miércoles, 24 de agosto de 2016

24 agosto: La hipocresía

LITURGIA
                Lo que no son “hechos” tiene siempre una mayor dificultad de explanación porque los dichos son los que son y no cabe más que citarlos con alguna pequeña paráfrasis. Y estos días estamos ante discursos o cartas que dicen lo que dicen y ya tendríamos escrito el blog de cada mañana. Yo intento masticar un poco esas afirmaciones que nos traen las lecturas por si ayuda un poco a la reflexión personal.

             2Tes 3, 6-10.16-18 nos lleva al final de la carta, y destacan dos “temas” enunciados por el Apóstol: apartarse de malas compañías y trabajar para ganarse el sustento. Los que no siguen el camino del evangelio (de las tradiciones que recibieron de mí), no pueden aportar nada a aquella comunidad. Por tanto no tratéis con ellos. Esa palabra así no es edificante si la aislamos del contexto porque supondría una discriminación. Pero vivida en cada persona o por cada familia es de una lógica total. Por eso la he traducido como “apartarse de las malas compañías”. Y en eso creo que estamos todos de acuerdo. La manzana podrida pudre a las sanas…, es otro principio popular. Y San Pablo ha dicho eso exactamente.
            El otro tema es el del trabajo para llevar adelante la vida propia y la de la familia. En Pablo es sacar adelante su apostolado sin ser gravoso a nadie. Y afirma que tendría derecho a buscar la ayuda de una comunidad a la que él se ha entregado. Pero no quiere usar de ese derecho sino dar un ejemplo de desprendimiento en lo que es su labor evangelizadora.
            Acaba la carta dando garantía de que lleva su pensamiento.

            Mt 23, 27-32 concluye los “ayes” de Jesús sobre los fariseos y doctores de la ley, y encierra dos nuevos puntos de examen, uno de ellos que viene a ser como el resumen o repetición del argumento que ha presidido toda esta diatriba: la hipocresía. Ahora lo hace con una imagen muy expresiva: la de sepulcros encalados, que quedan muy blancos y relucientes por fuera, pero que lo que contienen dentro es muerte, podredumbre. Así vosotros aparecéis justos por fuera pero dentro estáis llenos de podredumbre e hipocresía.
            Queda claro que el pecado de hipocresía, de falsas apariencias, es de los que lleva Jesús más en el dolor de su corazón. Es de esos pecados que por estar asentados sobre la falsía del corazón, son más perniciosos y más irreductibles.
            Nuevamente Jesús vuelve sobre el tema acusándoles de otra mentira de la vida de aquellos hombres: edifican mausoleos a los profetas y dicen que si ellos hubieran vivido entonces, no habrían sido cómplices de esas muertes. Y al mismo tiempo siguen persiguiendo a Jesús… He ahí de nuevo el pecado de falsía del corazón: rechazan aquellas injusticias de sus antecesores y ellos caen en el mismo pecado que parece que detestan. ¿Cómo podía reaccionar Jesús ante todo esto?

            Y como no me gusta quedarme en “historias”, vuelvo la mirada a nuestra realidad: lo fácil que nos resulta juzgar situaciones que se dan fuera de nosotros, y estar haciendo nosotros lo mismo… Criticarlo en el prójimo y justificarlo en uno mismo. Ésta es una materia que debemos mirar en nuestro examen de conciencia, y cada vez que nos descubrimos juzgando un hecho de otros, hacer la reflexión concreta sobre esa misma situación en uno mismo, sin buscarle excusas. O diríamos más bien: la misma excusa que tenemos en nuestro caso personal, aplicarla al otro. Y a lo mejor este ejercicio sería muy práctico para nosotros mismos y muy caritativo para el modo de mirar a otros.

1 comentario:

  1. Ana Ciudad3:39 p. m.

    CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (Continuación)

    LA CRIATURA HOMBRE.

    "el hombre es realmente él mismo cuando cuerpo y alma forman una unidad íntima....Si el hombre pretendiera ser sólo espíritu y quisiera rechazar la carne como si fuera una herencia meramente animal, espíritu y cuerpo perderían su dignidad. Si, por el contrario, repudia el espíritu y por tanto considera la materia, el cuerpo, como una realidad exclusiva malogra igualmente su grandeza"(Benedicto XVI,Enciclica:DEUS CÁRITAS EST).

    QUÉ ES EL ALMA?.-El alma es lo que hace a cada hombre ser hombre: su principio vital espiritual, lo más íntimo de su ser.El alma es la causa de que el cuerpo material sea un cuerpo humano vivo. Por el alma el hombre es el ser que puede decir "Yo" y existe ante Dios como individuo inconfundible.
    Los hombres son seres corporales y espirituales.El espíritu del hombre es más que una función del cuerpo y no se puede explicar a partir de la constitución material del hombre. La razón nos dice:"Tiene que existir un principio espiritual que, unido al cuerpo, no sea, sin embargo, idéntico a éste. Lo llamamos "alma". Aunque el alma no se puede "probar" de modo científico, no se puede comprender al hombre como ser espiritual sin suponer este principio espiritual del hombre, que excede a la materia.

    DE DÓNDE PROCEDE EL ALMA DEL HOMBRE'.-El alma humana es creada directamente por Dios y no "producida" por los padres.
    El alma del hombre no puede ser ni el producto de un desarrollo evolutivo ni el resultado de la unión genética del padre y de la madre. El misterio de que con cada hombre viene al mundo una persona espiritual única, lo expresa la Iglesia diciendo:Dios le da un alma, que no muere, aun cuando el hombre pierda su cuerpo en la muerte para volverlo a encontrar en la resurrección. Decir "Tengo alma", significa: Dios no sólo me ha creado como ser, sino como persona y me ha llamado a una relación con él que no tiene fin.

    "El hombre está unido a todos los seres vivos por su origen terreno, pero sólo es hombre por su alma "insuflada" por Dios.Esto le concede su dignidad inconfundible, pero tambien su excepcional responsabilidad".

    ResponderEliminar

¡GRACIAS POR COMENTAR!