martes, 13 de agosto de 2019

13 agosto: Hacerse como niños


A partir del día 15 estoy a merced de “fuerzas extrañas” para poder poner el blog. Espero poder ponerlo, aunque saldrá más tarde que de ordinario, seguramente. Paciencia, pues, y hasta ver cómo se desarrolla la cosa.

LITURGIA
                      (Deut. 31,1-8). Moisés había llegado a los 120 años, y sabe, además, que él no va a pasar a la Tierra Prometida. Por eso se despide del pueblo, dándole las últimas instrucciones. Les exhorta a la conquista de esa tierra, sin que se dejen amilanar por las dificultades. Les afirma que es el Señor quien va a ir delante de ellos y les abrirá paso. A Josué le encarga la misión: Se fuerte y valiente, porque tú has de introducir a este pueblo en la tierra que el Señor tu Dios prometió a tus padres. Él avanzará ante ti. Él estará contigo; no te dejará ni te abandonará. No temas ni te acobardes.
          Es la fe impresionante de Moisés, que está seguro del Señor, y así se lo trasmite a Josué para que no dude en absoluto. Va a estar bajo la mano de Dios, y así será la entrada en la Tierra Prometida.

          El evangelio (Mt.18,1-5.10.12-14) hace un poco de composición de un único tema, que en esta ocasión son “los pequeños”, para responder a sus discípulos una pregunta que le habían hecho. Los discípulos no cejaban en su intento de privilegios y honores, y le preguntan a Jesús quién es el más importante en el Reino de los Cielos.
          No respondió Jesús con lo que ellos podían imaginar, sino que llamó a un niño y lo puso en medio y dijo: Os digo que si nos os volvéis a hacer como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos. Primera parte de la respuesta, que chafa la posible idea que ellos querrían haber escuchado. Los discípulos tienen que volverse a hacer como niños: simples, sin aspiraciones de grandeza, con la inocencia y la indiferencia de un niño.
          Jesús explicita: Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, ese es el más grande en el Reino de los cielos. Segunda afirmación. O se es ya como un niño o hay que hacerse como niños. Es toda una ascesis que hay que vivir en la vida de seguimiento de Jesús: ir haciéndose como niños. Es lógico que las personas mayores tienen otras miras, otros pensamientos. Pero hay que “echar marcha atrás” y empezar a hacerse como niños.
          San Ignacio plantea el tema desde lo que él llama “hacerse indiferentes”: no estar inclinado a una parte o a otra ni en los casos más serios de la vida como la salud o la enfermedad, la riqueza o la pobreza, la vida larga o corta. Situarse en el fiel de la balanza y esperar a conocer qué es lo que Dios quiere para inclinarse a esa parte. Y eso no se alcanza sin la sencillez del niño.
          Sigue diciendo Jesús: El que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí. Un “niño como éste” es también el adulto que se ha hecho indiferente o está en camino de hacerse. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial.
          Y salta Mateo a la parábola de la oveja perdida, pero con una argumentación diferente, porque la refiere a la acogida del “niño”. La alegría del pastor que ha recuperado a la oveja, la refiere a la alegría de Dios que no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños.
          No ha hablado aquí Jesús del tema del escándalo, pero cuando lo toca, concluye de la misma manera, aunque en negativo: al que escandalice a un pequeño, más le vale la muerte (expresada por Jesús con esa breve comparación de encajarle al cuello una rueda de molino y arrojarlo al fondo del mar). Hoy día es un tema que está en las páginas de las noticias diarias, por ese conjunto de desnaturalizados que se valen de los pequeños para satisfacer sus propias pasiones. “No quiere Dios que se pierda ni uno solo de estos pequeños” y sin embargo se está haciendo comercio con ellos. Si Dios se alegra por un pequeñuelo que vive su “infancia” con la simplicidad del niño, ¿cuál será el dolor de Dios ante la lacra de quienes no dejan a los niños ser niños, y a gente sencilla seguir siendo sencilla, emborrizados como están esos mafiosos en el fango de su pecado?

1 comentario:

  1. Por mi parte también quisiera aprovechar la ocasión para despedirme de todos ustedes, los que entráis a ver los comentarios de este blog, ya que me retiro de la publicación de mis reflexiones y apuntes, para dedicarme a otras cosas. Gracias por la atención.

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