lunes, 5 de enero de 2015

5 enero; ILUSIONES

NOCHE DE ILUSIÓN
                Dice la Biblia que un día se asomó Dios a las ventanas del Cielo y vio que todo el mundo era malo y que todos sus pensamientos iban al mal. Y Dios se hizo presente en forma de lluvia purificadora que devolviera la paz a la tierra en la persona de Noé. La paloma de la paz surgió al cabo de cuarenta días.
                Pero el mundo fue llenándose nuevamente de lodo moral, de guerras y bajezas. Y nuevamente Dios se asomó y se hizo presente en forma de Estrella fulgurante que anunciaba PAZ EN LA TIERRA, y condujo a Belén la magia de unos hombres paganos que se habían quedado gozosamente deslumbrados por esa Estrella, que más que estrella era un SOL DE BONDAD Y PAZ.
                La tradición convirtió aquella magia en tres “Reyes Magos” que supieron mirar al ORIENTE (lugar de origen de LA LUZ) y descubrieron que una nueva realidad era posible en la Tierra. Y se lanzaron a ser  creadores de ilusiones. Y hoy vendrán a mi balcón y me querrán dejar, hechas realidad, las ilusiones que alberga mi alma. ¡Lástima que vienen a media noche, mientras sueño, y que esas realidades seguirán siendo ilusiones! Pero no por eso voy a despreciarlas.
                La primera ilusión es que APAREZCA LA ESTRELLA nuevamente, y que el mundo la vea y se deje conducir. Que el mundo VEA LA ESTRELLA, que es la única manera de que aparezca un diluvio de PAZ. Una paz en la que los hombres rompan esa arma mortífera de su egoísmo, esas mafias demoníacas que juegan sin conciencia con la vida de las personas, esos estamentos políticos, sindicales y patronales corruptos y abusivos, esa carencia de solidaridad y el exceso de competitividad con el que se ha encerrado la vida de muchos hasta el punto de crear un entramado de egoísmos brutales que desconocen, ignoran y desprecian la situación de sus iguales…
                Ilusiono que “los Reyes Magos” entren por el balcón de las familias y las estructure como familia y no como individuos aislados en su mundo, su capricho, su trabajo, su washaph (¿?)…, ignorándose unos a otros y jugando como críos infantilizados a ponerse mensajitos mientras son incapaces de establecer una conversación y entenderse. Sueño con unos hogares que sean verdaderos hogares en los que se sobrepone el cariño por el otro, la atención al otro, el interés por las cosas del otro. “Hogar” que calienta tan apaciblemente que gusta estarse juntos y disfrutarse y vivir una confianza de familia.
                Pido en mi carta a los Reyes Magos unas generaciones (desde 50 para abajo hasta jóvenes y niños) que sepan descubrir LA ESTRELLA y se dejen iluminar por su luz…; que reconozcan que hay una LUZ más allá de sus alicortas miradas, y que el día que se descubre hay una nueva visión de la vida que trae ilusiones desconocidas para quien vivió cegado por las gafas negras de la materialidad como única fuente de satisfacciones.
                Los Reyes Magos, que son sabios, suplirán las muchas carencias y olvidos, y pondrán en los zapatos del alma de tantos y tantas un Espíritu nuevo que pueda hacer nuevas todas las cosas. A los creyentes de verdad para que ahonden y busquen en el pozo sin fondo de ese Espíritu. A los creyentes-no practicantes la sinceridad que les descubra que en la vida del alma cabe el blanco y el negro…, y –a veces- hasta el gris. Pero el color sin color no existe. A los no creyentes, que la Estrella les envíe sus destellos, vaya delante y los encamine hacia Belén y se detenga sobre la casa en la que está JESÚS. A cada cual les supla y nos supla tantas cosas…
                A los Sacerdotes y Consagrados nos haga más testigos del hecho sublime de Belén, donde el amor es patente, la comprensión abarca todas las circunstancias, y son recibidos con admiración y agradecimiento pastores y magos. Que la vida del espíritu esté sobre toda otra ocupación y preocupación. Que el Evangelio esté sobre toda norma y que haya una nueva evangelización que todo lo envuelva en LUCES VENIDAS DEL ORIENTE.
                Ilusión de una Iglesia que se postra ante el pesebre, que vive las bienaventuranzas, que se encarama al Calvario y que reaparece gloriosa e intacta, movida por el Espíritu.
                Y que sigan supliendo Sus Majestades –o quizás acierte mejor diciendo “SU DIVINA MAJESTAD”- tantísimas cosas que se han esfumado de la vida y no se han suplido por otras, siquiera iguales o mejores… Que se supere esta etapa de ídolos e ideologías que han ido eliminando el verdadero valor de un Dios inmanipulable y lo han sustituido por muñequitos del deporte, de la música, de las mascotas, de la era digital, de las consolas y de los héroes de ficción (aunque tengan nombres propios de salvamundos).

                Noche de ilusiones de esos niños que esperan sus regalos, y que seguramente no saben advertir que detrás de esos papeles de regalo no les han puesto los “representantes” de “los Reyes” el verdadero valor que no necesita colores de celofán sino unos padres y unos educadores que les pongan en las manos LA ESTRELLA DE BELÉN, a Jesús Salvador y creador de las mejores ilusiones y realidades que hubieran podido soñar.

2 comentarios:

  1. Es la carta a los Reyes Magos mas bonita que jamás he leído. Dios quiera hacerte caso amigo mío.

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  2. Ana Ciudad4:00 p. m.

    Una carta completísima de buenos deseos,para todos,incluso para los que nos parece haber visto la ESTRELLA que nos conduce a Belen.
    Hoy,en víspera de esta gran fiesta de Epifanía,nos podríamos preguntar en la intimidad de nuestro corazón: ¿Por qué a veces dejo que mi vida siga las luces oscuras de mi capricho, de mi comodidad?. ¿Por qué no me acerco siempre a la luz del Evangelio,donde está mi estrella y mi futuro de felicidad?
    ¿Por qué no doy un paso adelante y abandono mi situación de medianía espiritual?
    ¡¿Por que no seguir el camino que conduce a Belén aunque deba sufrir algún contratiempo?
    Con la liturgia de estos días pidamos Jesús,que en nuestro caminar ,nos conceda una fe tan sólida que alcancemos los dones que nos tiene prometidos.
    Muy cerca de Jesús ,como siempre,vamos a encontrar a María.

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