miércoles, 22 de abril de 2015

22 abril: Epílogo de Juan.- MARÍA, en fiesta jesuítica

Vida gloriosa en San Juan - 5
          El evangelio de San Juan había tenido su punto final en la aparición a Tomás y la proclamación como “dichosos los que creen sin haber visto”, que era la proyección de los efectos de la Resurrección a todos los que no habían visto a Jesús resucitado…, a todos los que veníamos después. El epílogo de todo lo pone el evangelista indicando que Jesús obró en presencia de sus discípulos muchos otros milagros que  no están escritos en este libro. Y es evidente: la vida de Jesús fue mucho más rica de palabras, acciones y signos que lo que se puede encerrar en unas pocas páginas.
          Pero el autor considera que lo escrito ya da una idea de quién fue Jesús, el Mesías Hijo de Dios, para que los que siguieran despacio estas páginas pudieran acoger en fe profunda a ese Jesús que ha ido describiendo el 4º evangelio. Y para que, creyendo, tengamos vida en nombre de Jesús.

          Pero algo faltaba… Algo que luego retomó ese evangelio y lo plasmó en uno de los capítulos más profundos y bellos y densos de la colección de los 4 evangelios. Fue el capítulo 21, en donde todo contribuye a pensar que hay mucho más que la narración de un hecho, y que ahí hay una intervención que va más allá que la pluma de un autor determinado.
          Se presenta como la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos, y se nombra los que estuvieron presentes (no lista tan cerrada que no deje opción a entremezclar diversos testigos y destinatarios). Se nombra por supuesto a Simón Pedro, que será siempre quien lleva la voz cantante y el que queda protagonista de los hechos (en la parte humana). Nombra a Tomás, a Natanael (Bartolomé). Y los dos hijos de Zebedeo (Santiago y Juan). Quedan ahí sin determinar otros dos discípulos, algo llamativo en un evangelio de tantos detalles. Y que –siguiendo una línea que no es absurda en la mística de este 4º evangelio- muy bien podría dar el lugar a aquella comunidad naciente en la que ya se desenvuelve esta redacción del capítulo “añadido”, con dos partes diferenciadas claramente: una la Presencia difusa de Jesús en el “hombre de la playa”, incluyéndose hasta el mismo desayuno en que los discípulos no se atreven a preguntar “quién eres”… Y otra parte abiertamente referida a Jesús que “se queda a solas” con Simón Pedro, con quien concluye el capítulo en cuestión, que llevará su nuevo y emocionadamente exaltado segundo epílogo y definitivo cierre de este evangelio.
          Habremos de dedicar todavía un espacio más detallado a esas dos partes.



          Por lo demás, hoy dedico unas líneas a la FIESTA jesuítica que celebramos con María como protagonista, en la advocación de Reina y Madre de la Compañía de Jesús. Fiesta cordial y de ecos muy profundos en la vida de cada jesuita, que encuentra lleno ese hueco afectivo y esencial de LA MADRE, que es a su vez Reina de los corazones de cada uno, apoyo en la dificultad, brújula en el camino, Maestra en el día a día. Y la Madre de Jesús, a la que se recurre frecuentemente en los momentos más álgidos de la vida. Ella, María, constituye el eslabón primero de esa cadena de oraciones por las que el jesuita aprende a llegar al Hijo, y desde el que tiene abierto el camino hacia el Padre.

2 comentarios:

  1. Caminamos hacia la Pascua; si somos dóciles, el Resucitado, nos irá transformando en hijos de la Luz; lo encontraremos en cada Hermano y viviremos todos los instantes de nuestra vida la dulzura de encontrarlo y de encontrarnos.
    Padre, espero con ilusión las dos partes que nos promete para "acabar "el cuarto Evangelio.

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  2. Padre Manuel Cantero; le felicito en compañia de la Comunidad y les deseo que pasen un feliz día de la Madre, cobijados todos bajo su manto.¡déjense acariciar por Ella!
    María es la que mejor representa y comprende a sus criaturas: pobre y humilde; escogida y muy amada, porque creyó y se dejó amar...asumió todo el dolor de la Pasión y de su Hijo crucificado. Pero exaltada María porque asumió toda la fuerza de Cristo resucitado.¡FELICIDADES CON MARÍA!

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