Señor. Porque quiere que nosotros, los hijos de María, gocemos de Ella juntamente en el Cielo. Incluso un cielo que ya asoma aquí bajo, aunque entre tantas brumas que se nos escapa de la vista.

Oremos al Señor con la intercesión de María Santísima.

-          Por la Iglesia, destinada a vivir en la tierra con la mirada puesta en el Cielo, Roguemos al Señor.

-          Por el mundo que vive tan alejado de la felicidad, para que en la asunción de María encuentre un motivo de cambio. Roguemos al Señor.

-          Por nosotros: que miremos hacia arriba y sepamos descubrir lo bueno que hay a nuestro derredor, Roguemos al Señor.

-          Por los pueblos y ciudades de España que celebran hoy a María, para que sientan la atracción  hacia el bien, Roguemos al Señor.

Concédenos, Señor, por la intercesión de María, las gracias que necesitamos para despegar nuestra mirada de la tierra y para mirar hacia el Cielo. Por Jesucristo N. S.