viernes, 13 de julio de 2018

13 julio: Normas para la misión


Ignacio a Pedro Fabro
          Pedro Fabro fue el primer sacerdote jesuita, y el que tomó los votos que emitió Ignacio al constituir la Compañía de Jesús. Ahora, ya en diciembre de 1542, Pedro Fabro estaba en Alemania en la corte de Carlos V, por envío expreso del Papa Paulo III.
          Ignacio le da instrucciones de cómo proceder en las cartas que escriba a Roma, y le llama la atención de que no lo ha hecho hasta el presente. Ignacio espera que se corrija para el futuro.
          Ignacio es un buen superior, que no se deja llevar de afectos, sino que busca el mejor orden de los suyos en todas las cosas, aunque para ello tenga que hacer uso de su autoridad. Pero es que eso es ser un buen superior, a la vez que expresa con caridad y delicadeza lo que tiene que decir. [Incluso con inmensa humildad, como consta por una carta anterior a Simón Rodrígues, que le había recriminado al Santo que no se tomaba con interés los asuntos de Portugal].

Liturgia:
                      Para la misión apostólica que veíamos ayer, Jesús da a sus apóstoles unas orientaciones y advertencias. Por lo pronto tienen que saber que os mando como corderos en medio de lobos. Sabía Jesús que la labor de sus hombres no iba a resultar fácil. A él no le resultaba fácil porque tenía siempre enfrente a los fariseos y a los sacerdotes, es decir, a los mentores religiosos que manejaban la vida del pueblo. Sus apóstoles, llevando la misión de Jesucristo, no iban a pasarlo mejor, porque se iban a encontrar con los mismos opositores que le hacían la guerra a él. Ellos van en son de paz, como buenos corderos que viven la mansedumbre. Delante van a tener a lobos feroces que les van a hacer la guerra abierta.
          ¿Cómo actuar? Jesús les dice: Prudentes como serpientes y sencillos como palomas. Y no fiarse de la gente. Porque en la gente van a encontrar quienes les hagan la guerra desde las sinagogas, que están copadas por los fariseos. Incluso estén preparados porque os llevarán ante los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes. Cierto que eso no se dio en la misión apostólica actual, y que las cosas no llegaron a mayores en aquella misión. Pero Jesús se estaba proyectando hacia tiempos posteriores, que ya nos narra el libro de los “Hechos”, en donde aparecen claramente todas esas situaciones de persecución y padecimientos. Jesús les advierte que así daréis testimonio por mi causa, ante las autoridades y ante los gentiles.
          Lo que recomienda Jesús es que no lleven preparado el pliego de descargos, sino que el Espíritu Santo pondrá en su boca las palabras con las que han de responder…, les sugerirá lo que han de decir y de cómo decirlo. Vuestro Padre hablará por vosotros.
          Andando el tiempo, la persecución no va a venir sólo de los enemigos. Van a ser los mismos amigos…, los padres los que denuncien a sus hijos, o los hijos los que actúen contra sus padres.
          La historia ha dado la razón a las palabras de Jesús. Y la historia actual es buena pruebe de esos frentes contrarios a los que mantienen la fe. Dentro de la misma familia. Jesús llega a decir entonces que todos os odiarán por causa de mi nombre. Pero el que persevere hasta el final, se salvará. La táctica que Jesús recomienda no es la de hacer frente y luchar por la verdad cuando el ambiente es tan contrario que las palabras verdaderas se estrellan como en un frontón de mentiras y posturas extremas. Lo que queda que hacer es quitarse de en medio del ojo del huracán y marcharse a otra ciudad. Que no se os acabarán las ciudades de Israel antes de que llegue el Hijo del hombre.
          Es evidente que este discurso tiene un sentido escatológico y que va mucho más allá que unas orientaciones para la misión inmediata. La venida del Hijo del hombre será cuando sea, y será el final de los tiempos. Mientras tanto la misión de los discípulos de Jesús es ir en son de paz…, salirse de donde no hay paz, marchar, buscar el ambiente que no sea hostil, porque a la Palabra de Dios, y a Jesús mismo, no se le introduce por la fuerza. La misión del apóstol es esparcir la semilla. Cómo se acoge es ya algo que queda al misterio de la libertad humana.

2 comentarios:

  1. La Fe en Dios no depende de las condiciones favorables o desfavorables si estamos convencidos de que Él está siempre con nosotros.Esta confianza está acompañada de un saber estar.La prudencia nos obliga a callar en determinados momentos y nos invita a hablar cuando es necesario. En esto, el mejor modelo es Jesús que siempre sabe callar si le pregunta Herodes o, decir las palabras justas ante Pilatos. El, nos aconseja evitar caer en fanatismos y contribuir , como sea a fomentar la Paz.

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