sábado, 11 de abril de 2015

11 abril: Final Vida Gloriosa en Marcos

Final de San Marcos
          El evangelio de Marcos ha dado una síntesis espléndida de lo que obra la Resurrección: el envío misionero para llevar el evangelio al mundo, y el Bautismo cristiano que consagra y define al que lo recibe. Y le abre las puertas de la fe, que es un don gratuito de Dios. De ahí que el que creyere y se bautizare, se salvará (será parte del Reino de Dios).
          Y CREER no es un acto de la mente, un mero asentimiento a unas verdades o incluso a la existencia de Dios. La fe verifica una transformación en la persona creyente y, a su vez, la persona creyente realiza una transformación en su derredor. Han sido los contenidos de estas reflexiones en el jueves y viernes (los dos últimos días).
          Y continúa: Con esto el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. El resucitado cierra la órbita que comenzó en este evangelio con la afirmación: Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. El Hijo ha bajado del Cielo. Marcos no dice nada más de ese Jesús-Hijo de Dios hasta que en su bautismo se oye la voz de Dios que lo señala: Tú eres mi Hijo amado. Ahora –una vez recorrida esa órbita de su vida terrena- sube a su lugar: elevado al cielo y sentado a la derecha de Dios. Él ha hecho lo que tenía que hacer.
          Lo que hace ahora el evangelista es proyectarse hacia la realidad de aquellos discípulos en la tierra: Ellos, partiéndose de allí, predicaron por todas partes… habían recibido la misión y sin dar tregua, salen a predicar por todas partes. [Fácil es ver que Marcos no se detiene en un Pentecostés que catapulte a aquellos creyentes. O sencillamente, el “Pentecostés” está incluido en el mismo mandato de ir al mundo entero]. Se trata de “un final” de evangelio que da paso a toda una vida de los CREYENTES, que ya no pueden callarse ni descansar, porque hay que consagrar al mundo.
          Lo bueno, prosigue entonces Marcos, es que en esa labor de predicación, encontraron la cooperación del Señor que confirmaba la Palabra con las señales que la acompañaban. Con diferentes palabras tenemos el mismo final de San Mateo: Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. Aquellas señales que acompañaban la predicación, son Presencia de Cristo. Y como eso permanece así 20 siglos, es Presencia de todos los días, y que seguirá siéndolo.

          No deja de ser, también, una llamada a nosotros para que nuestras palabras, expresiones y vivencias religiosas internas, vayan acompañadas por señales que las acreditan. Porque bien visto, es una verdad de libro eso de que una cosa es predicar y otra dar trigo. Y nuestro intento constante ha de ser adecuar ambas realidades en nuestra vida diaria; bien conscientes de lo fácil que es pronunciar  palabra de Dios, y lo difícil que es echar demonios esclavizadores que tenemos dentro; tener un vivir que sea una lengua nueva, un estilo verdadero evangélico testimonial; no dejarse inficionar por serpientes ni ponzoñas en medio de un mundo como el actual. Y, como una prueba activa de esas señales, llegar a acercarse a los enfermos y curarlos. Eso es hasta más urgente porque pide realismo y no permite quedarse sentado a verlas venir. Y hay “muchas enfermedades” (en uno mismo, también), que no son de médico, a las que un CREYENTE puede curar, ayudado por la Gracia de Dios (como en aquellos primeros misioneros de que nos habla San Marcos).

2 comentarios:

