martes, 31 de julio de 2012

San Ignacio de Loyola


MARTES DE SEMANA 17
             En las Iglesias jesuíticas, hoy celebraremos como solemnidad litúrgica a San Ignacio de Loyola, Fundador de la Compañía de Jesús. Pero el blog va más allá de esas fronteras y seguirá, como –en toda la Iglesia- la LECTURA CONTINUA.  En ella, pues, me detengo.
             Los estereotipos nos llevan siempre a  esa lectura “molesta” de los profetas, o narraciones de una historia desde la visión de los hechos humanos, que –por otra parte- no sabían narrar sino desde los sentimientos de un pueblo agresivo (y los hagiógrafos (historiadores de la Sagrada escritura) que al mismo tiempo no podía explicar esa historia si no era poniendo a Dios en la cúspide de todo, y por tanto –en la narración- como autor necesario tanto del bien como del mal.  Habría que remitirse a los estudios de los especialistas, o de la Historia de las Religiones, cosa de la que libero a mis lectores y me libero yo.  Y yo, como hombre de fe, como creyente en Dios. Como sabedor de que Dios no puede hacer el mal porque eso va contra su propia esencia (“conjunto de todos los bienes s, sin mezcla de mal alguno”), leo la Biblia desde esa clave y no desde la clave judía ni primitiva de hace tantos siglos.
             Leo, pues, a Jeremías como el narrador del HOY presente…, como si Jeremías fuera el cronista de nuestros tiempos, que estuviera narrando la realidad de los periódicos de este 31 de julio.  ¿Y qué es lo narraría?  - La terrible desgracia de la doncella de Israel –del mundo de hoy, mundo amado de Dios- que sufre fuertes dolores, y que se traduce –en la realidad- en que salgo al campo y veo muertos a espada (o a bombas, o a esclavos de los poderosos) y entro en la ciudad y veo desfallecidos de hambre, y profetas y no profetas vagando por el país sin saber adónde ir.  Y veré al vulgo ignorante que se vuelve a pedirle cuentas a Dios, a echarle las culpas de los males, mientras el propio vulgo es el que produce tanta desgracia porque “el hombre se ha vuelto un lobo para el otro hombre”.  ¿Es de eso de lo que culpamos a Dios?   En el lenguaje de Jeremías no culpa a Dios, sino que no tiene otra manera de explicarse que pensando que si algo ocurre, es Dios quien lo hace.  Nosotros, con una cultura muy diferente, sabemos que el enemigo malo lo ha hecho, sobresembrando cizaña sobre la buena semilla que habían dado EL DUEÑO.  Que el Dueño jamás daría una semilla contaminada, porque NO LA TIENE NI LA PUEDE TENER. Y porque aquí abajo se manipulan las semillas y las contaminan y les quitan su naturaleza fértil y las convierten en híbridas.
             Jeremías da el paso muy acertadamente: Nosotros hemos pecado. Nosotros hemos “creado el mal”.  Nosotros nos hemos apartado de la fuente. ¿Cómo vamos ahora a echarle la culpa a que no llegue el agua que fecunda y da frutos?   Y con humilde y amorosa petición dice a Dios:  No nos rechaces…, ¡por tu Nombre Santo! (¡porque Tú eres Dios y no hombre, y porque estás muy por encima de tanta bajeza humana.  Porque Tu eres Dios y no puedes dejar de serlo, y porque Tú, al ser Dios, TODO LO CONDUCES AL BIEN, todo lo haces bueno, y de tus manos nada malo puede brotar.
             Nuestro mundo ¿qué está haciendo?  ¿Tiene Dios la culpa de que se abra el agujero de la capa de ozono, de que las naciones trafiquen con armamentos, de que se mate a los ya concebidos, de que el egoísmo de unos aplasta a los otros?  Necio sería quien echara la culpa a Dios.
             Que si uno se mira a sí mismo: ¿es que tiene Dios la culpa de que yo sea un fanfarrón, un criminal, un explotador, un vicioso?  ¿Dios es quien provoca en mí los celos y recelos, los rechazos y los malos afectos, la envidia y el rencor, la distancia con el prójimo al que ya –en mi corazón- tengo alejado por mis personales pasiones humanas?  ¿Fue Dios quien sobresembró cizaña y ocultamente?  Las respuestas –y ampliación de preguntas- es ya muy personal.  Brindo una nueva lectura de Jeremías y una purificación de nuestros sentimientos primarios, porque en cuanto dejemos razonar a nuestra inteligencia, ayudada por la fe, habremos entrado mucho más directamente en lo que es HISTORIA DE SALVACIÓN, que ocupa toda la Biblia…, y esa oscura historia humana que también refleja la Biblia…, y las emerotecas de todo el mundo.

