miércoles, 1 de noviembre de 2017

1 noviembre: TODOS LOS SANTOS

Liturgia:  TODOS LOS SANTOS
                      Un autor dice que él cambia ligeramente el nombre de esta fiesta y que la llama la fiesta de TODOS SANTOS. La diferencia está en el artículo. “Todos los Santos” reduce el campo y se queda en esos 144,000 señalados (Apoc,7,2-4.9-14) que, con ser un número bíblico de amplitud, no lo es de totalidad. Mientras que el autor defiende que son TODOS SANTOS-TODOS PECADORES los que celebramos en la realidad, porque en el Cielo no ha entrado nadie –excepción de María y Juan Bautista- que no sean pecadores. Y el título que podemos esgrimir para estar en el Cielo, no es el de nuestros méritos (que no los tenemos), sino el de pecadores…, arrepentidos y admirados de la misericordia de Dios. Ese es nuestro “carné de identidad” para gozar de la gloria eterna. Ese es nuestro “derecho”, expresado por Jesús en el evangelio, donde los que se adelantan en el Reino con los publicanos y las prostitutas, en tanto que reconociéndose pecadores, se abren a la misericordia de Dios. El publicano del templo es justificado; el fariseo que pretende presentar sus “títulos”, no. La pecadora amó mucho; el fariseo Simón no tuvo deferencia con Jesús.
          Las BIENAVENTURANZAS, escogidas para evangelio de la fiesta (Mt.5,1-12) no son ni normas ni aspectos de vida que cumplir. Son en realidad caminos trazados por Jesús para que los  recorramos a través de nuestra vida, en realidad de POBRES que han escogido su pobreza y han renunciado a todo otro para hacer de Dios su herencia: Dios es su rey. Y eso se concreta en actitudes que se van desgranando a través de las 7 dichas o felicidades que describe Jesús, y que formula un autor de la siguiente manera:
          "¡Cuánto más felices seríais si no necesitarais tantas cosas, si no os fiarais tanto de tener y consumir!"
"¡Cuánto más felices seríais si vuestro corazón no fuese violento!"
"¡Cuánto más felices seríais si aprendierais a sufrir!"
"¡Cuánto más felices seríais si tuvierais hambre de un mundo justo!"
"Cuánto más felices seríais si aprendierais a perdonar!"
"¡Cuánto más felices seríais si tuvierais un corazón transparente!"
"¡Cuánto más felices seríais si trabajarais por la paz!"
"Y si tenéis que sufrir algo por ser así, ¡mucho más felices todavía!"
          Queda la 2ª lectura (1Jn.3,1-3) donde se describe cuál es la suerte del SANTO. Y es nada menos que ver a Dios tal cual es, y poder ser llamados ‘hijos de Dios’, porque verdaderamente lo somos.

          Quiere decir que en esa realidad de TODOS SANTOS-TODOS PECADORES, pero precisamente por ello pudiendo entrar a la presencia de Dios, están tantas almas santas de la historia que no están declarados santos de una manera oficial, pero que vivieron su vida en acuerdo con la voluntad de Dios, y fueron ejemplo vivo de bondad y de sacrificio, de amor y de entrega, tantas veces sin apariencias ni a bombo y platillo pero que bien lo pudieron gozar quienes convivieron y que estuvieron bajo la influencia de esas personas. Personas que no son para nosotros tan innominadas, a las que podemos poner nombres muy concretos porque fuimos beneficiados de su influencia, posiblemente muy cercanas y a las que nos hemos sentido muy afectiva y familiarmente unidos.

          Personas que vivieron nuestra misma Eucaristía y que nos dieron ejemplo de cómo darle un sentido de comunión que sobrepasa lo que separa y que extiende la mano del perdón allí donde sea necesario. Que nos enseñaron a hacer de la participación en la Misa una exigencia para que –al salir a la calle- siga actuando la fuerza de lo vivido y participado sacramentalmente, y que no se quede en una mera celebración y menos aún en un cumplimiento del precepto. Nada tan lejano a la intención de la Iglesia al ponernos delante esta fiesta, y hacernos rememorar el ejemplo de tantos santos y santas, los oficialmente reconocidos y elevados a los altares, como los que fueron al Cielo de incógnito para nosotros, pero recibiendo el inmenso abrazo de Dios.


          Con la intercesión de los Santos que gozan de la presencia de Dios, elevamos nuestras peticiones al Señor.

-          Que seamos felices sin necesitar muchas cosas y sin tanto tener y consumir. Roguemos al Señor

-          Que nuestro corazón no sea violento, y que sepamos aprender a sufrir. Roguemos al Señor

-          Que tengamos hambre de un mundo justo y aprendamos  a perdonar. Roguemos al Señor.

-          Que tengamos un corazón transparente y sepamos trabajar por la paz. Roguemos al Señor

Concédenos, Señor, la fortaleza para responder a tu invitación, aunque hubiera que sufrir algo por ser así. Y así sentirnos más felices.

          Por Jesucristo N.S.

2 comentarios:

  1. Entran en una Iglesia un padre con su hijo.
    El niño observa las grandes vidrieras, algunas de ellas deterioradas por el paso del tiempo, y pregunta a su padre: ¿Quiénes son esos?
    El padre responde: -Son los santos.
    Al día siguiente la Maestra pregunta en clase a los niños:
    -¿Qué es un santo?
    Y el niño n cuestión levanta la mano y responde:
    -Son hombres muy grandes, con rotos y que dejan pasar la luz.

    Buena descripción de lo que es un SANTO: Una persona MUY GRANDE; que al mismo tiempo es FRAGIL, y QUE DEJA PASAR LA LUZ.
    Materia para pensar.

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  2. UN SANTO ES UNA PERSONA MUY GRANDE, MUY FRÁGIL Y TRANWSPARENTE...

    Si el Reino de Dios es un banquete y el Anfitrión es el propio Dios, hoy no nos fijamos en Él ni en la mesa presidencial sino en la multitud de anónimos invitados. Todos estos han sido invitados a la santidad en el Monte de las Bienaventuranzas. Por eso hay gentes de todos los países, que se han santificado escuchando a Jesús que les propusiera varios caminos. Cuando reflexionamos sobre ellas nos parecen un reto; pero Jesús las propone como caminos seguros por los que podemos conseguir la felicidad eterna. Porque, aunque ya somos hijos de Dios, todavía no se ha manifestado como seremos. El reto es dejar atrás el pecado y empezar a vivir de acuerdo con lo que esperamos ser. Pertenecemos al Pueblo de Dios. Es muy importante que sepamos la importancia de ser Hijos de Dios. En este camino hacia la plenitud, recibiremos las ayudas necesarias para no desfallecer.

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