sábado, 29 de agosto de 2015

29 agosto: Martirio de Juan Bautista

Liturgia del día
                Celebramos el MARTIRIO DE JUAN BAUTISTA. Como el 24 de junio se celebró el nacimiento, la liturgia extrae ahora el aspecto martirial de su muerte.
            Las lecturas se toman, la 1ª de Jeremías, otro profeta que padeció por su fidelidad al encargo de Dios: 1, 17-19 no muestra ese encargo perentorio al que ha de responder Jeremías. Y no les tengas miedo; que, si no, yo te meteré miedo de ellos. En lo que toca a la obra de Dios en el profeta, yo te hago plaza fuerte frente a reyes y príncipes, frente a sacerdotes y campesinos. Lucharán contra ti y n o te podrán porque Yo estoy contigo. Es la realidad del que es Profeta de Dios: ha de llevar a cabo la misión, Tiene asegurada la fuerza de Dios, per se le exige fidelidad, sin miedos a lo que puede suceder.
            Juan Bautista fue el gran profeta. Mc 6, 17-29 nos narra su martirio porque se atrevió a corregir al rey Herodes que vivía en  adulterio con su cuñada. Y si bien Herodes se hubiera contentado con tenerlo en la cárcel y que no le incordiara el Bautista, surgió la insidia de una mujer despechada contra él para que pagara con su cabeza la fidelidad al mensaje.

            En la lectura continua, 1Tes 4, 9-11 es una exhortación de Pablo al amor mutuo, como ya lo hacéis. Y una exhortación general a seguir haciendo lo que ya hacéis: esforzándoos por mantener la calma, y además, ocuparse de los propios asuntos y trabajando con vuestras propias manos, como os lo tenemos mandado. Lo cual no deja de ser de interesante actualidad para responsabilizar de que la vida ha de vivirse con laboriosidad, y nunca aprovechándose de las circunstancias para vivir sin trabajar. ¡Habría aquí tanto que decir!
            El Evangelio, Mt 25, 14-30 es la gran parábola de “los talentos” (moneda romana). Cada persona ha de rendir cuentas según lo que ha recibido: el que recibe más –el que tiene más capacidad- ha de responder más y mejor. Pero no tiene más mérito que el que recibe menos y sabe rendir al máximo y de acuerdo con eso que ha recibido. Cada cual ha de dar cuenta de lo que tiene en sus manos, y tanto uno como otro es siervo bueno y fiel. Todo lo contrario del zángano que no rinde ni el mínimo que debe rendir, amparándose en una falsa humildad y en falsas razones.
            Es otra vertiente de “la última hora” en la que seremos vistos por el Señor según el rendimiento de nuestras capacidades. “Siervos  buenos y fieles”, o “siervos inútiles, negligentes y holgazanes”. Los primeros pasan al banquete de su Señor. Los últimos, echados fuera.

            Comprendo que estas cosas no son las que gustan oír. Pero el Evangelio es el evangelio y la palabra de Jesús es Palabra de Jesús.

1 comentario:

  1. Tuyo es mi corazón: " Busca su Rostro". Sí, Señor, tu Rostro es lo que ando buscando; no me ocultes tu Rostro, no rechaces enojado a tu sierva. Salmo 27.

    Hoy celebramos la muerte de San Juan Bautista, hombre cabal, recto y justo, predestinado para ser el Profeta Precursor del Señor. Cada mañana lo recordamos en el Benedictus; siempre que intentamos presentar al Jesús del Evangelio como el Jesús real, como el "Jesús histórico", nos encontramos con otra figura real, con partida de nacimiento, históricamente comprobada y aceptada: Juan el Bautista, el precursor de Jesús en la vida y en la muerte. Ël, por ser fiel a la causa de Cristo, fue víctima de la prepotencia y de la corrupción de Herodes. Sería deseable que, como Juan Bautista, defendiéramos la verdad y la justicia, preparando el camino al Señor con el testimonio de nuestra Fe, con nuestra vida, llamando a todos a la conversión y, muriendo en Cristo y por Cristo si fuera necesario.

    Jesús de Nazaret y San Juan Evangelista son dos figuras reales, históricas, extraordinarias que tienen una grandeza incuestionable y que hay que interpretar, porque sólo se pueden entender, a partir del Misterio de Dios.

    También hoy, hay que decir la verdad sin tapujos; tenemos que ser capaces de denunciar todo lo que está mal y obrar siempre de una forma justa y recta por el bien de todos., a fin de que el Señor no nos rechace por haber sido unos "siervos inútiles y holgazanes".

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