7 abril: Vida gloriosa en San Mateo - 2

San Mateo: Riqueza de su mensaje pascual

          San Mateo presenta una síntesis densa de todo lo que  quiere decir sobre la vida gloriosa de Jesús, o lo que es igual: la nueva vida que se ha abierto a una comunidad de hombres y mujeres que siguen al Señor. No le interesa a Mateo crear historias sino dar un esquema fundamental de lo que es la fe pascual. Y lo primero es el sepulcro vacío, anunciado por un ángel del Señor. Ese sepulcro tuvo un cadáver, el de Jesús, pero es comprobable que ya no está aquí. Pero no es que alguien ha hurtado ese cadáver. Es que HA RESUCITADO. Y se va a manifestar “en Galilea”. Id a anunciarlo a los discípulos. Parte esencial de la fe pascual es la trasmisión gozosa del anuncio. Y la alegría, presteza y fidelidad de aquellas mujeres para cumplir el encargo: partiendo a toda prisa, con temor grande (=admiración emocionada) y grande gozo, corrieron a dar la nueva a sus discípulos.

          Tercer paso, ahora ya incuestionable: no sólo el sepulcro vacío, no sólo saber que ha resucitado, sino ahora, salió Jesús al encuentro; las mujeres VEN a Jesús, oyen a Jesús, reciben el encargo directamente de Jesús. Abrazan los pies de Jesús. Adoran. No están ante un fantasma, ante una idea o imaginación. Realmente Jesús está allí. Y Jesús les envía. Y “en Galilea” le verán los discípulos.

          Sigue todo el tema –interesante apologéticamente- de la huida de los soldados del lugar de su centinela, el aviso a los judíos de lo que ellos han visto (terremoto y piedra corrida del sepulcro), y el engaño aumentado de los sacerdotes que pagan el silencio de los soldados y ya se encargarán de echar tierra encima si llega la noticia a Pilato.

          Concluye San Mateo con varios puntos fundamentales para el mensaje que quiere dar: “en Galilea”, “en el monte que Jesús les había ordenado”, y allí ven a Jesús y le adoran. Ahora VEN todos los discípulos, y todos adoran. Jesús se presenta con toda su fuerza: Se me ha dado todo poder en el Cielo y en la tierra. Afirmación de la que va a depender todo lo demás. Id, pues, a enseñar a todas las gentes. Y no sólo enseñar sino realizando en ellas el signo soberano de consagración y pertenencia a una nueva vida, a una nueva fe, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Es entrar en otra dimensión, en el ámbito de lo divino, guardando las cosas que Jesús enseñó. Porque este momento no es un hecho que sucede aisladamente en un monte de Galilea, sino todo un mundo que comienza y se extiende por la historia y los tiempos. Por eso, y para vuestra seguridad, SABED QUE YO ESTOY CON VOSOTROS HASTA EL FIN DEL MUNDO.

          La historia de la fe cristiana extendida por el mundo comienza en este momento. La vocación cristiana es expansiva. No se trata de hacer correligionarios ni fanáticos seguidores. Se trata de una Presencia, llena de fuerza y poder sobrenatural, que sigue invitando, llamando, acogiendo y consagrando a cuantas gentes quieran seguir este camino.

          NOTA: Es un hecho que aquel domingo Jesús se apareció en Jerusalén y que las Presencias de Jesús fueron en Jerusalén (no en Galilea). Que “todo el poder” fue trasmitido a los Once en esa tarde-noche en el Cenáculo de Jerusalén. Se infiere, pues, que “Galilea” no está señalada como lugar geográfico sino como situación favorable y acogedora del mensaje de Jesús y de todo el mensaje pascual.