sábado, 3 de agosto de 2019

3 agosto: AÑO JUBILAR


LITURGIA
                      Nos tocan unas lecturas de no fácil desarrollo porque son más bien “históricas”. Por eso no es fácil hoy sacarle gran provecho. Haremos lo que se vaya viniendo y que Dios reparta suertes.
          El Señor le dice a Moisés (Lev.25,1.8-17) que haga un cómputo de 50 años y que ese año lo declare JUBILEO. Y en el jubileo llega “el año de gracia del Señor”, por el que todo aquello que se ha tenido que dar en prenda, ha de ser devuelto a su dueño. Es un año de perdón, y si Dios perdona, razón es que las deudas humanas sean también perdonadas: cada uno recobrará su propiedad y retornará a su familia. El año 50 es para vosotros año jubilar. Y se dan una serie de normas también para el campo, al que hay que dejar en barbecho para que se reponga. Y eso es sagrado.
          Las compras que se hagan a partir del año siguiente al jubileo, se han de tasar por cosechas: a más cosechas recibidas, mayor precio. A menos cosechas recibidas, menos precio.
          La Iglesia tiene asumido los AÑOS SANTOS cada 50 años como un eco de aquella norma de Dios, y en el AÑO SANTO hay una serie de llamadas al perdón…, a la amnistía, que debe vivirse también a niveles personales, de modo que quede zanjada toda desavenencia. Ese es el pensamiento de Dios: que no haya males que se prolonguen una vida, y que siempre se dé a la otra persona la oportunidad de sentirse perdonada y acogida. En sana actitud de ambas partes deberían entonces de superarse las tensiones de unos con otros, y más de una vez de familiares entre sí, que permanecen distanciados y no han encontrado un motivo para tender puentes de encuentro.
          Ya saben la anécdota de aquellos dos hermanos que vivían a la distancia de un riachuelo intermedio y que andaban peleados de muerte, hasta el punto de que uno de ellos para no ver siquiera la casa del hermano, contrató un carpintero para que levantara una tapia de tablones entre las dos viviendas.
          El carpintero, en vez de hacer aquella tapia, diseñó un puente que unía las dos riberas. Y el otro hermano se conmovió al ver que su hermano había tendido el puente de unión. Y se vino por el puente a abrazar a su hermano por su mucha generosidad para acabar con los motivos que les separaban.
          Eso es lo busca cada AÑO JUBILAR en la mente de Dios y en la mente de la Iglesia. Ojalá que así también lo sea en tantos cristianos que viven separados de otros, pero que luego son capaces de rezar el PADRE NUESTRO, pidiendo a Dios que les perdone como ellos perdonan a los que le deben algo. ¡Hagan de su vida diaria un año santo jubilar para decidirse a resolver las razones más o menos válidas que mantienen esa distancia! Que luego la otra parte aceptará o no y se avendrá o no. Pero que la parte que tiene una conciencia responsable haya hecho de su parte todo lo que podía para tender el puente de unión.

          El evangelio (Mt.14,1-12) es la narración de la muerte de Juan Bautista bajo Herodes, hombre sin personalidad y dado a las fiestas. Su unión marital con su cuñada Herodías era condenada por Juan. Lo que le ganó el odio de Herodías. No obstante el rey tenía en consideración al Bautista y le escuchaba.
          Pero los celos de una mujer herida en su amor propio eran de temer, y buscaba el momento y la oportunidad de darle muerte, y no lo había conseguido porque tenía miedo a la gente, que tenía a Juan por profeta.
          Pero todo consistía en aprovechar la ocasión que le brindara la vida. Y sucedió que su hija bailó en la fiesta de cumpleaños de Herodes, y éste, parte por su voluptuosidad, parte por el vino, le prometió el premio que ella pidiera, aunque fuera la mitad de su reino.
          Salomé se lo dijo a su madre y Herodías encontró el momento deseado: Pide que te entregue en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista. Y la muchacha se lo pidió a Herodes y Herodes se encontró cogido en sus palabras, dichas ante todos los comensales, y acabo cediendo. Dio la orden de decapitar a Juan, y el rey le entregó a Salomé la cabeza del profeta y Salomé la entregó a su madre, que al final había conseguido lo que quería.
          Se han confabulado los celos de una mujer, la falta de personalidad de un hombre sin escrúpulos, y las pasiones desatadas en una orgía. Y ha muerto el hombre mayor de todos los nacidos de mujer, como lo definió Jesús.

1 comentario:

  1. El próximo 3 de Enero si Dios quiere cumpliré 49 años de vida. Tomarse un instante para agradecer a Dios por la vida es cosa buena. Dios todo lo hace bien.

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