domingo, 26 de agosto de 2018

26 agosto: Palabras de vida eterna


LITURGIA del Domingo 21-B del T.O.
                        La 1ª lectura del libro de Josué (24,1-2.15-17.18b) nos presenta a Josué planteando al pueblo la elección que han de hacer en su mundo religioso: pueden volverse a sus antiguos dioses o pueden servir al Dios de Israel, el Señor.
            El pueblo elige seguir al Señor, del que le constan las proezas realizadas en favor de sus antepasados: Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a dioses extranjeros. La lectura está escogida para hacer contraste con el evangelio.

            En Jn.6,61-70 nos encontramos con los discípulos de Jesús (no los apóstoles) tan escandalizados con lo dicho por Jesús (tenéis que comer mi cuerpo y beber mi sangre) que optan por criticar y abandonar: Dura es esta palabra; es un lenguaje inaceptable. ¿Quién puede hacerle caso?
            Adivinó Jesús que aquellos discípulos lo criticaban y se dirige a ellos y les dice: ¿Esto os hace vacilar? ¿Y si vierais al Hijo al hombre subir adonde estaba antes? Si escandaloso era lo primero, no menos lo era esta referencia. Y Jesús remachó: Nadie puede venir a mí si el Padre no lo atrae.
            Desde entonces muchos discípulos no siguieron ya a Jesús. Debió de ser muy doloroso para él, que se fue a sus apóstoles y con sentimiento les preguntó: ¿También vosotros queréis iros? Era un momento álgido. Podían aquellos hombres sentirse también mal impresionados por la afirmación de que mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. Hay, pues, un momento de suspense hasta que Simón Pedro se adelanta y responde: Señor ¿adónde vamos a ir sin ti? Solo tú tienes palabras de vida eterna. Nosotros sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios.
Si los demás pensaban igual o si alguno dudaba, queda en el misterio. Aunque el evangelista se atreve a decir que bien sabía Jesús desde el principio quienes no creían y quién era el que lo iba a entregar, lo que muy bien puede estar diciendo que Judas no era de los que estaban muy convencido de que las palabra de Jesús fueran de vida eterna.

            La 2ª lectura no tiene nada que ver con el tema principal que se ha desarrollado en las lecturas anteriores, pero no deja de ser un tema interesante de palabras de vida eterna, de las que hoy día también se reacciona con escándalo porque el mundo de hoy no acepta la seriedad profunda con la que Pablo aborda el tema del matrimonio cristiano.
                Hay que pasar un poco por encima de las expresiones que usa Pablo en su diverso modo de hablar al marido y a la esposa. No se puede prescindir de la mentalidad de la época, con un sentido acentuado de supremacía del varón. Pero dado eso por supuesto, y que Pablo vive en esa época, lo importante es el modo como aborda la relación del matrimonio, en el que el amor de uno hacia el otro –indistintamente tomado el hombre y la mujer- es una manera de amarse cada uno a sí mismo, y una reproducción del amor de Cristo a su Iglesia, a la que hace con ese amor santa e inmaculada. Así debe ser el amor del matrimonio cristiano. Por eso abandonará el hombre (y la mujer) a su padre y a su madre y serán los dos una sola carne.
                Apostilla Pablo: Éste es un gran misterio, y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia. La expresión griega: “misterio” es lo mismo que la latina “sacramento”. Por eso Pablo ve en el matrimonio según Dios un sacramento (o acción sagrada, acción de Dios), que tiene un referente esencial al que representa y al que realiza en la vida humana: la relación irrompible y sagrada de Cristo y su Iglesia.
                ¿No es verdad que el mundo de hoy se ha saltado esta realidad y ha convertido la unión del varón y la mujer en una simpe aventura que no va más allá de lo que da de sí el tiempo de las emociones afectivas? El “misterio sagrado” no es tomado en esa dimensión esencial y se juega irresponsablemente con algo que Dios ha unido. La pregunta que cabe hacerse es si es una unión bajo la mano de Dios ese conjunto de uniones inmaduras que se están dando hoy día en parejas carentes de la profundidad humana y ética que se requiere para estar verdaderamente en la presencia de Dios.

                Desembocamos en la EUCARISÍA. Comemos realmente el Cuerpo de Jesús. Se ha cumplido su promesa. Y quiera Dios que esa participación en el Cuerpo y la Sangre de Jesús, sea para los matrimonios cristianos una fuerza y estímulo fuertes para vivir su misterio de amor perenne.


                Queremos ir a ti, Señor, que tienes palabras de vida eterna.

-          Que comamos dignamente el Cuerpo de Cristo. Roguemos al Señor.

-          Que no nos escandalice la Palabra de Dios aunque a veces no la entendamos. Roguemos al Señor.

-          Que el matrimonio cristiano sea fuerza y estímulo para los esposos creyentes. Roguemos al Señor.

-          Para que no sepamos ir si no es en seguimiento de Jesús, Roguemos al Señor.


Concédenos, Señor, la madurez en la fe para acoger tu voluntad en todo lo que nos comunicas.
                Por Jesucristo N.S.

1 comentario:

  1. La epístola de hoy se nos leía en nuestro matrimonio, hoy en día en que todo ha de ser "políticamente correcto" nadie se atreve a leerla y queda mucho mas bonito leer la epístola sobre la caridad cambiando caridad por amor con lo que los contrayente se creen que se escribió para ellos.
    La visita del Papa a Irlanda está dejando ver la laxitud que se ha implantado en la Iglesia, no solo en Irlanda, en los temas referentes a la sexualidad que es el "dios" de nuestros días.
    ¿Que pasaría si hoy nos preguntara Jesús como hizo a los apóstoles si le vamos a dejar?

    ResponderEliminar

¡GRACIAS POR COMENTAR!