lunes, 9 de julio de 2012

OSEAS


PARÁBOLA EN ACCIÓN
             Bíblicamente se llama “parábola en acción” a un hecho al que se le da un valor de vida que va más allá del hecho en sí.  Sería parábola en acción aquella vez que Jesús se va a la higuera a buscar higos (aunque no era tiempo de fruto).  Pero más allá de los higos, estaba la realidad de Israel que no había dado el fruto de abrirse a la salvación que Jesús le había traído.
             OSEAS es también una parábola en acción.  El profeta se casó con una prostituta. Está en una situación privilegiada para sentir en sus carnes el dolor del Corazón de Dios por la infidelidad y el adulterio de su Pueblo. Oseas, con ternura y paciencia inmensas quiere enderezar la vida de su esposa llevándosela al desierto, cortejándola como un primer enamorado, haciéndole requiebros de amor, y pensando en su buen corazón que aquella mujer acabará viniéndose a sus brazos con la ternura de un primer amor de juventud.  Dios ha tenido siempre “el desierto” (no desierto de arena, sino lugar de encuentro más profundo con el hombre) como la oportunidad que ofrece para que su Pueblo sienta el hambre de Dios…, para que Israel sienta en Dios al Esposo de su vida y se venga a Él con fidelidad y encanto de pueblo enamorado.  Porque no quiere Dios ser servido como “ídolo mío” (que acabaría siendo uno entre tantos…, de quita y pon), sino ESPOSO MÍO, que es uno y único, con lazos irrompibles de amor.  Dios, que siempre hace las cosas bien hechas, no puede pensar en una alianza de amor para un tiempo, ni para unas circunstancias.  En Dios, su Alianza es siempre estable y plena.  Y así quiere a Israel como ESPOSA que siempre permanezca enamorada y fiel a ese ESPOSO que nunca le puede fallar.
             El Evangelio está tan recientemente tratado que sólo nos queda advertir que la narración de Mateo es mucho menos pintoresca que la que tuvimos hace poco.  Mateo se limita a los dos hechos, “el personaje” que viene a pedir por su hija ya muerta, y que espera que la ida de Jesús a su casa, poniendo las manos sobre la cabeza de la difunta, la volverá a la vida.  Matiz distinto, pues al que tuvimos hace unos domingos.  Y en el caso de la mujer con sus fljos de sangre, sólo expresa ese llegar de ella hasta el manto de Jesús, y Jesús que le da ánimo por su fe, por la que queda curada.

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