martes, 21 de noviembre de 2017

21 noviembre: La salvación de esta casa

Liturgia:
                      Otra historia concreta en 2Mac.6,18-31. Si ayer era la historia de un rey que obligaba a apostatar a los judíos, o los castigaba con la muerte, hoy es la historia de un personaje de 90 años que se mantiene recio en sus convicciones y prácticas religiosas, y no cede ni ante propuestas de falsa compasión, ni ante los latigazos de su martirio.
          Falsa compasión de sus aparentes amigos que pretenden salvarlo a base de una simulación que supondría un mal ejemplo para todos, jóvenes y mayores. Le ofrecían el simulacro de comer carne admitida por la ley judía como si se tratara de carnes de cerdo. Con eso salvaba su vida porque hacía creer que había cedido, aunque él podía tener la tranquilidad de no haber comido nada que no pudiera comer legalmente.
          Eleazar se niega rotundamente porque sería un escándalo para los otros, que creerían que había hecho lo prohibido. Y Eleazar no juega esa farsa y se obtiene la enemistad de los que venían antes como amigos. Y acaba azotado, consciente de que pudo librarse pero a costa de una infamia.
          De esta manera terminó su vida, dejando no sólo a los jóvenes, sino también a toda la nación, un ejemplo memorable de heroísmo y virtud.

          En el evangelio tenemos la narración conocida de Zaqueo (Lc.19,1-10). No es casual la connotación identificativa que da el evangelista para presentarnos al personaje. Era jefe de publicanos y rico…, bajo de estatura. Trataba de ver a Jesús pero le impedía el gentío ver pasar a Jesús.
          Yo no puedo menos que repetirme en el análisis de cada una de esas características porque para mí son el retrato exacto de ese hombre, Zaqueo, que ha sido dibujado con pincel maestro por San Lucas.
          Publicano, igual a pecador público; despreciado por el pueblo. Y “jefe de publicanos”, que llevaba no sólo su carga personal sino la de ser el jefe del clan.
          Para más inri, “rico”. Lo más contrario al pensamiento de Cristo y al fondo del evangelio de Lucas, que es evangelio de los pobres. En las antípodas de Jesucristo.
          “Bajo de estatura”, con lo que el evangelista no sólo indica una connotación física sino un estado de enanismo humano. Y por tanto en las condiciones más adversas para ver a Jesús.
          Y sin embargo “trataba de verlo”. ¿Mera curiosidad? De hecho, lo más que aspiraba era verlo pasar. Pero un gusanillo interior le impulsaba a verlo. Y por eso se olvida de su posición social y se encarama en un sicomoro (una higuera loca) para salvar su bajeza. Hasta ahí, lo que Zaqueo podía hacer. Lo vería pasar y satisfaría su deseo. Y ahí acabaría la cosa.
          Pero no fue el pensamiento de Jesús, que, al pasar por aquel sitio, se detiene, mira al árbol, y toma la iniciativa: Zaqueo, baja enseguida, que me quiero alojar en tu casa.
          Era algo inesperado que no hubiera podido ni soñar. Bajó rápidamente y abrió a Jesús las puertas de su casa. Y como una reacción inmediata, como tocado en las fibras más íntimas de su ser, se puso en pie, en posición de acción inmediata, y dijo: Mira, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres y si de alguno me ha aprovechado, le restituiré cuatro veces más.
          Era una conversión muy honda. No sólo era acoger a Jesús sino renunciar a la mitad de sus bienes (hacerse pobre)… Pero es que si hubiera sido injusto con alguno y se hubiera aprovechado de él, le devolvería lo perjudicado, multiplicado por cuatro.
          Con razón Jesús dijo que había llegado la salvación a aquella casa, pese a las críticas que el vulgo emitió en aquellas circunstancias.


          Yo me quedo pensando en esas realidades de pecados arrastrados por años enteros, sin que se produzca una auténtica conversión. Años enteros flirteando con defectos y pecados repetidos y confesiones repetitivas con las mismas materias. Y miro a Zaqueo y digo: este hombre fue profundamente honrado y su encuentro con Jesucristo fue un auténtico aldabonazo en su vida. ¿Cómo nos encontramos con Jesús en nuestra vida real?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡GRACIAS POR COMENTAR!