sábado, 24 de enero de 2015

24 enero: Jesucristo..., ¡MÁS!

¡Cuánto más JESÚS!
          La lectura de Hb.9,2-3, 11-14, continúa la contraposición de ayer: de la antigua alianza a la nueva hay un salto total.  En la alianza antigua el sacerdote ofrecía en el Santuario hecho por hombres. En la nueva alianza es Cristo quien ofrece como Sumo Sacerdote que no es de origen humano. Y en el rito antiguo se ofrecía a Dios  la sangre de animales (sangre que quería ser representativa de la donación de la propia vida de los oferentes). Y ya tenía –por decisión de Dios-, un sentido externo purificador.. ¡Cuánto más la Sangre de Jesús, que se ofrece como sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia de las obras muertas!
          El breve evangelio que sigue (Mc.3, 20-21) puede tomarse muy de corrida o puede suscitarnos una honda reflexión. La vida de Jesús no lleva una trayectoria normal. Ni por sus obras ni por su oposición a la “práctica religiosa tradicional”, que le está atrayendo la aversión de los mentores religiosos: los fariseos.
          Llega a oídos de familiares, que se creen en la obligación de venir a retirar a Jesús de “aquel juego peligroso”. Y se presentan a Jesús para llevárselo con ellos y que quede recluido en su aldea de Nazaret. Porque el modo de vivir y actuar es de alguien que no está en su sano juicio. Se cumple al pie de la letra lo que un día dijo Jesús en Nazaret: un profeta no es recibido en su tierra ni entre sus familiares.
          Analicemos a esos familiares: indiscutiblemente hay que pensar que vienen de buena fe, y convencidos de que a  Jesús se le ha subido a la cabeza un creerse mesías, y está rompiendo por medio, enfrentándose a los mismos maestros religiosos. Eso le va a traer a Jesús muchos problemas, piensan ellos, y lo mejor es llevárselo y ponerlo a salvo en su Nazaret.
          Pensando en esos familiares, están ellos asentados sobre la fe de Israel (o la forma de fe que se ha ido desarrollando en el pueblo a través de las enseñanzas farisaicas). Lo que no han sabido ha sido ponerse en otra tesitura: “¿Será posible que Jesús haya sido designado Mesías de Dios?” ¿Habrá otra realidad que ellos  desconocen? Como es tan difícil dudar de uno mismo, aquellos deudos de Jesús no han dudado nada antes de venir a Jesús para retirarlo de la “vida” que lleva. La solución es “reducir a Jesús” y no la de “ellos crecer”.
          Y veo que esa situación fue –en general- la que acabó dominando en el conjunto de aquel pueblo, porque cuando llegó la pasión, allí no estuvieron las masas de los seguidores, las muchedumbres que lo apretujaban, los miles del desierto…
          Y me hace pensar. Porque la tentación de la sordina es muy sutil y puede inficionar, y que “todo lo que Jesús dice y hace está muy bien dicho y hecho y nos sirve mucho para orar”. PERO… y ahí puede entrar ya la dinámica de los “parientes”…: Jesús ha ido muy lejos…, el evangelio  es muy difícil…, yo no pretendo ser santo…, “el evangelio no se entiende”… Vamos, pues, a recluir a Jesús, y vamos nosotros a vivir nuestra vida de “buenas personas que no hacen daño a nadie y dan una limosna a los pobres, y rezan el Santo Rosario”.
          ¿Eran tan “extraños” los familiares?
          El hecho central –no se explicita pero queda patente- es que Jesús no se fue con ellos. Si intentó explicarles algo, caería en saco roto…, o dejaría una semilla para que fuera haciendo su efecto… Sencillamente los despidió con buenas formas… O tuvo que ponerse serio con ellos porque –en el fondo- eran “la tentación del desierto” que prefería un mesías que convertía las piedras en panes para la ventaja de ese falso mesías…

          ¡Qué trabajo cuesta dar el salto a la verdadera NUEVA ALIANZA!

2 comentarios:

  1. Los familiares de Jesús y su postura ante Él me hacen pensar mucho en la tan traída y llevada “nueva evangelización”. Porque más de una vez me he planteado si no tengo ante ella la misma postura que los deudos aquellos. Jesús propone un evangelio tan subido que soy capaz de verlo como bonita utopía pero “fantástica”, a la que yo no me sumo vitalmente. Jesús “está fuera del mundo real”, y la invitación de la Iglesia y de los Papas a vivir una NUEVA EVANGELIZACIÓN está fuera de lo posible. Aquella familia se queda en sus trece, Jesús tiene que ver la manera de despedirlos sin herirlos, y Jesús ha de continuar su obra y ellos se van, lamentando no haber podido “salvar” a Jesús de su “obsesión”.
    Me hacen pensar mucho esos familiares. Se han quedado con “la suya”. No ha habido un paso adelante (que sepamos). No ha habido progreso. Ante Jesús y ante el evangelio que Él muestra en obras, se han quedado sin plantearse algo nuevo. Luego serán los mismos que, en Nazaret, acabarán pensando que ellos llevaban razón cuando vean que a Jesús no lo acepta el pueblo y le discute “porque saben quién es”…
    No deja de plantearme cuestión personal…

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  2. Muchas gracias al blog por compartir con nosotros el gusto por orar diariamente, ya que así podemos tomar fuerza para salir adelante de todo lo malo que esté sucediendo.

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