viernes, 26 de agosto de 2016

26 agosto: Preparados YA

LITURGIA
                1Cor 1, 17-25, merecería un comentario amplio, a no ser que se lea despacio y se medite directamente, pues la verdad es que queda muy claro el texto de San Pablo. Recomiendo esa lectura lenta y reflexiva que pone de manifiesto cómo Dios no  se apoya en los valores humanos para hacer su obra, sino que su sabiduría y su fuerza se manifiestan en la pobreza humana, y en la debilidad humana. Un claro ejemplo es el Santo Cura de Ars, que estuvo a punto de no poder llegar a ser sacerdote por su poca lucidez de cualidades intelectuales, y sin embargo fue un apóstol tras el que se iban los fieles con gran provecho de sus almas. Dios, en efecto, se buscó lo necio del mundo para confundir la sabiduría de los hombres.
                La  parábola de las diez doncellas (Mt 25, 1-13) es muy conocida y tantas veces escuchada, leída y meditada. Jesús dibuja magistralmente el tema de la disposición de las almas que se han de enfrentar al momento final, cuando llega el esposo, bella forma de expresar lo que es el encuentro definitivo de la persona con Dios. Jesús viene como esposo, como fiesta, como enamorado. Mucho más bonito que verlo como amenaza y esperarlo con temor. Jesucristo vendrá a encontrarse con cada uno en el momento final de la vida, como un novio sale al encuentro de la novia a la que ama.
La imagen del amor esponsal es algo muy repetido en la Biblia, donde la relación de Dios con Israel es repetidamente presentado como el del Esposo con la esposa. Esa misma imagen es la que ha contado Jesús en esta parábola, haciendo ver que aquellas diez muchachas salen a recibir al “esposo”. Yo lo sitúo en ese paso de la novia que sale a recibir a su novio, y para ello se ha acicalado con el deseo de festejarlo y agradarlo.
El tema que plantea Jesús es el de la verdadera disposición. De aquellas diez, cinco se han preparado a conciencia. Han salido con sus lámparas encendidas y su reserva de aceite para el caso de que surja alguna eventualidad que retrase la llegada del novio.
Las otras cinco se han preparado igual para el momento. Pero sólo para el momento. Llevan sus lámparas encendidas pero no han previsto un posible retraso. En su pensamiento poco previsor han dado por sentado que el novio va a llegar al momento.
Pero el novio se retrasa. Llega la noche, el adormilamiento…, y el aceite de las lámparas se agota. Y cuando de pronto de improviso se anuncia la llegada del novio, las que habían previsto un posible retraso echan manos de sus alcuzas y aderezan sus lámparas, mientras que las otras se encuentran sin recursos. Y pretenden que las primeras les presten aceite para volver a encender sus lámparas, pero las previsoras no pueden darle con peligro de que al final no haya aceite para todas.
Entonces tienen aquellas que volver grupas, pretender improvisar la solución yendo a la tienda a comprar aceite, mientras que el novio se ha presentado y se ha encontrado con las previsoras.
Para hacerme mejor entender yo diría que han llegado los novios de todas, y sólo han encontrado a sus novias los que tienen allí a las verdaderamente preparadas. Los otros se quedan esperando porque ellas han ido a comprar aceite a última hora. Los que encontraron a las suyas han entrado en la sala del banquete y han cerrado la puerta, felices de poder celebrar sus bodas con quienes tanto amaron que estuvieron allí al pie del cañón, llegara su novio a la hora que llegara.
Cuando finalmente llegan las otras ya se ha cerrado la puerta, y aunque pretenden entrar, reciben desde dentro la respuesta de no ser ya personas conocidas. El banquete –símbolo del reino- se celebra con quienes estuvieron preparadas y dispuestas, fuere cual fuere la hora en que llegara el Esposo.
Hay quienes toman la parábola pensando que Jesús ha dibujado a unas muchachas egoístas que no quisieron compartir su aceite. Pero entonces es que no han entendido ni palabra de toda la relación que ha hecho Jesús. Porque detrás de la imagen de la parábola está la gran realidad de la vida: todos estamos abocados e invitados a esperar la llegada del Señor en ese momento final de la muerte, ahí donde la puerta se cierra y no caben más posibilidades.
Unos llegarán bien preparados y dará lo mismo que la muerte llegue en un momento que en otro. Sea cual sea el momento de la llegada del esposo, esas personas están con sus lámparas dando luz.
Otros pueden no estar preparados y dispuestos en el acto. Lo que no les puede valer es que “les presten” esa preparación. O lo están o no lo están. Y no caben préstamos. Cada uno se encontrará con lo que él ha sido y como él ha vivido. El momento final llega cuando llega, y llega cuando menos se espera. El único secreto válido es estar en cada instante con el alma limpia y las buenas obras en las manos. Y así, al llegar Jesús para celebrar la fiesta de sus bodas con el alma, poder entrar gozosamente al Banquete, en ese abrazo profundo del amor de Dios con la criatura.

