domingo, 25 de junio de 2017

25 junio: No tengáis miedo

HOY SALE LA PROCESIÓN DEL SAGRADO CORAZÓN (Málaga)


Liturgia
          Nos han lavado la mente de tal manera que hoy apenas se pueden tocar temas de total actualidad (y que aplastan valores esencialmente religiosos) sin que contra el osado que lo haga no recaiga una acusación de “hablar de política”, atacar la “libertad de expresión”, “no respetar las ideas del prójimo”, “tener ideas antiguas”, “ser un extremista”…, etc. Y el hecho real es que han conseguido su objetivo de mantenernos callados por ese temor de ser tildados y menospreciados. Y ahí estamos sufriendo el aplastamiento de nuestros valores cristianos, sin poder levantar la voz.
          En una tertulia de televisión, todos opinan a su manera pero en cuanto surge la persona que pretende poner un valor sobre la mesa, no se le deja hablar y se le echan encima para que no pueda expresar su tesis.
          Y somos conscientes de que ese fenómeno nos está sucediendo incluso en la familia, sobre todo con las generaciones más nuevas (pero no sólo con ellas), y ahí tenemos silenciados a quienes mantienen unos principios y tienen la cabeza muy sobre los hombros.
          Pues bien: el evangelio de hoy (Mt 10, 26-33) es muy claro. Jesucristo avisa a sus apóstoles: No tengáis miedo a los hombres, porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse. Lo que os digo de noche, decidlo a pleno día, y lo que os digo al oído, pregonadlo desde las azoteas. No tengáis miedo a los que pueden matar el cuerpo, pero no pueden matar el alma. ¡Difícil, Jesús mío, en los momentos en que estamos! ¿A ver quién puede hoy opinar y expresar algo sobre el hiperbólico “orgullo”, sobre el aborto, sobre las provocaciones carnavalescas,  sobre profanaciones de lugares sagrados, sobre tantos temas humanos que están sobre el tapete de la vida, y que por tanto lo mismo pertenecen al ámbito de lo cívico como al de lo moral, al de la vida privada como a los principios de la religión católica?
          Nos queda la palabra de Jesús de que todo eso saldrá a la luz y pregonado desde las azoteas, pero mientras tanto, vivimos atemorizados y acallados, con el cuerpo intacto pero con el alma partida.
          Dice Jesús que no tengamos miedo a los que no pueden matar el alma, pero la realidad es que vivimos como zombis sin voz ni voto, y que hasta el alma nos la están cociendo a fuego lento y que muchas personas –de las que quieren mantenerse fieles- ya no saben siquiera qué es verdad y qué es mentira.
          Tenéis que temer a quien puede destruir con el fuego alma y cuerpo. Yo he defendido siempre que eso no se refiere a Dios, porque no encaja en absoluto con el contexto que sigue. Mientras somos acosados por las redes del mal –que sí pueden ir destruyendo alma y cuerpo (conforme a lo dicho)-, queda una seguridad en la fe del verdadero creyente, y es que no cae un cabello de la cabeza sin que lo disponga Dios. Y Dios, por su parte, es el que cuida hasta de los gorriones ¡Cuánto más de nosotros! Lo que se está pidiendo es una fe que traslade montañas, porque lo que estamos experimentando va en el sentido contrario.
          Y afirma Jesús –y ahí está la clave- que si uno se pone de su parte ante los hombres, también él se pondrá de parte de ellos ante el Padre del Cielo. Nos pone entre la espada y la pared. No tenemos que entrar en pelea con los que piensan y actúan al revés, pero nosotros tenemos que conservar y mantener la verdad evangélica. No discutimos pero no aceptamos comulgar con ruedas de molino, ni ante los particulares ni ante los políticos, ni ante los familiares que nos tildan de ignorantes. Sigan ellos su camino, pero nosotros nos ponemos de parte de Jesucristo y de su evangelio, sin temores ni achicamientos.
          Es muy expresiva la 1ª lectura (Jer 20,10-13) en que se pone a las claras el procedimiento de los malvados en su intento de apabullar al justo. Pero es muy clara la postura del profeta que recurre en oración a Dios –que examina al justo y sondea lo íntimo del corazón- para poder ver finalmente la victoria de la verdad sobre la mentira, de la bondad sobre la malicia. Para acabar con un canto de victoria y de alabanza a Dios porque libró la vida del pobre de las manos del impío.




          Dios Padre, que cuidas de nuestros cabellos y de los mismos gorriones, sal con tu poder a favor de tu Iglesia.

-         Que no temamos a tantos que intentan silenciarnos. Roguemos al Señor.

-         Que tengamos valor para mantener firmes los principios cristianos. Roguemos al Señor.

-         Que sobrellevemos con valor y firmeza a quienes pretenden anularnos el alma. Roguemos al Señor.

-         Que des tus fuerzas a tantos hermanos nuestros a quienes le están quitando la vida del cuerpo. Roguemos al Señor.


Señor, Dios nuestro, que conoces lo íntimo de nuestro corazón: ayúdanos frente a los enemigos y haz que podamos alabar tu Nombre, que se cuida de los pequeños.

          Por Jesucristo N.S.

1 comentario:

  1. Pues, sigamos levantando la voz: ¡Adelante!. No nos callaran.

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