martes, 8 de enero de 2019

8 enero: DIOS ES AMOR


LITURGIA
                      Breve y enjundiosa 1ª lectura, de 1Jn.4,7-10. Insiste en lo que ha repetido ya varias veces en esta carta, y que es el estribillo al que San Juan se aferra, porque es lo que ha recibido del Maestro: Amémonos unos a otros. La diferencia aquí es la motivación expresa que da: ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios, porque DIOS ES AMOR. Definición concisa y precisa para decir quién es Dios. Toda persona normal sabe lo que es el amor. Luego están esos amores paradigmáticos como el amor de los padres y en especial el singular amor de una madre. Pues bien: eso no es más que el reflejo, y reflejo lejano, de lo que es el AMOR con mayúscula. PORQUE DIOS ES AMOR. Todo amor por sublime que sea, es sólo una imagen del amor de Dios. Dios es AMOR sin brizna de egoísmo. Es el amor puro y perfecto, el amor infinito, o amor llevado al extremo mayor, que se sale de las coordenadas humanas.
          Y si Dios es amor, ¿cómo es posible que haya quienes temen a Dios? ¿Cómo es posible que se tema al amor limpio y puro de quien sobrepasa el amor de una madre: que si una madre se olvidara del hijo d sus entrañas, Dios no se olvidará nunca. De ahí que Pablo, en la línea de un conocimiento profundo de Dios, nos lleve a saber que no hemos recibido un espíritu de miedo para recaer en el temor, sino un espíritu de amor por el que podemos llamar a Dios: ABBA (Padre) (o en una traducción más íntima: Papaíto mío).
          Sigue escribiendo San Juan: En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió su Hijo al mundo para que el mundo sea salvado por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados.
          Una pieza maestra de la teología joánica, que nos deja el gran conocimiento de Dios, y con ello, el modo en que debemos relacionarnos con él, con ternura de hijos a Padre, y con la consiguiente bondad fraternal con nuestros prójimos.

          Toda esa teología tiene su plasmación humana y tangible en el evangelio que nos acompaña hoy: Mc.6,34-44, en el que las entrañas de Jesús se ponen de manifiesto en aquella acción milagrosa con la que dio de comer a miles de personas, que le habían seguido y que se habían metido en el atardecer sin haber comido. Los discípulos piensan que es hora de despedirlos para que vayan a buscarse viandas por los lugares cercanos. Pero Jesús les dice que ellos den de comer a esa multitud. Era una ironía. Demasiado sabía Jesús que ellos no tenían ni para empezar. A lo más que pueden llegar es a cinco panes y dos pescados. Como también sabe Jesús que ellos no disponían de dinero para comprar pan para tanta gente. Entonces ¿por qué pone en un brete a aquellos hombres? Jesús hará resaltar de varias maneras la acción caritativa que va a realizar.
          Una vez que ha quedado claro que los discípulos no pueden resolver aquel caso, Jesús da las instrucciones de que la gente se siente sobre la hierba, en grupos. Y tomando Jesús en sus manos los dos peces y los cinco panes, realiza una acción eucarística, elevando sus ojos al cielo, pronunciando la bendición y partiendo los panes en trozos que fue dando a los discípulos para que ellos lo sigan repartiendo a la gente, en un movimiento de multiplicación continuada hasta que todos tuvieron para comer. Dice el evangelista que solo los hombres varones eran 5,000. Teniendo en cuenta que la mujer siempre acude en más cantidad que los varones, ¿cuántas mujeres se calcularían? Los estudiosos llegan a pensar que lo de los 5,000 era un dato muy inflado, porque se hubieran contabilizado en total más de las 15,000 personas, contando ya las mujeres y los niños.
          Comieron todos y se saciaron…, y sobraron 12 cestas de pan y de peces.
          Eso es amor. Eso es poner en práctica el amor. Eso son las entrañas de misericordia que nos explicita otro evangelista, diciendo que se le conmovieron las entrañas ante la vista de aquella muchedumbre que le seguía y hasta se había olvidado de comer. Dios es amor, amor de obras, amor concreto que se expresa en obras de amor.

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