Y no caben improvisaciones. O se está preparado o no se está. No cabe entonces ir a comprar el aceite a quienes lo venden. El paso de esta vida a la otra no admite componendas, y nadie puede prestar a nadie. Cada cual se presenta con su propio bagaje.

2 comentarios:

  1. Ana Ciuda9:02 a. m.

    CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (Continuación )

    LA CRIATURA HOMBRE

    ESTABA EN EL PLAN DE DIOS QUE LOS HOMBRES SUFRIERAN Y MURIERAN?.-Dios no quiere que los hombres sufran y mueran. La idea original de Dios pora el hombre era el paraíso: La vida para siempre y la paz entre Dios , el hombre y su entorno, entre el hombre y la mujer.
    A veces sentimos cómo debería ser la vida, cómo deberíamos ser nosotros, pero de hecho vivimos en la discordia con nosotros mismos, estamos determinados por el miedo y por pasiones incontroladas y hemos perdido la armonía original con el mundo y en último término con Dios.En la Sagrada Escritura se expresa la experiencia de esta alienación en el relato del "pecado original".Adán y Eva tuvieron que abandonar el paraíso, en el que vivian en armonía consigo mismos y con Dios, porque se introdujo el pecado. La fatiga del trabajo, el sufrimiento, la mortalidad y la tentación ante el pecado son señales de la pérdida del paraíso.

    "Hemos perdido el paraíso, pero hemos recibido el cielo, por eso la ganancia es mayor que la pérdida!(San Juan Crisóstomo).

    EL HOMBRE CAÍDO.

    "Oh Dios,separarse de tí quiere decir caer. Dirigirse a tí quiere decir levantarse. Permanecer en tí es tener un apoyo seguro" (San Agustín).

    QUÉ ES EL PECADO?=En el fondo el pecado es el rechazo de Dios y la negativa a aceptar su amor. Esto se demuestra en el desprecio a sus mandamientos.
    El pecado es más que un comportamiento incorrecto, tampoco es una debilidad psíquica.En lo más hondo de su ser, todo rechazo o destrucción de algo bueno es el rechazo del Bien por excelencia, el rechazo de Dios. En su dimensión más honda y terrible, el pecado es la separación de Dios y con ello la bseoaración de la fuente de la vida. Por eso tambien la muerte es la consecuencia del pecado. Solamente en Jesús comprendemos la inconmensurable dimensión del pecado: Jesús sufrió el rechazo de Dios en su propio cuerpo. Tomó sobre sí la violencia mortal del pecado,para que no nos toque a nosotros. Para ello tenemos la palabra Redención.

    Continuará

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  2. "El paso de esta vida a la otra, no admite componendas, cada cual se presenta con su propio bagaje..."
    La parábola nos recuerda la ceremonia previa a una fiesta de bodas: el novio va a buscar a la novia que debe ir acompañada por sus amigas que portan las lámparas para acompañarla al lugar de la fiesta, su Casa.La llegada del esposo sugiere la venida de Cristo y la plenitud del Reino. Las vírgenes que lo esperan representan al pueblo de Israel, la comunidad cristiana en la que hay un poco de todo. No es el problema principal el haberse dormido; el problema es el que no se hayan provisto del aceite para toda la noche y haber sido excluidas de la fiesta. El Señor no excluye a nadie. Vivamos de tal manera que no tenga que decirnos que no nos conoce de nada...

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