5 comentarios:

  1. Querido P. Cantero: Como cada año, en esta fecha de hoy, conmovido de gratitud y alabanza a Dios por el don que otorga a toda la Iglesia con San Ignacio de Loyola y todos sus hijos en la Compañía de Jesús, deseo dejar aquí manifestada mi felicitación y agradecimiento a usted y tantos padres jesuitas que han ido formando y desarrollando desde muy pequeño, mi vida espiritual. Me uno, desde lo profundo del corazón a la celebración de esta gloriosa Solemnidad de San Ignacio para todos.
    Desde Jaén le ofrezco un filial abrazo.
    Antonio Jara.

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  2. Anónimo2:17 p. m.

    El enemigo malo lo ha hecho y Dios lo permite, porque Dios ha dado al hombre el don de la libertad de acción, y que en aquel día será el llanto y el crujir de dientes es una buena manera de explicar el dolor y la desesperación de verse apartado de Dios toda la eternidad, por eso Dios invita a todos a ser salvos de esta PERVERSA generación. Convertíos y creed en el Evangelio. No os contentéis con oír la Palabra, sino ponedla en práctica con todos. Seguid el ejemplo de San Ignacio de Loyola, imitad si queréis sus obras, y seguro alcanzaréis la santidad, gracias a los méritos de Jesucristo.

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  3. José Antonio3:38 p. m.

    Feliz día de San Ignacio de Loyola.
    En comunión de oraciones

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  4. Anónimo5:14 p. m.

    Lectura del libro del profeta
    Jeremías (14, 17-22)

    Que mis ojos lloren sin cesar de día y de noche, porque la capital de mi pueblo está afligida por un gran desastre, por una herida gravísima. Si salgo al campo, encuentro gente muerta por la espada; si entro en la ciudad, hallo gente que se muere de hambre.Hasta los profetas y los sacerdotes andan errantes por el país y no saben qué hacer.
    ¿Acaso has rechazado, Señor, a Judá? ¿O te has cansado ya de Sión? ¿Por qué nos has herido tan gravemente, que ya no tenemos remedio? Esperábamos tranquilidad y sólo hay perturbación; esperábamos la curación y sólo encontramos
    miedo.
    Reconocemos, Señor, nuestras maldades y las culpas de nuestros padres; hemos pecado contra ti. Por ser tú quien eres, no nos rechaces; no deshonres el trono de tu gloria. Acuérdate, Señor, de tu alianza con nosotros y no la quebrantes.
    ¿Acaso los ídolos de los paganos pueden hacer llover? ¿Acaso los cielos, por sí solos, pueden darnos la lluvia? Tú solo, Señor y Dios nuestro, haces todas estas cosas, por eso en ti tenemos puesta nuestra esperanza.

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    1. Anónimo5:22 p. m.

      La Palabra de Dios es como antorcha que ilumina nuestros pasos, el Señor Dios está triste. El profeta está triste, porque el pueblo es rebelde a cumplir los mandamientos que enseñó Moisés, y que Jesús llevó a su plenitud. Los profetas de esta Palabra escrita hace tantos años, son los profetas de hoy, los sacerdotes judíos de entonces, son los católicos de ahora, Judá es una parte amplia de la Iglesia y Sión es la Iglesia misma, donde está la silla de Pedro. Muchos se han vuelto rebeldes, cada uno quiere tirar por su lado, cada cual defiende lo suyo, en vez de defender lo común, en vez de remar hacia delante al unísono. No hay tranquilidad, sólo perturbarción, la salud está lejos, pero aún hay algunos que se arrepienten y reconocen las maldades y las culpas de la generación anterior. Dios es bueno, y le pedimos clemencia, y que sea Dios el que nos salve. Otros prefieren ir a pedir a sus ídolos, forjados de varias maneras, pero que no tienen poder. Yo, en esta lectura lo veo claro. Pongo mi esperanza SÓLO en el Señor, y doy gracias.

      BESO EL LIBRO DE JEREMÍAS CON SIETE BESOS.

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