sábado, 30 de julio de 2016

30 julio: El dolor de los cristos

Liturgia
          A Jeremías lo declaran reo de muerte porque ha profetizado contra Jerusalén (Jer 26, 11-16. 24). Jeremías explica que él no ha hecho más que predicar la palabra que le ha llegado de Dios. Pero que si ellos se convierten y enmiendan conducta y acciones, Dios se volverá atrás de su amenaza. Con toda resignación les dice que él está en manos de aquellos dirigentes, pero que si lo matan, van a derramar sangre inocente porque verdaderamente el Señor le ha enviado a anunciar aquello.
          Da resultado la defensa que ha hecho Jeremías y los sacerdotes y profetas reconocen que no es reo de muerte porque Jeremías no ha hecho sino obedecer al Señor.
          Ajicán tomó a su cargo a Jeremías para que no lo entregara el pueblo a la muerte.

          No tuvo Juan Bautista la misma suerte con Herodes y con las intrigas de Herodías (mujer de su hermano Felipe pero con la que Herodes se había unido). Mt 14, 1-12 nos narra la historia de la muerte del Bautista, por la inquina que Herodías le había tomado porque le repetía a Herodes que no le era lícito vivir con la cuñada.
          El caso se presentó favorable para aquella mujer cuando Herodes, alegre por el vino y pasándose de la raya en sus promesas, ofreció a la hija de Herodías cualquier cosa que pidiera (para premiarle su danza ante los comensales). Herodías aprovechó la ocasión para que su hija pidiera la cabeza de Juan el Bautista, allí mismo, en una bandeja.
          Y Herodes no tuvo valentía para oponerse a aquella ejecución y al Bautista, que al fin y al cabo le trasmitía la voluntad de Dios, acabó degollándolo, y así la cabeza de un profeta pagó el baile de una danzarina.
          El rey lo sintió. Pero bien definida queda la calaña del dirigente que no impidió aquella injusticia. Así, muchísimos años después de la liberación de Jeremías, porque hablaba palabra de Dios, cayó la cabeza de Juan por la tozudez de un rey que no supo escuchar esa misma voz que le trasmitía el Bautista.

          Nos queda que rezar con especial devoción el SALMO 68: escúchame, Señor, el día de tu favor. Arráncame del cieno; que no me hunda; líbrame de los que me aborrecen… Que no me arrastre la corriente, que no me trague el torbellino… Yo soy un pobre malherido. Dios mío, tu salvación me levante… Buscad al Señor los humildes y vivirá vuestro corazón.


          En las vísperas de SAN IGNACIO DE LOYOLA podemos venir a su contemplación de Cristo paciente, cuando el santo salta desde el conocimiento interno a la identificación con los dolores de Cristo. De modo que sitúa al ejercitante no ya “ante Jesús”, mirándolo y contemplándolo para conocerlo y amarlo, sino “EN JESÚS”, en la piel misma de Jesús para sentir dolor con Cristo doloroso, quebranto con Cristo quebrantado, lágrimas y pena interna de tanto como Cristo pasó POR MÍ. Se trata de “escarmentar en cabeza ajena” en el dolor de Cristo, incorporándome a él y arrostrando por él y con él la propia cruz. Quien quiera venir detrás de mí que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Ahora la cruz no es un madero que se arrastra sino un modo de vida que se abraza.
          Eso tiene su concreción en los proyectos que se ha ido fraguando el ejercitante, que van a suponer un sacrificio para vivir la vida de cara a Dios (sin determinarse por nada que pueda dejarlo a un lado). Jesucristo ha sido plenamente decidido de llegar hasta el final, y ese es el camino que ya tiene marcado el que ha llegado hasta este momento de la Pasión. Se comprende que no estamos ante devociones y emotividades ante los pasos de la Pasión, sino ante una toma de postura en la que se deja uno clavar en la propia cruz.

          Y juntamente se hace uno Cireneo del pobre, del que sufre, del que lleva su cruz a cuestas, del necesitado que camina en la senda de la vida en la que el ejercitante se ha situado ya con plena decisión y ha aprendido a hacerse uno con el que lo necesita. Ese es precisamente el Cristo real con el que ha de compartir la misma cruz de Cristo, el quebranto y el dolor de Cristo, el penar de Cristo…, que primero LO PASÓ POR MÍ.

3 comentarios:

  1. Ana Ciudad8:56 a. m.

    CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (Continuación)

    DIOS NOS SALE AL ENCUENTRO

    "Toda la Escritura divina habla de Cristo, y toda la Escritura divina se cumple en Cristo"(Victor Hugo,monje agustino).

    LA BIBLIA: Como Biblia designan los judios y los cristianos una colección de escritos sagrados surgida en un período de más de mil años, y que es para ambos el documento originario de su fe. La Biblia cristiana es mucho más amplia que la judía, porque además de los escritos de ésta, contiene los cuatro evangelios, las cartas de San Pablo y otro escritos de la primera Iglesia.

    ¿CÓMO SE LEE CERRECTAMENTE LA BIBLIA?.-La Sagrada Escritura se lee en actitud orante , es decir, con la ayuda del Espíritu Santo, bajo cuya influancia se ha formado. Es la Palabra de Dios y contiene la comunicación decisiva de Dios para nosotros.
    La BIBLIA es como una larga carta de Dios a cada uno de nosotros. Por eso se deben acoger las Sagradas Escrituras con amor y reverencia. En primer lugar se trata de leer la carta de Dios, es decir, no de escoger detalles y dejar de lado el conjunto.. El conjunto debo interpretarlo desde su corazón y misterio:JESUCRISTO, de quie habla toda la Biblia, tambien el ANTIGUO TESTAMENTO. Por tanto debo leer las Sagradas Escrituras en la misma fe viva de la Iglesia, de la cual ha nacido.

    Continuará

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  2. Cuantos Juanes bautistas son decapitados y han sido decapitados a lo largo de la historia de la era cristiana. Unos perdieron literalmente sus cabezas y otros fueron anulados, ninguneados y matados.

    "...por la tozudez de un rey que no supo escuchar esa misma voz que le trasmitía el Bautista."

    "...Y Herodes no tuvo valentía para oponerse a aquella ejecución y al Bautista"

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  3. El Profeta Juan el Bautista ponía muy nervioso a Herodes. También Jesús lo inquietaba porque gran parte del pueblo lo consideraba un Profeta.Herodes , en muchas ocasiones pudo encontrar a Jesús pero Éste no se dejaba encontrar por el Rey.El Evangelio, recibido por los pobres y humildes como buena noticia, era visto por los poderosos como una amenaza. No voy a recordar aquí el terrible linchamiento de Juan. Cuando Jesús se enteró de la muerte del Bautista, la noticia la recibió como una confirmación del peligro que corría su vida y, como respuesta se dedicó con toda su alma a la formación de sus discípulos...

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