miércoles, 8 de abril de 2015

8 abril: La Resurrección, en San Marcos (1)

Vida gloriosa en San Marcos
          San Marcos va concretando más que San Mateo en este tema de narración de la etapa de la Resurrección. Describe a las mujeres que van al sepulcro, que es un hecho recogido por los 4 evangelistas. Marcos, el más extenso. La pregunta que se hacen por el camino –absurda en la lógica normal- es: ¿Quién nos descorrerá la piedra del sepulcro? Ni eran horas de encontrar a nadie, ni podía correrse una piedra que estaba sellada por orden de Pilato. Pero ellas son mujeres con la lógica del corazón y para el corazón cualquier imposible tiene solución.
          La sorpresa es hallar la piedra descorrida. Y lo extraño es que aquellas mujeres se adentren en la cámara mortuoria. ¡Pues lo hacen! Y vienen a encontrarse con un joven que está vestido de una larga túnica blanca. Y entonces es cuando quedan espantadas. ¡No era para menos! Y el joven les habla y les dice lo que también recogen los otros sinópticos (con sus variantes): No os espantéis. Buscáis a Jesús Nazareno, el crucificado. No está aquí. Éste es el argumento primero, ya casi definitivo: las mujeres habían sido testigos del cuerpo inerte de Jesús que fue colocado allí. Ahora vuelven al lugar, con sólo dos noches por medio, y ahora resulta que NO ESTÁ AQUÍ.
          La siguiente palabra es contundente. HA RESUCITADO (no está aquí, pero no porque nadie se lo llevó, sino porque ha resucitado). Mirad el sitio donde lo pusieron. Pues, id a sus discípulos, y a Pedro, y decidles que va antes que vosotros a Galilea. Allí le veréis, conforme lo dijo. He aquí otra fuerza definitiva de la fe en la resurrección: LO DIJO antes de que sucediera. Y hay que creer la Palabra antes que el mismo hecho de poder verlo resucitado.
          Las mujeres salieron de allí despavoridas, huyendo, con un temblor y estupor que se había apoderado de ellas. ¿Por haber visto aquella escena? ¿Por estremecimiento ante lo escuchado? Un dato curioso que aporta Marcos es que no fueron a los apóstoles porque no se atrevieron a decir nada, porque tenían miedo. ¿Porque estaban agarrotadas? ¿Porque temían que las iban a creer locas?
          Podríamos ponernos en su lugar y comprenderlas. Porque todo aquello les había cogido a contrapié. Iban a embalsamar un cadáver y se encuentran sin el cadáver y además con la inaudita noticia de que ha resucitado… Si ellas mismas están atemorizadas y casi paralizadas, ¿cómo van a ir a dar la noticia a los discípulos?
          San Marcos nos enumera de corrida la realidad de aquella “Galilea” que ocurre en Jerusalén y alrededores: Jesús en persona se aparece primeramente a María Magdalena. Le encarga a ella que avise a los apóstoles. Ella va pero los apóstoles, afligidos y llorosos, no la creen. Se presenta Jesús a dos discípulos (no apóstoles) que se retiraban deshechos, camino de una finca. Ellos no lo reconocen de primeras pero ellos también reciben la luz de Jesús resucitado. Vienen rápidamente a los apóstoles…, y tampoco los creen. Es evidente que la resurrección de Jesús no se fraguó por credulidad de los que habían sido elegidos responsables de la gran noticia. Fue finalmente a ellos, ya a la caída de la tarde, en la cena, cuando viene a ellos Jesús en persona, y les echa en cara su dureza de corazón y su incredulidad, por no haber aceptado los mensajes que los otros les habían traído.

          Luego, Jesús les envía con un mensaje y unos signos que son propios de CEREYENTES. Lo veremos en una “segunda entrega”.

