viernes, 11 de enero de 2019

11 enero: Si quieres, puedes.


LITURGIA
                      Los evangelios van saltando de un hecho a otro. Hoy nos ha llevado Lc.5,12-16 a la curación de un leproso, quien al ver a Jesús, cayó rostro a tierra y le suplicó: Señor, si quieres puedes limpiarme. Era una petición muy seria, porque descargaba en Jesús, en la voluntad de Jesús,  toda la atención. Sabe el leproso que Jesús puede. Lo que queda es que quiera. Tocaba las fibras más íntimas del corazón de Jesucristo. Ahora todo dependía de Jesús, y en realidad de una respuesta rápida. Y Jesús no falló a la intuición del enfermo, y respondió decididamente: Quiero. Queda limpio.
          Pero Jesús llevó el caso más al extremo de lo que es querer, y en el querer, puso afecto. Porque no se limitó a la palabra, sino que extendió su mano y lo tocó mientras daba su respuesta. Era mucho más que lo que el leproso podía esperar. Y algo que llamaba la atención a los discípulos, porque tocar a un leproso suponía quedar contagiado legalmente: quedar impuro. Y sin embargo Jesús alarga su mano y toca al leproso. No se queda impuro sino que de su limpieza infinita trasmite limpieza al enfermo.
          Quedó curado de su lepra en ese mismo instante. Pretendió Jesús que no lo dijera a nadie, pero eso era de los mandatos de Jesús que son imposibles, porque aquel hombre no tenía más remedio que saltar de alegría ante su vuelta a la vida social. Le quedaba que presentarse al sacerdote para que certificara la salud y de esa manera entrara ya a ser uno más en el pueblo. Así venía siendo desde Moisés, y era el modo de reintegrarse a la vida normal.
          Evidentemente se hablaba de Jesús cada vez más. ¿Cómo no? Las obras que hacía eran llamativas y no quedaba más remedio que aquella difusión de las noticias entre las gentes, que –además- acudían a oírle y a ser curados de sus enfermedades
          Por su parte, Jesús se retiraba a solas para orar. Se iba a despoblados donde la gente no le impidiese sus tiempos de oración. Eran para él los momentos fuertes de su vida, donde hablaba con Dios y de donde recibía las nuevas fuerzas y las nuevas direcciones de su labor, en encuentros íntimos de oración verdadera.

          La 1ª lectura (1Jn.5,5-6.8-13) vuelve a ser una lectura no fácil de comentar porque es densa y casi no queda margen para expresar otra cosa que lo que dice en sí misma. Por eso, como otras veces, prefiero copiarla:
        ¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Este es el que vino por el agua y la sangre: Jesucristo. No sólo en el agua, sino en el agua y en la sangre; y el Espíritu es quien da testimonio, porque el Espíritu es la verdad. Porque tres son los que dan testimonio: el Espíritu, el agua y la sangre, y el testimonio de los tres es único. El Espíritu lleva la supremacía. Y expresa la gracia de la fe. El agua y la sangre expresan el Bautismo y la Eucaristía, recibidos al entrar en la Iglesia. Los tres testigos van en la línea de manifestar la filiación divina de Jesús, que es el objeto de la fe: Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios, comenzaba diciendo esta lectura.
            Si aceptamos el testimonio humano, mayor es el testimonio de Dios. Pues este es el testimonio de Dios, que ha dado testimonio acerca de su Hijo. El que cree en el Hijo de Dios tiene el testimonio en sí mismo.
Quien no cree a Dios le hace mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. Y este es el testimonio: Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo. Quien tiene al Hijo tiene la vida, quien no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.
            Os he escrito estas cosas a los que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que os deis cuenta de que tenéis vida eterna.

            Cinco páginas ocupa el comentario de este párrafo en el libro de que he querido servirme para decir alguna cosa más. Pero cuando hace falta tanta explicación es porque el tema es demasiado difícil y de alturas teológicas muy fuertes. Os evito esas elucubraciones, y os dejo con el texto. Y cada cual que se busque su reflexión sobre el mismo.

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