lunes, 30 de julio de 2012

Cinturón, mostaza y levadura


PARÁBOLAS A GOGÓ
Empecemos a leer la 1ª lectura por el final.  El proyecto eterno de Dios, y su posterior historia concreta con la humanidad, en el más concreto aún Pueblo de Israel, Pueblo de Dios, es el proyecto de un Dios ceñido a la vida de cada criatura como un cinturón nuevo se ciñe a los lomos de quien lo lleva.  Y Dios no había pensado en otra cosa.  Pero le revela a Jeremías la realidad de la vida: la humanidad, concretada ahora a su pueblo ha tomado ese cinturón, lo ha maltratado y llevado a humedales que no eran su finalidad ni su destino, y ha inutilizado el cinturón.  Cuando Jeremías quiere ponerse –por encargo de Dios- el cinturón que se podrido, ese cinturón está inútil. Pero Dios lo había soñado para que fuera “su fama, su alabanza, su adorno”.
Voy a traspasar siglos para poder entender ese mismo “sueño de Dios” en concepción más afín a nuestro tiempo.  Cuando San Ignacio pone en el frontispicio del libro de sus Ejercicios lo que él llama: Principio y fundamento, escribe este comienzo: “El hombre ES (permanentemente) creado (y sostenido en la vida) pala alabar, hacer reverencia y servir a Dios, y de esta manera dar al hombre la mayor dignidad que puede tener, y que se concreta en salvar su alma (vivir la plenitud inmensa de criatura, que vive el don de su plena libertad de corazón). [Permitidme esas clarificaciones del sentido auténtico del texto].  Por tanto ese sueño de Dio, expresado a Jeremías, no es el de un Dios egoísta que busca su alabanza y provecho, sino e de un Dios que –al crear y sostener a cada persona humana en la existencia-, no es n Dios egoísta que busca su provecho, sino un Dios de amplio Corazón que al querer ser “cinturón ceñido a la criatura”, lo que está buscando y pretendiendo es la dignificación de la propia humanidad que, en tanto es más humana cuanto que se ciña más al proyecto creador de Dios.
Y sigo mirando lo real humano…  Ahora lo hago abriendo los ojos al mundo que vivo. ¿Qué hacemos con el “cinturón de Dios”?  Lo hemos utilizado así, nuevo, en la finalidad propia de ese cinturón?  ¿Lo hemos separad de nuestros lomos para meterlo en la cloaca de la vida, al margen de Dios?  ¿Nos sirve ahora para ser felices “ese cinturón” maltratado?  Con abrir los ojos lo estamos viendo.  DIOS FUE UN GAN PEDAGOGO al plantear esa extraña “parábola real” del cinturón, que expresaba –sobre todo, y ya desde aquellos tiempos- al Dios que todo lo hace con amor y para bien de la humanidad que Él creó y sigue creando con el amor de quien permanece siempre buscando la plenitud de este Hombre/mujer que Él ha soñado.
Pasamos al Evangelio y siguen las parábolas de Jesús para expresar lo que es el Reinado de Dios… (el sueño eterno de Dios).  Si en la parábola e la cizaña advertía de LO QUE RESTA y no construye…, de lo que es la acción el “enemigo malo” que entorpece la siembra buena, hoy expone en positivo la realidad de ese Reino:  empieza con la humildad y pequeñez de la semilla de la mostaza, pero –una vez sembrada- llega a constituir un arbusto capaz de cobijar aves de todo plumaje.  Todas juntas, todas formando una “colonia” variada pero todas bajo el mismo arbusto.
Pero hay más:  no es sólo n arbusto que cobija pasivamente…; el Reino es LEVADURA.  También empieza en lo pequeño…: un pequeño puñado de levadura que se mete en la masa, y la masa empieza a esponjarse… No es sólo que “esa”  masa se esponja, son que –a su vez- la nueva masa se hace nueva levadura para seguir ampliando los efectos creativos y constructivos. Como aquellos primeros cristianos que se conocían desde fuera y contagiaban a los paganos, admirado de ver cómo se amaban.  Y los cristianos eran perseguidos y ellos, en su huida y sufrimiento, seguían siendo levadura contagiosa de ilusión y amor.  <eso era su sello distintivo. Ese era su auténtico Padre nuestro.

Cuando hoy miro nuestro blog, credo con tanta ilusión y con tanto deseo de crear y ayudar a crecer, y veo cómo es seguido a diario por cientos de personas, que cada día “se desayunan” gozosamente del aporte de levadura que pude ofrecerle, cobijando a más y más bajo “sus ramas”, tengo que tener un agradecido reconocimiento a sus orígenes y finalidad, a la razón para que fue creado, a la lucha mantenida siempre por mejorarlo y mantenerlo en su pureza original, con eso que he insistid siempre de un Blog para CREAR, CRECER, AYUDAR, CONSTRUIR, REMAR HACIA ADELANTE, y SE TESTIGOS ABIERTOS de este Reino único de Jesucristo.  Por eso, las tres parábolas de hoy me son un estímulo para seguir adelante, y que el sueño de Dios de que todo cuanto hagamos redunde en su gloria y alabanza, nos haga a nosotros mismos MÁS PERSONA, MÁS CONSTRUCTORES DEL REINO.  O de menos es el “yo” y el “tú”.  Lo importante es el “nosotros” de esta familia del blog…, y el TÚ INFINITO DE DIOS Y SU REINO…, el cinturón que ciña nuestros lomos par alabanza, amor y servicio de nuestro Dios.

