viernes, 21 de agosto de 2015

21 agosto: unas lecturas con enjundia

Liturgia del día
                Comienza el libro de Rut (1, 1.3-6, 14-16.22), que tras morirse su marido se queda con la suegra. Y dado que en su tierra hay alimentos, se viene con ella y no quiere separarse de ella, aunque la suegra le invitaba a marchar a su pueblo. Rut pronuncia unas palabras que son tomadas por los novios actuales para expresarse el consentimiento en su boda, aunque yo les advierto que son palabras de nuera a suegra y no de novios o esposos. Expresan la fidelidad al cariño familiar: No insistas en que te deje y me vaya. Donde tú vayas, yo iré y donde tú vivas, yo viviré. Tu pueblo es el mío; tu Dios es mi Dios. Y fue así como Rut entró a ser parte de la Historia de la Salvación, y una de las mujeres importantes en este proceso del Antiguo Testamento.
            Las palabras de Rut pueden valer realmente para expresar la fidelidad a la amistad. Incluso a la hora de pensar en una atracción hacia la fe, que se verifica no porque haya habido una “demostración” convincente sobre el tema de la fe, sino por atracción de la persona amiga, quien con su conducta hace que la otra persona acabe aceptando a su Dios y queriendo servir a ese Dios que la otra persona trasmite. Lo curioso es que las parejas suelen omitir ese último versículo. Eso –para ellas- no entra en el compromiso matrimonial.
            El Evangelio (Mt 22, 34-40) nos pone delante a los fariseos que vienen a Jesús para ponerlo a prueba. Jesús ha callado a los saduceos cuando ellos le exponen el tema de aquella mujer que enviudó 7 veces. Y los fariseos quieren saber cómo piensa Jesús y le preguntan lo que era el alma de aquel pueblo: ¿Cuál es el principal mandamiento de la Ley? La respuesta de Jesús es la que cualquier judío podía responder hasta durmiendo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser. Pero Jesús no se quedó ahí. Continuó diciendo: Éste es el principal y primero. El segundo es semejante a él: amarás a tu prójimo como a ti mismo. Estos dos mandamientos sostienen la Ley y los Profetas.
            Es de esos evangelios que no se prestan a comentario. Dicen todo lo que dicen y ahí queda dicho. Lo que ya nos quedaría por delante es soñar: cómo sería la vida si ese mandamiento –doble mandamiento- entrara a formar parte de la vida de la humanidad. Empezando por esa primera parte que rinde adoración a Dios, con todo lo que eso lleva consigo.
            Decían nuestros mayores (y se sigue oyendo) que el mundo va de cráneo porque “se ha perdido el temor de Dios”. Digamos: se ha dejado de lado a Dios, se prescinde de Dios. Diremos con una concepción propia de cristianos que lo que se ha perdido es el AMOR A DIOS. Peor: se ha perdido a Dios. No se quiere contar con Él, o sencillamente es como darlo por muerto. (Y no es la muerte de Cristo). Es dar por finiquitada la existencia de Dios. Sirvió pero ya no sirve, pues el ser humano se ha erigido en dios y se basta a sí mismo.
            Claro: ese mandamiento primero era el punto de referencia de Jesús para hablar del segundo semejante a él. Como se ha eliminado el primero, cae por su peso el segundo. Y el hombre se hace lobo para el otro hombre, el macho se hace hacha para la mujer, la madre mata a sus hijos, los pueblo se destruyen entre sí, los que huyen de esas calamidades son engatusados por las mafias, y los inmigrantes mueren como alimañas en su intento de hallar libertad y un mundo mejor. Se ha quitado a Dios y surge el abuso, la  corrupción, el negocio de clínicas abortistas, el engaño de los políticos que van a su avío partidista y partidario, las muertes que se llaman “de violencia de género”…, y así podríamos seguir… Quitar a Dios de en medio es dejar salir los instintos brutales del ser humano, y crear un sub-mundo que se alimenta de la bazofia de lo más bajo que hay en el hombre y la mujer.
            Por eso cada vez más me indignan los políticos que “se escandalizan” de los hechos luctuosos que ellos mismo han provocado con sus discursos, sus leyes, sus mentiras, sus hipocresías.., a un pueblo que van haciendo más bobo cada vez, para poder manipularlo con sus discursos y promesas de papel mojado, pan para hoy y hambre para mañana, escandalizados cuando una madre deja a su hijo en un contenedor y fomentando con sus leyes las mil muertes violentas en abortos “legales”.

            Dadme un pueblo sin Dios y los humanos se comerán unos a otros. Que no es decirlo. Basta comprobarlo.

2 comentarios:

  1. Pepe Aguilar10:54 a. m.

    He podido leer en un periódico digital: "Prenden fuego y profanan una capilla en San Vicente do Mar" en éste acto vandálico se ha profanado el Santísimo Sacramento, esto ocurrió la noche del lunes al martes, la noticia apareció ayer, pero lógicamente no se hace eco apenas nadie en ésta sociedad nuestra atea.
    El domingo se celebrará un acto de desagravio al Santísimo, sugiero que nos unamos espiritualmente y pidamos perdón en nombre de los que no creen en Dios.

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  2. Anónimo3:25 p. m.

    Me parece muy bien la sugerencia de Pepe Aguilar.Todos unidos para desagravio al Santísimo Sacramento.Este domingo nos unimos todos en oración.

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