Liturgia del día Gamaliel (Hec. 5, 34-42) era un fariseo doctor de la ley, persona respetada por todo el pueblo. Su modo de expresar muestra una personalidad de quien razona sin los fanatismos ni los prejuicios de los otros. Dice: una de dos; o esto de los discípulos de Jesús viene de Dios o viene de los hombres. Si viene de los hombres –como ya hemos visto en otros exaltados- el tema se deshace como sal en el agua. Si viene de Dios, aparte de que no vais a lograr nada, os exponéis a estar peleando contra Dios. Y aquel razonamiento les convenció. Pero no tanto que no dejaran “su impronta” de gentes fanáticas y absurdas, porque azotaron a los apóstoles, les prohibieron hablar en nombre de Jesús y los soltaron. Me suena a un segundo capítulo de las actuaciones de Pilato, que declaró inocente a Jesús…, y lo azotó… Los apóstoles salieron gozosos de haber merecido aquel ultraje por la causa de Jesús, y siguieron predicando cada día en el Templo y por las casas, anunciando el evangelio de Jesucristo. Jn 6, 1-15. ¿Qué hubiera ocurrido si “aquel muchacho de los 5 panes y dos peces” no hubiera consentido deshacerse de ellos, porque tenía que asegurarse su comida? Es evidente que no lo sabemos porque no ocurrió tal cosa. Pero podemos imaginar: esta “multiplicación” hubiera partido de cero…, y multiplicar por cero, da cero. No hubiera habido tal multiplicación. No hubieran comido aquellas gentes. Hubiera habido desfallecimientos. Le habrán “atado” las manos a Jesús, al menos en lo que toca a esa petición que Él había hecho a sus apóstoles: “Dadles vosotros de comer”. La lección que queda clara es la urgencia de compartir lo que se tiene, poco o mucho. Que Jesús hace el resto. Y lo que este relato nos pone por delante –y tanto más en Juan- es la necesidad de PARTIR PARA COMPARTIR Y REPARTIR.
Liturgia del día
ResponderEliminarGamaliel (Hec. 5, 34-42) era un fariseo doctor de la ley, persona respetada por todo el pueblo. Su modo de expresar muestra una personalidad de quien razona sin los fanatismos ni los prejuicios de los otros.
Dice: una de dos; o esto de los discípulos de Jesús viene de Dios o viene de los hombres. Si viene de los hombres –como ya hemos visto en otros exaltados- el tema se deshace como sal en el agua.
Si viene de Dios, aparte de que no vais a lograr nada, os exponéis a estar peleando contra Dios.
Y aquel razonamiento les convenció. Pero no tanto que no dejaran “su impronta” de gentes fanáticas y absurdas, porque azotaron a los apóstoles, les prohibieron hablar en nombre de Jesús y los soltaron. Me suena a un segundo capítulo de las actuaciones de Pilato, que declaró inocente a Jesús…, y lo azotó…
Los apóstoles salieron gozosos de haber merecido aquel ultraje por la causa de Jesús, y siguieron predicando cada día en el Templo y por las casas, anunciando el evangelio de Jesucristo.
Jn 6, 1-15. ¿Qué hubiera ocurrido si “aquel muchacho de los 5 panes y dos peces” no hubiera consentido deshacerse de ellos, porque tenía que asegurarse su comida?
Es evidente que no lo sabemos porque no ocurrió tal cosa. Pero podemos imaginar: esta “multiplicación” hubiera partido de cero…, y multiplicar por cero, da cero. No hubiera habido tal multiplicación. No hubieran comido aquellas gentes. Hubiera habido desfallecimientos. Le habrán “atado” las manos a Jesús, al menos en lo que toca a esa petición que Él había hecho a sus apóstoles: “Dadles vosotros de comer”.
La lección que queda clara es la urgencia de compartir lo que se tiene, poco o mucho. Que Jesús hace el resto. Y lo que este relato nos pone por delante –y tanto más en Juan- es la necesidad de PARTIR PARA COMPARTIR Y REPARTIR.