3 comentarios:

  1. Anónimo9:50 p. m.

    Lo que está claro es que este blog no fue creado con idea de engrandecer a yo o a tu, sino de ayudar a llegar a más para construir el Reino y para la mayor gloria de Dios. No puedo dejar de pensar en el blog como una especie de milagro similar a la multiplicación de los panes y los peces. No había nada, y de repente...¡zas!, UN BLOG.

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  2. Anónimo5:26 p. m.

    El Profeta Jeremías
    (566 A.C.)

    HISTORIA

    Se llama "profeta" al que trae mensajes de Dios.

    En el Antiguo Testamento los profetas se dividen en dos clases: Profetas mayores, los que redactaron escritos más largos. Estos son Isaías y Jeremías, Ezequiel y Daniel. Y Profetas Menores, los que redactaron escritos más breves. Estos son 12. Por ej. Oseas y Miqueas. Sofonías, Zacarías, Abdías y Malaquías. Joel y Amos, etc. Jeremías pertenece al grupo de los Profetas Mayores.

    El nombre Jeremías significa: "Dios me eleva".

    Vivía en Anatot un pueblecito cercano de Jerusalén (a 5 kilómetros) en la finca de sus padres, cuando fue llamado por Dios a profetizar. Jeremías se resistía aduciendo como excusa que él era demasiado joven y débil para este oficio tan importante y Dios le respondió: "No digas que eres demasiado joven o demasiado débil, porque Yo iré contigo y te ayudaré".

    Los primeros 17 años profetizó solo por medio de la palabra hablada. Después empezó a dictar sus profecías a su secretario Baruc, y lo que le dictó son los 52 capítulos del Libro de Jeremías en la Biblia (unas 70 páginas).

    Empezó a profetizar durante el reinado del piadoso rey Josías (año 627 antes de Cristo). Siguió profetizando durante los reinados de Joacaz, Joaquín, Jeconias y Sedecías. Presenció la destrucción de Jerusalén y su templo (año 585 antes de Cristo) y se quedó en la ciudad destruida consolando y corrigiendo a los israelitas que allí habían quedado. Estos lo obligaron luego a irse con ellos a Egipto y allá lo mataron a pedradas porque les corregía sus maldades. Quizás Jesús pensaba en Jeremías cuando decía: "Oh Israel que apedreas a los profetas que te son enviados" (Lc. 13,34).

    El principal problema para Jeremías fue que la gente no lo comprendió ni le quiso hacer caso. De los cinco reyes en cuyo tiempo tuvo que vivir, sólo uno le hizo caso: fue el piadoso rey Josías, que se propuso restaurar la religiosidad en todo el país y se dejó ayudar de Jeremías para entusiasmar al pueblo por Dios. Pero los otros cuatro lo despreciaron y no quisieron atender a los avisos que él les deba en nombre de Dios (como hacen los gobernantes de ahora cuando los obispos les advierten acerca de las leyes dañosas que apoyan el aborto, el divorcio, la inmoralidad, y el quitar la religión de la enseñanza. Se hacen los sordos. Pero después, como les sucedió a los reyes malos del tiempo de Jeremías, verán los malos efectos de no haber querido obedecer a Dios que habla por medio de sus enviados).

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  3. Anónimo5:26 p. m.

    El rey Joaquín quemó las profecías que había mandado escribir Jeremías, y este tuvo que hacerlas escribir otra vez. En tiempos del rey Sedecás encarcelaron al profeta y lo metieron en un pozo muy profundo lleno de lodo, y casi se muere allí, y probablemente ese estarse allí en tan grande humedad debió afectarle mucho la salud.

    Muchísimas veces fue amenazado de muerte si seguía profetizando en contra de la ciudad y los gobernantes. Pero Dios le anunció: "Te haré fuerte como el diamante si no te acobardas. Pero si te dejas llevar por el miedo, me apartaré de ti". Y Jeremías no se acobardó y siguió predicando.

    El oficio de este profeta era anunciar al pueblo y a sus gobernantes que si no se convertían de sus maldades tendrían espantosos castigos y la ciudad sería destruida y ellos muertos o llevados al destierro. Esto lo gritaba él continuamente en el templo y en las calles y plazas. Pero la gente se burlaba y seguían portándose tan mal como antes.

    Muchas veces Jeremías clamaba a Dios diciendo: "Señor, estoy cansado de hablar sin que me escuchen. ¡Todos se burlan de mí! Cuando paso por las calles se ríen y dicen: ‘Allá va el de las malas noticias’. ¡Miren al que regaña y anuncia cosas tristes! Señor me propongo decirles cosas amables y Tu en cambio pones en mis labios anuncios terroríficos!".

    Dicen que el profeta Jeremías fue en la antigüedad el que más se asemejó a Jesús en sus sufrimientos y en ser incomprendido y perseguido. Solamente después de su muerte reconoció el pueblo la gran santidad de este profeta. Y cuando todas sus profecías se hubieron cumplido a la letra, se dieron cuenta de que sí había hablado en nombre de Dios. Lástima que lo reconocieran cuando ya era demasiado tarde.

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