jueves, 8 de enero de 2015

8 enero: Jesús de Nazaret

Personaje central: JESÚS
          Evidente es que el personaje central y medular de Nazaret es JESÚS. Tomando ya a Jesús en su juventud y adultez, yo me centraría en un aspecto que especialmente me atrae de esos largos años de Nazaret: lo que solemos describir como VIDA OCULTA, y que yo señalaría como la expresión más clara del SILENCIO DE JESÚS. Lo “oculto” de Nazaret, a mi modo de mirar esa larga etapa de Jesús, no es el hecho en sí de no salir a la vida pública, sino el de llenar una vida, una larga trayectoria de su vida, con un misterioso y rico silencio.
          Tampoco quiero decir que Jesús era un solitario y un osco personaje que no se relacionaba y como si viviera ensimismado. Nada de eso. Precisamente lo considero un temperamento jovial, alegre, dado a los demás, que atraía por su trato y su apertura, su viveza y su saber hacer familia y vivir en familia, en amistad, en comunicación. Pero yo entiendo todo eso desde una riqueza profunda interior que suponía un silencio hondo, como manantial de todo lo demás.
          Un joven que se lo rifaban los paisanos de su edad porque Jesús siempre tenía algo que contar que les llenaba el alma. Un adulto responsable de su trabajo y su compañerismo. Un amigo de sus amigos. Un hijo modélico en la relación con sus padres. Un trabajador honrado y atento, que entregaba o hacía sus encargos con una minuciosidad llamativa, de manera que quedaban las cosas perfectas.
          Pero ¿de dónde salía todo eso? ¡De su riqueza interior y su mundo interior, profundísimo, ahí donde su alma conectaba con lo más vivo de su fe y de su trato con Dios. Ahí donde se fraguaba toda su razón de ser, todo lo monótono cotidiano convertido en vida, todo lo adverso transformado en útil y todo lo gozoso en acción de gracias. Su SILENCIO no tenía que ser de no hablar (aunque no pienso en un Jesús hablador que tenga que contarlo todo), pero detrás de sus palabras había siempre una mirada positiva, un consuelo para el que sufre, una alegría para quienes se le juntaban, una flecha de fe que siempre iba hacia Dios y así lo comunicaba –sin predicar- y así lo contagiaba como salido por sus poros.
          Un silencio convertido en PALABRA, y no porque hubiera de estar hablando sino porque hablaba su silencio. Es la manifestación de una vida interior honda, que hace posible que Jesús nunca suene a hueco, nunca deje caer una palabra vacía o un silencio absurdo. Esa es la manifestación a voces de su VIDA OCULTA, que no puede quedarse oculta para las alamas espirituales, que nunca podrán pasar de largo por Nazaret, aunque los evangelios nos digan tan poco –prácticamente nada- de aquellos casi 30 años.

          Cuando José murió [ver Comentario], Jesús quedó con María, dos almas de vida interior que no hablaban por hablar y matar el tiempo, sino que conversaban sumergiéndose en los misterios de Dios. Porque no dejaba de ser misterio, y hondo para los paisanos de Nazaret), que un varón judío permaneciera en su casa paterna sin tomar estado, en una cultura donde el hombre salía cuanto antes de su casa para llenar su aljaba de flechas, su nuevo hogar de hijos. Y María sabía que no sería así, pero conversaban los dos sobre el momento de Dios… ¡Estaba María tan acostumbrada a saber esperar…! ¡Qué finales del día tan inmensos, en conversaciones tan profundas, en corazones admirados de la grandeza misteriosa del Dios de Israel!

3 comentarios:

  1. Cuando José murió… [otro misterio ejemplar: José sale en el evangelio lo que tiene que salir, y desaparece sin dejar rastro; otro SILENCIO para caer de rodillas. José sirvió lo que sirvió, y luego queda en las brumas del recuerdo y la historia; nuestros tiempos lo están volviendo a poner más a la luz, ¡y bien que se lo merece].

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  2. Ana Ciudad8:20 p. m.

    Al hablar de esta vida oculta de Jesus (usted la llama vida de silencio) en Nazaret nos está enseñando el valor de la vida ordinaria , como medio de santificacion, porque nuestra vida no es algo sin relieve; es en estas circunstancias donde quiere el Señor que se santifique la inmensa mayoría de sus hijos.

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  3. Sí, cada cual está en el lugar propio para su santificación; como que el Señor nos conduce al lugar más conveniente; es importante conocer la voluntad de Dos y ser dócil

    Hay por ahí un precioso artículo del Padre Cantero sobre sus relaciones personales con Jesús Me encantó. Hay que leerlo y releerloº. Gracias Padre por su Catequesis..

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