martes, 6 de junio de 2017

6 junio: A Dios, lo que es de Dios

Durante los días 7, 8 y 9 no voy a poder poner el blog porque estoy en lugar sin cobertura de Internet.
        Sí os pido que me ayudéis con vuestras oraciones en el ministerio que voy a desarrollar, Dios mediante.

Liturgia
          Otro relato ejemplarizante del libro de Tobías (2, 10-23): el hombre que –en la desgracia- no protesta contra Dios ni culpa a Dios de lo sucedido. El relator indica que Dios permitió que le sucediese esta desgracia para que, como Job, diera ejemplo de paciencia. Lo que le había ocurrido era precisamente efecto de su constante trabajo a favor de los demás: que se sentó a descansar junto a una tapia y allí le cayó en los ojos excremento de una golondrina, por cuya causa quedó ciego.
          La tentación no se dejó esperar y llegó de parte de parientes y gentes importantes, que vienen a echarle en cara que no le ha servido de nada su fidelidad al Señor. Pero Tobías no se rebela contra Dios por su ceguera sino que siguió imperturbable en el amor a Dios, dándole gracias todos los días de su vida. Éste es el mensaje que quiere dejarnos la narración que tenemos entre manos; que a Dios no se le culpa de las desgracias, y que lo que sucede malo no vuelve contra Dios el alma de una persona bien formada y sinceramente religiosa. Respondía a los que le incitaban: No digáis eso, que somos descendientes de un pueblo santo y esperamos la vida que Dios da a los que perseveran en su fe. Es una teología perfecta, una verdadera avanzadilla de la teología que nos legó Jesucristo, que siempre estuvo a lo que Dios quería, recibido con una profunda fe.
          Tobías era delicado de conciencia y –a juzgar por lo siguiente- rayando en lo escrupuloso. Su mujer tuvo que salir a ganar el pan de la familia, y un día le regalaron un cabrito. Cuando lo lleva a casa y lo escucha balar el bueno de Tobías, llega a temer que haya sido robado y pide su devolución. Lo cual exalta más aún a la esposa contra él, y le ataca –cosa muy corriente- por el sentido religioso: ya ves de lo que te ha servido hacer limosnas. Aparte de la suspicacia que ha supuesto su imaginación de robo, adonde conduce el relato es a esa paciencia con la que sobrelleva el ataque constante que recibe contra su fe. Y en ello hay una buena oportunidad de hacernos pacientes ante los ataques fáciles con que pretenden ridiculizar nuestra fe, cuando en realidad esa fe es profundamente arraigada en una certeza absoluta de que DIOS ES BUENO Y HACE TODO BIEN.

          El evangelio de Marcos (12,13-17) nos sitúa ante una “tentación” que le ponen delante a Jesús a propósito del pago del tributo al César: ¿Es lícito pagarlo o no? Si dice que sí, se echa encima al pueblo. Si dice que no, lo acusan ante el poder civil.
          Y Jesús se vale de una estratagema. Pide que le enseñen la moneda del tributo, y pregunta de quién es la imagen y la inscripción: “Cesar, divino emperador”. Y seguramente muy extrañados de aquella pregunta tan infantil, le responden: ¡Del César!. Con lo que Jesús se escapa aparentemente por la tangente, diciendo: Pues al César dad lo que es del César. Y aquí venía la parte fuerte de la respuesta: la inscripción era falsa en su contenido, porque el César no es “divino”. Más bien la verdad es que el César es tan humano como los demás en su relación con Dios. Y por tanto lo mismo que al César hay que pagarle su tributo para las mejoras sociales y las obras públicas,  el propio César debe pagar el tributo de dar a Dios lo que es de Dios. Por tanto, una cosa es el tributo o impuesto que debe pagar todo buen ciudadano, y otra cosa es que el César es ciudadano respecto de Dios y le corresponde rendir también tributo a Dios: no tiene nada de divino.

          Se me antoja práctica esta respuesta de Jesús para nuestra vida diaria. Muchas personas “no tienen tiempo para lo espiritual”. Tienen muchas cosas que hacer…, y todas van antes que lo que corresponde a Dios. Lo “de Dios” va dejándose para “después”…, con lo que acaba por no hacerse. La respuesta de Jesús debe reflexionarse: al “César” (lo humano y material) hay que darle “lo suyo”, pero a Dios hay que darle las cosas y el tiempo de Dios. Habrá que compaginar tiempos y orden, para que Dios no quede sinb lo que es suyo.

2 comentarios:

  1. Ser cristiano es ser una persona comprometida consigo misma y con la Comunidad. El cristiano, fiel a su Bautismo,sabe que tiene una misión en el mundo: collaborar con Jesús en su Plan salvífico de todos los hombres y, para eso tiene que estar "metido en Dios" a través de la oración, de los sacramentos y de la santificación de sus quehaceres, sin olvidarse que es levadura, metida dentro de una humanidad que tiene que transformar Siempre con Jesús, nuestro Maestro, el Faro que ilumina todas las realidades creadas, no nos faltarán las fuerzas y el amor para proyectarlo sobre la Comunidad.

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  2. Ana Ciudad8:11 p. m.

    Ama y respeta las normas de una convivencia honrada, y no dudes de que tu sumisión leal al deber será,también vehículo para que otros descubran la honradez cristiana, fruto del amor divino, y encuentren Dios.

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