viernes, 1 de julio de 2016

1 julio: Misericordia quiero

JULIO:     Mes de San Ignacio de Loyola
que tendrá su broche final en la fiesta del Santo el 31 de Julio.  
          Fundador de la Compañía que quiso que se llamara del nombre de Jesús. La ideó como “caballería ligera”, dispuesta en cualquier momento a salir adonde hubiera una necesidad a mayor gloria de Dios, por lo que no quiso que sus compañeros estuviesen dependiendo de horarios conventuales de Coro y demás prácticas de todos los Religiosos de aquel momento. Autor del libro “Ejercicios espirituales” en los que se muestra gran enamorado de Jesucristo y trasmisor de una auténtica escuela de oración. Gran místico y muy humano. Redactó unas Constituciones que son espíritu más que normativa, pero pensando que lo que había de dirigir  la vida de los jesuitas debía ser la interior ley de la caridad y el amor que el Espíritu Santo escribe e imprime en los corazones.

Liturgia
          Amós sigue con su profecía. 8, 4-6. 9-12 es una queja inicial profunda del abuso del prójimo, por la falta de amor y respeto al mismo. Es el tema de la corrupción, al que hoy somos muy sensibles.  Por eso se oscurecerá el sol a mediodía. Y concluye con algo que firmaremos nosotros: Llegan días en que enviaré a la tierra hambre y sed de la palabra del Señor. Ahí debemos sentirnos nosotros y que la Palabra del Señor nos sea indispensable para nuestra espiritualidad profunda, mucho más allá de otras formas exteriores de piedad.

          Tenemos en el Evangelio (Mt. 9, 9-13) la vocación de este evangelista y apóstol, que era un publicano (un despreciado de la élite religiosa de Israel), al que le dirigió Jesús esa palabra clave que cambió la vida de otros: Sígueme. Y Mateo se levantó de su mostrador de impuestos y siguió a Jesús. Y lo festejó con sus amigos, los otros publicanos, dando un banquete en el que estuvieron ellos, y Jesús en medio con sus otros discípulos.
          Los fariseos lo vieron con malos ojos. Ellos, los puros, no podían entender que Jesús –que se las daba de hombre justo- pudiera participar de la misma mesa que aquellos publicanos, a quienes identificaban con raza de pecadores. Y fueron indirectamente a quejarse a través de los discípulos, intentando sembrar en ellos las dudas del Maestro: ¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?
          Jesús lo oyó. Y se apresuró a hacer el comentario que correspondía a aquella mala intención de los fariseos. Y dijo Jesús: No tienen necesidad de médico los sanos sino los enfermos. Serán pecadores…; por eso mismo más me necesitan. Y vosotros aprended lo que significa: misericordia quiero y no sacrificios. Que no he venido a llamar a los justos sino a los pecadores.
          Es evidente que Jesús también se dirigía a las buenas personas, a las personas que vivían su honradez. Pero era consciente de que no tenía entrada con los “santones” que se creían justos y se erigían en justos y críticos de las acciones de los demás. Ellos se creían justos, y es evidente que en su falsa justicia se permitían juzgar y corregir a los demás. A esos no los llama Jesús. Y aunque los llamara, no acudirían porque ellos siempre se considerarían superiores y más perfectos. Por eso se siente bien entre aquellos pecadores, de corazón más sano y noble que el de los “justos”. Por eso los llama a ellos. Por eso se pone a comer con ellos. Tienen más capacidad de humildad y de reconocimiento de su pobreza.

          Ni que decir tiene que todo esto es un auténtico examen de conciencia en voz alta que nos tenemos que hacer nosotros, los que vivimos ya “del lado de acá”. Porque fácilmente juzgamos y hasta expresamos nuestros juicios (que por mucho que los intentemos camuflar y revestir, son juicios críticos y poco caritativos). Y Jesús tendrá que decirnos que, en el fondo de la cuestión, llama y se entiende con los pecadores, los imperfectos, los que no juzgan… Están mucho más en la línea de Jesús.

          ¡¡¡Pongámonos en línea…!!!

1 comentario:

  1. Ana Ciudad9:17 a. m.

    CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA(Continuación)

    LAS FUENTES DE LA ORACIÓN.

    "Mi secreto es muy sencillo: yo rezo.Y mediante mi oración me hago una con el amor de Cristo y comprendo que orar es amarle, que orar es vivir con él y esto significa hacer verdad sus palabras. Orar es para mí estar las 24 horas al día unida a la voluntad de Jesús, vivir para él, por él y con él (Beata Teresa de Calcuta).

    ¿CÓMO PUEDE MI VIDA COTIDIANA SER UNA ESCUELA DE ORACIÓN?.-Cada acontecimiento, cada encuentro puede ser un impulso para una oración. Pues cuánto más profundamente vivimos en unidad con Dios tanto más profundamente comprendemos el mundo que nos rodea.
    Quien busca la unidad con Dios ya desde la mañana es capaz de bendecir a las personas con las que se encuentra, incluso rivales y enemigos. A lo largo del día pone todos sus problemas en manos del Señor. Tiene más paz en su interior y la irradia. Emite sus juicios y toma sus decisiones preguntándose cómo actuaría Jesús en esa circunstancia. Vence al miedo por medio de la cercanía a Dios. En las circunstancias desesperadas no es inestable. Lleva en sí la paz del cielo y con ello la transmite al mundo. Está lleno de agradecimiento y de alegría por todo lo bueno, pero también soporta las dificultades que se encuentra. Esta atención a Dios es posible incluso durante el trabajo.

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