3 comentarios:

  1. Liturgia del día
    Hoy presentan las lecturas dos grandes experiencias de Resurrección. Una, la del tullido que recibe la visita de Pedro y Juan (Hech 3, 1-10) que entraban en el Templo. El tullido es puesto allí cada mañana para pedir limosna. Y Pedro le pide que se fije en ellos. Cree el enfermo que le van a dar una buena limosna, y Pedro le dice que no tengo oro ni plata. Entonces, ¿para qué ha reclamado la atención del pobre que pide una limosna? Porque lo que tengo, eso te lo doy: EN EL NOMBRE DE JESUCRISTO, echa a andar. ¿Jugaba Pedro con la minusvalía de aquel pedigüeño? Así pudo imaginarlo éste por un instante. Pero el nombre de Jesucristo, el resucitado victorioso, ya era una realidad que obraba milagros. Y el tullido se puso en pie y a grandes gritos y dando brincos caminaba por el Templo, alabando a Dios.
    Eso es el testimonio fehaciente de la obra de Jesús triunfador. No sólo la curación sino el gozo, las alabanzas, los brincos de alegría. Porque el hecho de Jesús que ha derrotado al mal (en sus múltiples facetas) tiene que levantarnos un inmenso gozo y una esperanza que crea seguridad.
    Los dos discípulos de Emaús (Lc 24) son otro testimonio: de hundidos, cerrados, deprimidos, “ciegos” de ojos abiertos pero “presos”, y hasta faltos de delicadeza y de lógica, acabarán con el alma que les bulle conforme el “peregrino” les habla. Y explotan de alegría cuando lo descubren en aquella cena a la que lo han invitado improvisadamente. Apenas ven que es Jesús, todo el mundo anterior se les cambia y caen esas “barreras” de sus ojos, y corren a Jerusalén para comunicar la buena noticia (que es lo propio de quienes han descubierto tan inmensa nueva). No es fácil digerir nuestras piedades pasivas y encerradas ahí dentro, con esa falsa vanidad de no dar a entender nuestro gozo…, o ese amor propio por el que no queremos ser tildados de crédulos o religiosos. ¿Podemos considerarnos verdaderos TESTIGOS DE LA RESURRECCIÓN?

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  2. Ana Ciudad1:36 p. m.

    "QUÉDATE CON NOSOTROS, PORQUE SE HACE DE NOCHE ".Quédate con nosotros, Señor, porque si Ti todo es oscuridad y nuestra vida carece de sentido.Sin Ti,andamos desorientadosy perdidos. y contigo todo tiene un sentido nuevo :hasta la misma muerte es otra realidad radicalmente diferente. Quédate, Señor,con nosotros...recuérdanos siempre las cosas esnciales de nuestra existencia.....,ayúdanos a ser fieles y a saber escuchar con atención el consejo sabio de aquellas personas en las que Tú te haces presente en nuestro continuo caminar hacia Ti. "Quédate con nosotros, porque ha oscurecido.....Fue eficaz la oración de Cleofás y su compañero.
    ¡ Qué pena si no sabemos " detener" a Jesús que pasa !.!Qué pena si no le decimos a Jesús que se quede !

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  3. Las mujeres ni estaban agarrotadas ni estaban locas,tenían una especie de Shock que les impedía reflexionar lo que les había dicho el mismo Jesús y sobre lo que de Él decían las Escrituras. Hoy, a 2015 años también nos emocionamos y "brincamos" de la alegría con Jesús Resucitado. Claro que nos hubiera gustado retener a Jesús, verlo, oir su Voz, sentirnos acariciados por su Mirada, pero tuvimos que dejarlo marchar. Tan pronto como hubo cumplido su Misión salvadora, Jesús regresó a su Tiempo. Y, el Padre , que nos lo envió como Siervo, lo recibió cubierto de Gloria, como Señor de Cielos y Tierra. "Jesús regresó a su tiempo con la misma necesidad que el péndulo, una vez liberado, retorna a su situación original". Con estas palabras que han llegado a hacerse clásicas, A. Schweitzer, explicaba su fracaso al intentar retener al Jesús Histórico.

    La Pascua de Resurrección no termina; se celebra en la vida de cada día. La celebramos en nuestros corazones cada vez que amamos al hermano y hacemos el Bien; si resucitamos cada día y damos la mano a los demás.Si lo hacemos así, seremos unos buenos TESTIGOS DE LA RESURRECCIÓN...

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