LITURGIA
No es fácil la liturgia de
hoy, ni mi tiempo para desmenuzarla. Voy a quedarme más bien en un copio y
pego, con los comentarios que puedan surgir al hilo de la narración de la 1ª
lectura y el evangelio. Para eso está el BUIGLE, que es el conector de la
Iglesia donde podemos hallar las lecturas para tomarlas de ahí.
Tesalonicenses 1, 1-5. 8b-10: Pablo, Silvano y Timoteo a la Iglesia de los
Tesalonicenses, en Dios Padre y en el Señor Jesucristo. A vosotros, gracia y
paz.
En todo
momento damos gracias a Dios por todos vosotros y os tenemos presentes en
nuestras oraciones, pues sin cesar recordamos ante Dios, nuestro Padre, la
actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y la firmeza de vuestra
esperanza en Jesucristo nuestro Señor.
Bien
sabemos, hermanos amados de Dios, que él os ha elegido, pues cuando os anuncié
nuestro evangelio, no fue solo de palabra, sino también con la fuerza del
Espíritu Santo y con plena convicción.
Sabéis cómo nos comportamos entre vosotros para vuestro bien.
Vuestra fe en Dios se ha difundido por doquier, de modo que nosotros no teníamos necesidad de explicar nada, ya que ellos mismos cuentan los detalles de la visita que os hicimos: cómo os convertisteis a Dios, abandonando los ídolos, para servir al Dios vivo y verdadero, y vivir aguardando la vuelta de su Hijo Jesús desde el cielo, a quien ha resucitado de entre los muertos y que nos libra del castigo futuro.
Sabéis cómo nos comportamos entre vosotros para vuestro bien.
Vuestra fe en Dios se ha difundido por doquier, de modo que nosotros no teníamos necesidad de explicar nada, ya que ellos mismos cuentan los detalles de la visita que os hicimos: cómo os convertisteis a Dios, abandonando los ídolos, para servir al Dios vivo y verdadero, y vivir aguardando la vuelta de su Hijo Jesús desde el cielo, a quien ha resucitado de entre los muertos y que nos libra del castigo futuro.
En el evangelio entramos en los “ayes” de Jesús
contra los escribas y fariseos. Perícopa del evangelio que siempre me hace
pensar porque la traigo hasta la realidad actual, bien sea general, bien –en lo
que corresponda- en lo personal, por aquello de que tenemos frecuentemente la
tentación farisaica de quedarnos en lo externo y superficial. Ahí está el texto
evangélico, y sirva a cada cual para afinar en su examen de conciencia.
Mateo 23,13-22 En aquel tiempo, Jesús dijo:
«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el
reino de los cielos! Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren. Hasta
aquí uno de los “ayes” dirigido a aquel estilo que exigía lo imposible a los
demás, y que los fariseos no se aplicaban a sí mismos. Hoy día hay facciones
católicas que pecan de esa exigencia que lleva al extremo determinadas
obligaciones, que no corresponden la
actitud de la Iglesia.
¡Ay de
vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y mar para
ganar un prosélito, y cuando lo conseguís, lo hacéis digno de la “gehenna” el
doble que vosotros! Otro aspecto que no es para pasarlo por alto: el afán de
proselitismo, a veces llevado a extremos que no van con la sana libertad de los
hijos de Dios.
¡Ay de
vosotros, guías ciegos, que decís: “Jurar por el templo no obliga, jurar por el
oro del templo sí obliga”! ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el templo
que consagra el oro? O también: “Jurar por el altar no obliga, jurar por la
ofrenda que está en el altar sí obliga”. ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el
altar que consagra la ofrenda? Quien jura por el altar, jura por él y por quien
habita en él; y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y también
por el que está sentado en él». Se ve claramente el pensamiento farisaico
lleno de casuísticas ridículas, que son la antítesis de la madurez de le fe que
enseñó Jesús, en la que los verdaderos
adoradores adoran en espíritu y verdad.
Sea ese nuestro estilo, nuestro vivir
cristiano, nuestra respuesta a nuestros compromisos religiosos. Ancha la
libertad del Reino dentro de la puerta estrecha; alma abierta para acoger la
verdad, venga de donde venga. Para ser libres nos creó el Señor, nos dice San
Pablo, a la vez que no quiere saber otra ciencia que Jesucristo
crucificado. Es la libertad que se
define por “hacer lo que debemos hacer”, o lo que es igual, hacer la voluntad
de Dios, no nuestro capricho y apetencia.
AMIGO JUAN: Te doy mi coreo para que me pongas
uno personal y yo poder responderte. Es mcantero@jesuitas.es
. Tendré mucho gusto en atenderte en tu petición, que no consigo hacer por el
comentario del blog.
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