lunes, 31 de agosto de 2015

31 agosto: El Espíritu del Señor

Liturgia del día
                La 1Tes 4, 13-17 desemboca hoy en el tema de la muerte. No quiero que ignoréis la suerte de los difuntos, ni os aflijáis como los que no tienen esperanza. Pues si creemos que Jesús ha muerto y resucitado, del mismo modo a los que ha muerto en Jesús, Dios los llevará con Él El. Esa es la tesis fundamental. Lo que sigue son pensamientos de Pablo según la idea que podía existir en esos momentos de un final del mundo más inminente. Y según eso habla de los que ya hayan muerto, que acudirán a la voz de la trompeta. Y los que viven aún. Serán arrebatados al Cielo.
            Tiene su belleza. Y su interés. Puede pensarse muy bien que el fin del mundo, venga como venga, encontrará vivos a algunos. También ellos hallarán su encuentro final con Jesucristo, y sólo Dios sabe cómo les llegará. Lo que Pablo deja claro es que en ese momento habrá un Salir al encuentro el Señor: arrebatados en la nube, al encuentro del Señor en el aire. Y así estaremos siempre con el Señor.
            El Evangelio pasa ya al de San Lucas (4, 16-30). Es el momento en que Jesús regresa a Nazaret por primera vez después de su vocación mesiánica. Lleva todas las ilusiones de quien regresa a su patria chica  con el gran deseo de ver a su Madre, y otro deseo de poder dirigirse a sus paisanos de siempre con el mensaje nuevo de su misión; salió como uno más del pueblo; regresa con una llamada de Dios que le llev a manifestar el Reinado de Dios.
            Y la ocasión se presenta el sábado cuando han de acudir a la Sinagoga, y allí el responsable le hace sentarse en la cátedra para anunciar a las gentes la Palabra de Dios. Y el texto que casualmente le entregan para la enseñanza es el de Isaías: el Espíritu del Señor está sobre mí; me ha enviado para dar la Buena Notica a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, a los ciegos la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor.
            Ya ha llamado la atención que ha saltado un versículo. Y ha dejado sólo las palabras de gracia y favor de Dios. hay de una parte admiración y aprobación Pero demás de ese atrevimiento, Jesús declara que Hoy se ha cumplido en mí esta Escritura. Y entonces surgen las sospechas… ¿Es posible que ese Jesús, tan conocido en el pueblo, venga ahora a presentarse como un enviado de Dios para cumplir la profecía de Isaías? ¿No lo conocen de sobre como hijo de José? Se ha producido la escisión y hasta el escándalo.
            Jesús quiere hacerles comprender que Dios tiene sus caminos y que la Escritura presenta ejemplos muy llamativos de actuaciones de Dios que no se corresponden al pensamiento humano. Y les quiere hacer comprender que resulta penoso que ningún profeta es bien recibido en su tierra y entre los conocidos. Y lo uno con lo otro lo acaba mostrando en dos casos de paganos que vinieron a ser fieles al misterio de Dios. A ellos fueron enviados Elías y Eliseo…
            Los ánimos estaban cargados y esas dos alusiones de Jesús los exacerbaron. Que, al fin y al cabo Jesús había puesto el dedo en la llaga y la verdad siempre duele. Y se revolvieron contra Jesús y lo sacaron fuera de la sinagoga con malos modos, y Jesús tuvo que huir de ellos, saliendo en la dirección que primero tuvo a la mano.
            El Evangelio nos habla de un barranco y que hasta allí fueron acorralando a Jesús, con las peores intenciones.
            Jesús se detuvo. Se volvió hacia ellos, que también se detuvieron como quienes se encuentran ante una fuerza de verdad que les mira a los ojos y que reconoce a aquellos que le vienen persiguiendo. Quedaron como paralizados, máxime cuando Jesús se vino deshaciendo sus pasos y atravesando por medio de ellos. No se volvía a su casa. Enfiló el camino de salida y se fue. Y tal como expresa el verbo griego, no sólo se fue ahora sino que no volvió nunca más.
            Esto es lo que me impresiona profundamente porque, además, me hace pensar adónde conduce un rechazo que se le hace a Jesús porque ha mostrado la verdad. Jesús puede apartarse. Lo normal es que Jesús vuelve. Pero cuando se le ha rechazado –y no es algo tan lejano en los tiempos actuales- puede hasta no volver.

            Una cosa es el fallo humano, el pecado (para entendernos mejor). Otra cosa es la actitud recalcitrante que rechaza la oportunidad que Jesús ofrece de mil maneras. Él lo llama “pecado contra el Espíritu Santo”, y dice de él que no tiene perdón. No podemos negar que algo de eso se está dando en nuestra sociedad actual.

1 comentario:

  1. Jesús viene a salvarnos, a cumplir las Escrituras.a predicarnos la Buena Noticia. Él, enviado por el Padre, está presente entre nosotros; nos habla del Amor del Padre; su programa mesiánico maravilla a casi todos e irrita a casi nadie; sólo a unos cuantos seguidores de Moisés que le niegan su mesianidad porque esperan un Mesías poderoso, guerrero y no creen que Jesús, el hijo del carpintero, pueda cumplir sus expectativas..Ellos tienen el corazón endurecido y se sienten muy puros y no aceptan que la enseñanza de Cristo es para todos Y, nosotros aceptamos que el Mensaje de Dios es para todos, especialmente para los pobres?¿Reconocemos a Cristo en los campos de refugiados?¿ Lo reconocemos en los Inmigrantes?

    No podemos desaprovechar cualquier ocasión que se nos ofrezca para compartir nuestra Fe; tenemos la obligación de iluminar al mundo , que los hombres conozcan a Jesús, que sepan que murió por todos, que por eso somos suyos,suyos suyos porque nos compró con su Sangre. Es absolutamente necesario que todos crean en TÍ, Señor...Que el Señor no tenga que echarnos en cara que no hemos hablado de Él a los hermanos...

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