domingo, 10 de marzo de 2019

10 marzo: La fidelidad a Dios


LITURGIA  Domingo 1º C de Cuaresma
                      Debajo de la historia de la 1ª lectura –Deut.26,4-10-, se encierra una idea fundamental: Israel es liberado por Dios de la esclavitud y la opresión. El sacerdote ofrece un sacrificio de alabanza y agradecimiento a Dios por los beneficios que han recibido, partiendo del hecho básico para Israel que era la liberación de la esclavitud de Egipto, y la entada finalmente en la tierra prometida. A esa liberación corresponde la adoración agradecida.

          Y esa adoración va acompañada de la oblación personal. Que es el modo para Jesús de vencer las tentaciones. Y lo mismo es para el cristiano, que se encuentra constantemente ante las atracciones de la carne, del dinero, del poder, a las que se refieren las tentaciones de Jesucristo. (Lc.4,1-13). Jesucristo hubo de enfrentarse en su vida con la tentación de satisfacer su gusto, transformando las piedras en panes, y no lo hace porque no sólo de pan vive el hombre.
          La tentación del poder, manifestado en aquel ofrecimiento del mundo entero, a cambio de ceder a las atracciones que el mundo ofrece: Todo esto te daré si te postras y me adoras. A lo que Jesús se opone con su sola adoración a Dios.
          Y la tentación del orgullo haciendo una manifestación extemporánea de lanzarse desde el alero del Templo, para mostrar su supremacía sobre las mismas leyes naturales, y bajo el engaño de que los ángeles lo defenderán. Y Jesús renuncia a ello porque él no va a poner a prueba a Dios, obligándolo a un milagro que no es necesario.
          Estas tentaciones son las que Jesús se fue encontrando de una forma u otra a través de su vida, y con las que tuvo que estar alerta y en lucha, a pesar de sus mismos discípulos y de los ataques de los fariseos o del malhechor que le conminaba a bajar de la cruz para demostrar que era Hijo de Dios. Jesús adorará sólo a Dios y no se dejará engañar por los estímulos que le llegan de fuera.
          En la vida nuestra, las tentaciones, como las de Jesús, no se hacen con una aparición del demonio visiblemente para instigarnos al mal. Nos llegan de muchas formas sutiles, envueltas siempre en apariencia de bien, y con la miel en los labios para preceder de alguna manera que no es recta.
          Lo que hemos de estar muy alerta para distinguir ese conjunto de estímulos engañosos que se nos presentan al cabo del tiempo, conservando siempre la actitud de fidelidad a Dios, a sus mandamientos y al evangelio, contrastando con esas normas esenciales de la vida cristiana las decisiones que tomamos ante un hecho determinado.

          En la 2ª lectura –Rom.10,8-13- nos queda claro que la Palabra de Dios está cerca de ti: la tienes en los labios y en el corazón. Porque si nuestros labios confiesan que Jesús es el Señor y tu corazón cree que Dios lo resucitó…, si tienes las ideas claras, tu proceder debe estar muy acorde con ese pensamiento. Y que la Palabra de Dios tenga esa eficacia de apoyarnos en nuestro caminar derecho ante el Señor.

          La EUCARISTÍA debe ser para nosotros el otro gran eje de la vida porque quien recibe al Señor y participa de su sacrificio, no puede dejarse engañar por la tentación que sucede sutilmente detrás de los acontecimientos de la vida. El que ha comulgado, tiene que tener una decisión muy clara de no dejar que se marche, ante el pecado, la presencia de Cristo y de la Gracia de Dios.


          Al comenzar la Cuaresma pedimos a Dios la gracia necesaria para mantenernos en su presencia liberadora.

-         Por la Iglesia que sufre los embates del mal, Roguemos al Señor.

-         Por nosotros, para que nos defendamos de la tentación de la carne, del poder y del orgullo. Roguemos al Señor.

-         Para que seamos más atentos a las llamadas de la Palabra de Dios, Roguemos al Señor.

-         Para que la EUCARISTÍA nos mantenga alerta en nuestra acogida de la enseñanza de Jesús, Roguemos al Señor


          Que la Palabra de la Vida y la Eucaristía nos pongan en actitud de fidelidad a la voluntad de Dios, frente a las tentaciones del mundo.
          Lo pedimos por Jesucristo N.S.

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