  1. Liturgia del día
    Creo que hoy se entiende todo mejor si leemos –en su orden cronológico- primero el Evangelio (Mc 16, 9-15) y luego la 1ª lectura de Hech 4, 13-21.
    San Marcos se ha encargado de dejar constancia de que la Resurrección de Jesús no fue un hecho que se aceptó fácilmente. María Magdalena, que vio –la primera- a Jesús, fue a comunicárselo a los apóstoles. No la creyeron. Los dos discípulos que ven después a Jesús cuando caminaban a una finca, vienen a los demás discípulos que han visto al Señor. Tampoco les creyeron.
    Tiene que venir Jesús a los Once, a punto de cenar, y les echa en cara su incredulidad y dureza de corazón, por no creer a los que le han visto y se lo comunicaron a ellos. Y, cosa curiosa, a renglón seguido les encarga a ellos ser los misioneros ante el mundo de un Evangelio que solamente se entiende desde la Resurrección.
    Y salen al mundo, y hacen un milagro, y predican a Jesús el Resucitado… ¡Y no los creen! Y les interrogan, los meten en la cárcel, les prohíben hablar de ESE… [un efecto de la crucifixión era que “su nombre no se pronuncie más]. Pedro y Juan pronuncian ese nombre y en ese nombre curan al enfermo lisiado, y a ese nombre confiesan ante los senadores y sacerdotes.
    Esos “jueces” son bien conscientes de no poder negar la evidencia de lo sucedido, y lo que el pueblo ya acepta. Lo que pretenden es que los discípulos se callen. Un silencio que haga olvidar al personaje. Lo tendrían hasta fácil el sospechar, siquiera, que allí hay un fenómeno que les desborda. Pero no creyeron. Se vuelven de espaldas a la evidencia.
    La fe ha de entrar por el oído. Lo que nos intentan hacer en muchos Medios es que no se hable de Religión Católica, de cristianos masacrados, de sucesos en que la fe es la única explicación. Quieren que nos callemos. Ahora va a depender de que seamos CREYENTES o “creyentes”, y que aceptemos el silencio que nos imponen o que no podemos callarnos, porque hay que obedecer a Dios antes que a los hombres.
    Y la verdad es que hay un ejército de “creyentes” que miran más por su nombre y su “tranquilidad”, y prefieren no dar la cara…, mientras se encierran en sus piedades privadas.

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  2. La historia de la Resurrección del Crucificado de entre los muertos no pertenece ya a la historia terrena de Jesús de Nazaret. Sin embargo esa historia es su meta. Hacia ella confluye todo; y, sólo a partir de ella se puede entender la persona y la actividad de Jesús. Ni nos hace falta ni podemos estudiarla nosotros. A nosotros ya nos han explicado que el CREER no es un acto de la mente, mejor nos vamos con los discípulos,que seguramente, animados por la Madre de Jesús, vuelven a congregarse nuevamente. Es la Historia de la Comunidad de Jesús. Es la historia de la Iglesia; la historia del Pueblo de Dios. El capítulo Pascual está dividido en dos partes: una , nos sitúa en Galilea:Marcos, Mateo y Juan , nos lo explican y Lucas y Juan nos llevan a Jerusalen. Las últimas investigaciones imponen la idea de que la Pascua empieza en Galilea.Es de suponer que los Apóstoles estaban mal ; pero, de repente empezaron a proclamar: "Dios ha resucitado a Jesús, al que vosotros habéis matado, de entre los muertos " Sabemos que Pedro, en las cuestiones de la fe de Pascua, llevó la iniciativa, aunque tuviera una predecesora: María Magdalena. Según Juan(Jn,20), María llevó a los Apóstoles el Mensaje Pascual; por eso, Santo Tomás de Aquino, la llama "Apóstol de los Apóstoles"; aunque no se pueda valorar esta tradición por razones jurídicas ya que en aquel tiempo, las mujeres no estaban capacitadas para hacer de testigos. El sepulcro vacío no es una prueba concluyente, sino el signo que provoca la Fe y la confirma
    Los Evangelios han sido escritos a la luz de la Fe Pascual y en ellos aparecen los rasgos del Jesús histórico, Hombre verdadero, con las luces y con las transparencias del Cristo glorificado.

    Los encuentros con Jesús resucitado se tienen que comunicar. Tenemos que decir lo que hemos visto y oído .Todos tenemos que sentir la urgente necesidad de hablar de Jesús, de sentirnos misioneros.

    Gracias, Señor,por los muchos testigos que hemos recibido de resurrección y porque nos "envías"a proclamar la "Buena Noticia".Vamos a lanzarnos.... Vamos a salir de nuestras piedades privadas.Un abrazo para todos. MªJosé Bermúdez.

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