LITURGIA: Domingo de ramos
Comienza hoy la Semana Santa. Y lo hace con la
celebración solemne de la entrada de Jesús en Jerusalén con aires de fiesta y
reconocimiento de las multitudes, fiesta que acepta Jesús y entra personalmente
a formar parte de aquella proclamación mesiánica.
En la liturgia completa de este día, hay una primera parte
que se centra en los evangelios correspondientes de ese hecho: Jesús, sobre una
borriquilla, y entre cantos y gestos de reconocimiento de sus apóstoles y de
las gentes, entra en Jerusalén aclamado como mesías: el que viene en nombre del Señor. Y resuenan los cantos gozosos en
honor de Jesús, que así se presenta en el corazón mismo de la ciudad, con gran
escándalo de los fariseos que pretenden que Jesús acalle aquella fiesta. Pero
él responde que si ellos callaran, hasta
las piedras hablarían.
Jesús ha querido aquello como un anuncio de lo que será el
final. Por medio va a haber una Pasión, que se lee en la liturgia de la palabra
(y que este año corresponde a San Lucas: 22,14 a 23,56). La Pasión es una
realidad. Pero el triunfo de Cristo también es realidad. Y la liturgia de hoy
une los dos extremos para presentarnos el cuadro completo de lo que vamos a
celebrar en estos días. La verdadera grandeza de este rey es la de dar su vida
en rescate por muchos.
Eso conduce a poder decir al que sufre una palabra de
aliento (Is.50,4-7) que nos presenta la 1ª lectura. Y el texto viene a ser un
tráiler de la pasión de Jesús: ofrecí mis
espaldas a los que me golpeaban, la mejilla a los que mesaban mi barba. No
oculté el rostro a insultos y salivazos. Y en medio de toda esa descripción
anunciadora de la Pasión de Jesús, viene la gran seguridad de que el
sufrimiento no va a ser la última palabra: Mi
Señor me ayudaba, por eso no quedé confundido.
En efecto, Dios lo levantará de toda esa postración y le dará un nombre sobre todo nombre:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre (2ª lectura, Filip.2,6-11).
La EUCARISTÍA vendrá a hacerse la síntesis diaria de ese
gran misterio de muerte y resurrección, que tenemos la dicha de poder celebrar
cada domingo.
Unidos a la Pasión de Jesús, hacemos nuestras peticiones.
-
Por la Iglesia, que sigue viviendo la pasión en sus miembros dolientes.
Roguemos al Señor
-
Para que los fieles cristianos acudan a las necesidades de sus hermanos
que sufren. Roguemos al Señor.
-
Para que vivamos con recogimiento y devoción los misterios de la
Pasión. Roguemos al Señor.
-
Por los hermanos nuestros que viven ajenos al misterio de la Pasión de
Jesús. Roguemos al Señor.
-
Por los 2 millones y medio de damnificados por el ciclón en Mozambique
y regiones contiguas. Roguemos al Señor.
Danos vivir espiritualmente las fechas que se avecinan, y
participar de las celebraciones litúrgicas de la Pasión del Señor.
Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
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