domingo, 5 de noviembre de 2017

5 novbre.: Maestros, padres y jefes

Liturgia:
                      Hay un contraste evidente entre las lecturas que llevan la voz cantante y la segunda lectura. En la 1ª y en el Evangelio hay un aviso fuerte sobre el sentido de la autoridad religiosa, que nunca puede ser fin y tiranía. En Malaquías 1,14 a 2,2.8-10 de donde está tomada la 1ª lectura, hay una condena clara de aquellos sacerdotes de la antigua alianza que, con sus normas y actitudes, han hecho tropezar a muchos en la ley, invalidando la alianza de Dios, poniendo más énfasis en las leyes que en la confianza en Dios y en su promesa.
          El argumento que esgrime el profeta es que todos tenemos un solo Padre y nos creó un único Señor. Por eso no es admisible que alguien despoje a su prójimo, profanando así la alianza que Dios estableció con los padres del pueblo: los Patriarcas.

          Jesucristo ya se concreta en los escribas (doctores de la ley) y los fariseos, que tienen la misión de enseñar y conducir al pueblo por los caminos de Dios. Y es verdad que leen la palabra de Dios en las sinagogas, pero la conducta que ellos siguen es contraria a lo que leen y enseñan. Mt.23,1-12.  Por eso dice Jesús que en La cátedra de Moisés se sentaron los doctores de la ley y los fariseos haced lo que dicen pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen.
          Ellos cargan fardos insoportables sobre los hombros de las gentes, pero ellos no están dispuestos ni a rozarlos con un dedo. Lo que predican es muy exigente. Lo que ellos hacen, muy liviano.
          Lo que les gusta a ellos es que los vea la gente y los tenga por santos. Y así se pierden en una serie de formas externas que no dicen nada de santidad. Lo que buscan es que le gente los llame ‘maestros’, que les hagan reverencias por la calle y que los aúpen y les consideren.
          Vosotros, en cambio, nos os dejéis llamar ‘maestros’, ni ‘padre’, ni ‘jefe’, porque vuestro maestro, padre y jefe es Dios, es Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor; el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido.
          Bien conocemos ya el lenguaje de Jesús, que lleva sus dichos al extremo para hacerse entender más. Pero no es que no podamos reconocer que tenemos maestros en la vida, que tenemos un padre y que dependemos frecuentemente de un ‘jefe’. Lo que ninguno de ellos puede hacer es ocupar en nuestra vida el lugar de Dios. Dios es el verdadero paradigma de maestro, el ejemplo excepcional de padre, y el jefe que nos conduce a lo que es mejor para nosotros.

          Y un caso concreto de ello lo tenemos en la 2ª lectura de la carta a los Tesalonicenses (1ª,2,7-9.13), en donde Pablo se manifiesta como un tutor celoso del bien de aquella comunidad de Tesalónica: Os teníamos tanto cariño que deseábamos entregaros no solo el evangelio sino hasta nuestras propias personas. Es el caso del pastor de almas que se da a ellas, y no para pedirles nada personal a cambio, porque el interés de Pablo es proclamar entre vosotros el evangelio de Dios.
          Al recibir la Palabra de Dios que os predicamos (como auténticos maestros y padres en la fe), la acogisteis no como palabra de hombre, sino cual es verdad, como Palabra de Dios, que permanece operante entre vosotros los creyentes.

          La liturgia del día desemboca en la EUCARISTÍA, y en ella está la síntesis de todo lo que nos han querido enseñar las lecturas. La Palabra se hace carne y la carne de Cristo se hace Eucaristía para que podamos enriquecernos no sólo de una palabra hablada sino de una PRESENCIA. En la Palabra hemos de mirarnos y que se refleje en nosotros, de modo que lo que hablamos se haga realidad; que lo que decimos lo hagamos, que la vida no vaya por una parte y la participación en la Misa vaya por otra. Que ha sido lo que Jesús ha querido dejar como legado en este evangelio que hemos comentado. Y que cuanto en nuestra vida tengamos de maestros, padres o jefes, sea acorde con la voluntad de Dios.


          A Dios nuestro Padre pedimos en esta oración.

-         Danos doctos maestros que nos enseñen conforme a la verdad y vivan lo que dicen. Roguemos al Señor.

-         Danos autoridades justas que velen por el bien del pueblo, y de los más desfavorecidos. Roguemos al Señor.

-         Danos sacerdotes santos que orienten desde la Palabra de Dios. Roguemos al Señor.

-         Pon tu mano para la armonía y paz en España y danos la lluvia mansa y oportuna para los campos y los embalses. Roguemos al Señor.


Dios misericordioso: conoces nuestras necesidades y miras nuestros corazones. Envíanos las gracias que más necesitamos.

          Te lo pedimos a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

1 comentario:

  1. Dios misericordioso,Tú nos conoces muy bien,conoces nuestros corazones y sabes de lo que carece cada uno.. Envíanos las gracias que necesitamos. Queremos ser fieles a laenseñanza de Jesús; queremos sentirnos hermanos entre todos los miembros de la Iglesia, y evitar cualquier espíritu de casta por el hecho de pertenecer al Opus Dei o a alguna Cofradiaa, o por ser ministros ordenados. Ministro significa "Servidor ". Jesús criticó las borlas y las púrpuras y las vestiduras de los fariseos.Jesús , hoy criticaría ciertas púrpuras y ciertas vestiduras eclesiásticas que Él jamás se habría puesto.Tanto en el vestir como en el hablar los cristianos tenemos que ser un ejemplo por nuestro talante sencillo, respetuoso y afable sin hacer acepción de personas. Nuestro único Título de honor es el de ser bautizados, hijos adoptivos de Dios. Que nuestra única genuflexión sea ante Papá Dios.

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