jueves, 18 de abril de 2019

18 abril: Mandamiento del amor


JUEVES SANTO,
Institución de la Eucaristía y del Sacerdocio.
59º aniversario de mi Ordenación Sacerdotal
27,786 Misas en mi cuenta particular.
          Dad gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Y cuantos seguís este blog, ayudadme a dar gracias en este aniversario del acontecimiento más grande que me ha dado el Señor a vivir. Y gracias por la proyección que ha tenido mi sacerdocio en muchas almas a través de este dilatado período de vida.

LITURGIA
                      Celebramos hoy la triple festividad de la INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTIA, EL SACERDOCIO y EL MANDAMIENTO DEL AMOR. Tres facetas de una misma realidad, donde cada una implica a las demás.
          La institución de la Eucaristía quedaría reducida al momento aquel si al mismo tiempo no hubiera Jesús traspasado a sus apóstoles (y sucesores) la facultad de perpetuarla a través de los tiempos. Esto es mi Cuerpo; Éste es el cáliz de mi sangre…, pero juntamente cuantas veces hagáis esto, hacedlo en memoria mía, que es el momento en que Jesús traspasa su poder a aquellos hombres para que ellos a su vez lo prolonguen en la Iglesia.
          Pero es el caso que un acontecimiento tan grande, un milagro que se va a prolongar por los siglos, no lo cuenta San Juan, el evangelista de los grandes detalles y sublimes momentos de la vida de Jesús. En su lugar nos cuenta el lavatorio de los pies (13,1-15), que da paso a la explicación de Jesús: Me llamáis el Maestro y el Señor, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, lo he hecho así con vosotros, es para que vosotros lo hagáis entre vosotros: éste es mi mandato, que os améis unos a otros como yo os he amado. Queda, pues, también instituido el nuevo mandamiento y núcleo de la experiencia cristiana. No sólo el amor a los enemigos, ni sólo el amor como a uno mismo, sino como yo os he amado. Ese amor que va por encima aún de la propia vida y acaba dándose a sí mismo para vida y alimento y estímulo. Con razón este momento lo inicia el evangelista con esa introducción sublime: Sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó extremadamente. Es el reventón del amor, que culminará en la muerte de cruz por la salvación de todos.

          [SINOPSIS 337;  QUIÉN ES ESTE, pgs.154-156]
          En el Calvario quedan los grupos reducidos de quienes vigilan o acompañan a los crucificados. Los sacerdotes han pedido a Pilato que baje de la cruz a los ajusticiados para que no permanezcan allí sus cuerpos en el momento de la fiesta grande de los judíos, que comenzaba dentro de unas pocas horas.
          Sube al Calvario un destacamento de soldados con el encargo de quebrarles las piernas a los crucificados para que no puedan apoyarse y respirar y así se acelere su muerte. Ejecutan el macabro encargo con los dos malhechores que estaban crucificados con Jesús. Pero al llegar a Jesús y viendo que ya había muerto, aquella acción no tenía razón de ser. Pero uno de los soldados, de forma instintiva más que racional, da una lanzada al pecho de Jesús, que cimbrea toda la cruz, y que –aunque a Jesús ya no podía hacerle daño- atravesó cruelmente el corazón de su madre, que entendió mejor que nunca que una espada de dolor atravesaría su alma, como le había profetizado Simeón.
          De aquella llaga abierta en el costado derecho de Jesús brotó como un borbotón sangre y agua, lo que mostraba a las claras que le había atravesado el corazón y se derramaba, junto a la sangre, el suero del pericardio. Así no quedaba en aquel cuerpo ni una gota que no se hubiera derramado. La redención del mundo era completa. El corazón de la madre, partido también.
          El evangelista nos lo testifica (Jn.19,31-37) con casi juramento, afirmando que dice verdad porque lo ha visto él personalmente, y su testimonio es verdadero y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis. Y concreta que todas estas cosas sucedieron para que se cumpliese la Escritura: No será quebrado hueso alguno y también aquella otra: Mirarán al que traspasaron.
          Bien podemos decir que con este episodio de tanta fuerza, queda cerrada la Pasión del Señor.

1 comentario:

  1. José Antonio8:35 a. m.

    Que el Señor nos siga regalando sacerdotes santos. Gracias a usted por su fecunda labor sacerdotal.

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