lunes, 26 de enero de 2015

26 enero: la blasfemia de la negativa a Dios

La “blasfemia” contra el Espíritu Santo
          Hoy voy a pasar más de largo por el texto de la carta a los Hebreos (9, 15, 24-28) por ser una nueva repetición de lo que ya está dicho: la Alianza de Cristo es definitiva, una vez para siempre, y no necesita repetirse en actos diversos. Cristo ya ha entrado en el Cielo y quienes participamos de su Alianza, tenemos también desemboque en el Cielo.
          Mi detenimiento va a ser sobre el Evangelio de Marcos (3, 22-30), también muy conocido, pero me voy a centrar en la expresión: el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón jamás.
          Expliquemos términos: el que BLASFEME… No se trata aquí de palabras o acciones blasfemas en sí mismas y en el sentido conocido de la palabra “blasfemia”.
          CONTRA EL ESPÍRITU SANTO. Tampoco es que se nombre ofensivamente al Espíritu Santo.
          Se trata de un estado de pecado que no se reconoce pecado y del que no se está en actitud de arrepentimiento.
          ¿Por qué se habla del Espíritu Santo? Porque es la presencia y acción directa de Dios en las almas. Y quien se niega a ver la verdad, y se enquista en la mentara, y no deja que actúe la acción de ese Espíritu de Verdad, ese está rechazando la acción de la Gracia –don de Dios-, el mismo Espíritu Santo.
          ¿Por qué es “blasfemia”? Porque es un rechazo directo de Dios y de la acción de Dios. Y al pecado que tiene por objeto directo a Dios, sin otra ventaja de algún tipo, eso es una blasfemia.
          ¿Por qué ese pecado no tiene perdón? – Porque, por hipótesis, es una actitud de negativa a la Gracia, un rechazo de la acción de Dios, un enquistamiento en la soberbia de la persona y –consecuentemente- no hay reconocimiento de pecado, y –por lógica- no hay arrepentimiento. La persona no echa marcha atrás. Y si no se arrepiente, no puede ser perdonado por mucho que Dios quisiera ayudarle. Mientras se mantenga en esa soberbia posición de endiosamiento, Dios no tiene entrada. Dios no puede entrar a perdonar. ESE PECADO NO TIEN PERDÓN.
          Y Jesús, con gran pedagogía, aclara que el mismo pecado contra el Hijo del hombre, cualquier blasfemia que digan, se puede perdonar (porque siempre cabe que el pecador se reconozca pecador y se arrepienta). Lo que no tiene perdón es el pecado que no se reconoce y del que no hay arrepentimiento. Ahí se le han cerrado las puertas a Dios.
          Y acaba el texto poniendo todavía negro sobre blanco: Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo, hasta el punto de decir aquellos fariseos el absurdo de que Jesús echaba los demonios con el poder del demonio. Es un despropósito tan fuerte que esos hombres no son capaces de echar marcha atrás. Se han anquilosado de tal manera en su postura que no hay quien los saque de su absurdo. ¡Esa es la blasfemia contra el Espíritu Santo!
         

          Una mirada a la situación presente, a las expresiones de odio y desprecio que se vierten contra la Iglesia, o todo ese furibundo ataque contra el mismo Dios (su existencia, su obra, “su derecho” sobre todas las cosas ¡porque es Dios!), ¿no rayará en esa terrorífica situación que no tiene vuelta atrás?  “El hombre dueño de su cuerpo” y engreído sobre sus propias consecuciones, que ya cree no necesitar para nada de Dios, ¿no estará rozando peligrosísimamente la blasfemia contra el Espíritu Santo?

1 comentario:

  1. El pecado del orgullo impide aceptar a Dios, aceptar su Palabra y seguir su Ley. El hombre, haciendo mal uso de su libertad, se aleja de Dios, porque cree que puede vivir sin Dios.El Señor no cesa de llamarlo de nuevo, de invitarle a regresar; pero los caminos del hombre pecador son otros y rechazan este Amor y pueden romper definitivamente las relaciones de amistad con Dios.El Hombre se envilece, se hace cada vez menos hombre; en este estadío, en el que lo ha colocado el pecado mortal, ya no puede conseguir la Plenitud para la que fue creado, ya que esta Plenitud únicamente se puede conseguir en la comunión con Dios, única fuente de vida, de caridad y de Gracia.

    Dios, tiene que estar presente en los pecadores,pero no puede estar como Padre, como Huéped, como Trinidad; porque estos hombres, creados para ser templos vivos de la Santísima Trinidad, por sus pecados, se han hecho incapaces de morar en sociedad con las Tres Personas divinas y, por su obstinación, han obligado a Dios a romper toda relación de amistad. Un sólo pecado transformó, en un abrir y cerrar de ojos, a Lucifer de ángel de luz en ángel de las tinieblas y en el peor enemigo de Dios..."Ten piedad de mí; por tu inmensa misericordia borra mis delitos"(Sl, 50)

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