sábado, 12 de septiembre de 2015

FELICIDADES A LAS MARÍAS

El Nombre de María
          He celebrado la Eucaristía en una casa de religiosas. Me han puesto como lecturas las que señala una Misa votiva del NOMBRE DE MARÍA. Lamento que no he conseguido memorizar la cita de la 1ª lectura del libro del Eclesiástico, que da pie a una explicitación del sentido del “nombre” y aunque he tratado de localizarla en la Biblia no lo he conseguido.
          El Evangelio ha sido el consabido de la anunciación, en el que se dice expresamente que el nombre de la virgen ERA María. Algunas traducciones lo “occidentalizan” y dicen: “la Virgen se llamaba María”. Creo que es más sugerente el otro, desde una concepción bíblica, porque no es que “se llamara” porque así le pusieron sus padres, sino que tenía ya un nombre en la mente de Dios, un nombre que respondía a una voluntad de Dios desde la eternidad, y que ya en el libro del Eclesiástico se expresa como plenitud de gracias, y que el ángel saluda precisamente así: Dios te salve, LLENA DE GRACIA. Y no le pone el nombre en este momento. Lo dirá después: No temas, María.  Se me antoja que “Dios te salve”  y “No temas” forman un paralelo que se completa con otro: “llena de Gracia” y “María”. Por eso el nombre da la virgen ERA María. Ya le venía dado y expresaba la personalidad de aquella muchacha de Nazaret.

          De ahí que celebrar hoy EL NOMBRE DE MARÍA va mucho más allá –en la mente de la Iglesia- que decir que “se llamaba” de una manera como podría haberse llamado de otra. Hoy nos lleva esta memoria litúrgica a un encuentro personal con María y a preguntarnos a nosotros mismos sobre ese NOMBRE –que no es el nuestro de pila- sino el que Dios tuvo para nosotros en su mente –y sigue teniendo- en esa ilusión de Dios sobre cada uno. De ahí esa “jaculatoria personal” que yo me digo a mí mismo: no renuncio a ser como Dios me sueña…, como es el nombre por el que Dios me conoce y que encierra tantos proyectos de Dios sobre cada persona. Porque en la mente de Dios no somos “unas piezas en serie” sino individualizados con nuestro nombre propio…, aquel que supone la mayor grandeza de nuestra realidad personal.

2 comentarios:

  1. Ana Ciudad3:22 p. m.

    " Dios te salva María"....Es tu santo, el de todos tus hijos. Recibe nuestra felicitación emocionada, llena de confianza en el poder de tu nombre santísimo.Con la Iglesia alegrémonos venerando el nombre de María para merecer llegar a las eternas alegrías del cielo.
    El Santísimo y Dulce Nombre de María será para nosotros señal de victoria.Ella va luminosa delante de nosotros señalando el camino.....
    Nos apropiamos las palabras de San Bernardo :Siguiéndola a Ella ,no te desviarás.Rogándola,serás fuerte.Mirándola ,no te equivocarás.Agarrándote,no caerás.Siendo Ella protectora,no temerás.Capitana,no te fatigarás.Siendo propicia ,llegarás.

    ResponderEliminar
  2. ¡FELICIDADES, MADRE!
    Gabriel, uno de los Mensajeros de Dios, saluda a María y su saludo resulta muy extraño dada la sensibilidad judía. Ya es extraño que Gabriel que significa"Fuerza de Dios", fuera enviado a una mujer virgen, débil, impotente, y que, concretamente, le dirija un saludo, era mal visto entre los rabinos saludar a una mujer. Dirigir la palabra a una mujer era algo impuro. Dios rompe los esquemas sociales y le envía a Gabriel, uno de sus mejores Mensajeros.¡ Alégrate, María! (chaire),el saludo usual griego;¿Por qué un saludo griego si María era judía? eL Señor lo sabe. María estaba llena de gracia y protegida para llevar a cabo una grandísima Misión. Tengo que acabar¡Feliz fin de semana con María!

    ResponderEliminar

¡GRACIAS POR COMENTAR!