miércoles, 1 de abril de 2015

1 abril: Va concluyendo el 4º evangelio (7)

Últimos momentos, en San Juan (7)
El 4º evangelio se limita a la afirmación: Allí le crucificaron, y a otros dos con Él, uno a cada lado, y Jesús en medio. Y de ahí pasa a los soldados que se reparten las ropas de los condenados. Pero al llegar a la túnica de Jesús, pieza peculiar, sin costuras, vieron que era una pena romper aquella prenda, y la echaron a suertes. El interés del evangelista es que se cumplieron así las Escrituras.
            Aparte de ello aquella túnica inconsútil viene a ser un símbolo del propio Jesús, el ser no dividido, el ser íntegro. Me evoca aquellas aras de los altares que no podían romperse porque -si se rompían- quedaban “profanadas” porque ya no reproducían a la roca que es Cristo. Y es también símbolo de la Iglesia que, como veremos, está en este relato mucho más presente de lo que parece: y la Iglesia no puede estar dividida porque se profana cuando surgen divisiones… Y no podemos sentirnos ajenos a ellas, incluso si nos fijamos en determinados detalles de “devociones” que parecen estar manteniendo “otra iglesia devota paralela” y no encauzada en la línea litúrgica o doctrinal verdaderas.
Y pasamos a un punto clave y central de la narración de la cruz en San Juan. Ya en los momentos más avanzados de la permanencia de los cuerpos en la cruz, permiten acercarse a los familiares y deudos que estaban a distancia (como nos dicen otros evangelistas). Junto a la cruz de Jesús están su Madre, unas mujeres de aquel grupo que asistía a Jesús en sus necesidades, y un innominado discípulo amado, que no es innominado ni por casualidad ni por falsa modestia del autor. El hecho que narra el 4º evangelio es de muchos más vuelos que los que da la devoción popular y la creencia devota.
Jesús, en un determinado momento, y haciendo casi la cláusula central de su testamento, se dirige a su Madre y le dice: MUJER: ahí tienes a tu hijo. Designación de “Mujer” que va mucho más allá que si se hubiera dirigido a su “Madre”. Esta designación apunta a la incorporación de María a la misma redención que Jesús llevaba a cabo, porque lo hace evocando a LA MUJER anunciada por Dios en el Génesis, y que sería primer eslabón de la cadena de la restauración de un mundo que había sido corrompido por el pecado. Ahora ESA MUJER es la que es proclamada MADRE de “ese hijo”. Y al  “discípulo”, hijo, Ahí tienes a tu madre.
La introducción que hacen determinados comentaristas a este hecho es: “Confía la Iglesia a su Madre”. Y por tanto, no se hace hincapié en el “tal” discípulo concreto sino en esa Iglesia-discípulo amado de Jesús. Lo cual tiene una proyección inmensa para nosotros porque allí estábamos cada uno bajo el “innominado discípulo amado”, que ahora toma nombre de cada hijo de la Iglesia e hijo de María…, que hemos de tomar a María como NUESTRA, y saberla “llevar a nuestra casa…, saber tomarla cada uno consigo. Quien mínimamente lea a San Juan en sus vertientes internas, sabe que este evangelio, con ser tan detallista, no está para “la historia” sino para la Comunidad viva que crecía al calor de Jesús resucitado. Y que sus “derivaciones” simbólicas son de una profundidad que va más allá de la primera lectura del texto.

Y Juan va concluyendo el relato de estos últimos instantes con tres palabras: Sabiendo que todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura (algo que le interesa mucho al autor que quede en claro), dijo: TENGO SED. Todo está cumplido. E inclinando la cabeza, expiró.

2 comentarios:

  1. Liturgia del día
    La primera lectura de hoy viene a ser como la preparación a los dos días duros que nos quedan de jueves a viernes santos. Y en Is 50, 4-9 se nos ofrece el Siervo de Yavhé, anuncio de Cristo paciente, como el “iniciado” (el que ha sido preparado por Dios, para saber decir al abatido una palabra de aliento, y no desde la posición cómoda de quien no sufre sino de quien ofreció la espalda a los que le golpeaban, la mejilla a los que mesaban su barba, y no ocultó el rostro a insultos y salivazos. Ese tal, probado por el sufrimiento, puede decir la palabra de aliento. No tiene rival que le pueda callar. El Señor le ayuda.
    El evangelio de hoy, toma en Mateo (26, 14-25) el mismo tema que ayer ofreció San Juan: el descubrimiento de Judas traidor. Tan traidor que ni siquiera se le puede considerar un idealista que por principios entregaba al Maestro, sino porque buscó una recompensa: ¿Qué estáis dispuestos a darme si os lo entrego? Todavía le picaban los 300 denarios que no incluyó en la bolsa con la venta del perfume de María, y se compensaba de esta manera.
    Ha quedado, pues, cerrado el tema previo a la Cena como tal. Ha quedado ya dispuesto todo al JUEVES SANTO.

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  2. Uno ,de los "Doce", uno de los amigos íntimos, uno de los elegidos para ser su discípulo, desde su libertad, va a entregar a Jesús por treinta monedas de plata. No se separa de Jesús buscando la ocasión propicia; su iniquidad no tiene´límites; es obra de Satanás.(Lc,22,4 y Jn 13,2), la libertad del hombre entra en el plan de Dios, así lo entendemos leyendo a Mateo,15, citando a Zacarías 11-12 sobre el precio pactado con Judas. El verbo "entregar"expresa la entrega-traición por parte de los hombres y, el mismo verbo expresa la entrega que el Padre nos hace de su Hijo. Jesús también se expresa con el mismo verbo para darse a Sí mismo, incluso, cuando nos entrega su Espíritu en la Cruz(Jn 19-30).

    Jesús, sabe que se acerca su "Hora" y da órdenes muy precisas para que todo salga bien. El, "ardientemente ha deseado comer esta Pascua". Lástima que esta "entrega" de Sí mismo con un AMOR INFINITO, se vea ensombrecida por el anuncio de la traición "entrega"

    En el Evangelio de hoy se revela quien es Dios y quien es el hombre.El hombre puede "entregar" y "traicionar"( abismo de apostasía: Judas; pero también puede "entregarse"
    , "darse", cumbre del amor más grande por los demás: Jesús. Los dos personajes pueden moverse en libertad; pero el Evangelio nos avisa: en uno de los personajes está el poder de Dios; en el otro, la fuerza del maligno.Si el hombre tiene una gran libertad para elegir su destino, Dios nos muestra un poco de su Libertad: su Omnipotencia que le ofrece al hombre la salvación sin coaccionarlo. Dios había preparado esta Pascua para celebrar su paso por Israel cuando lo sacó de Egipto; ahora, cuando el Hijo del Hombre vino a celebrarla con nosotros, se ha abierto para todos un nuevo horizonte de libertad.

    Judas, abandonó el puesto que Jesús le había asignado entre sus Apóstoles para irse a otro lugar, Un lugar que él eligio. ...........................

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