viernes, 11 de septiembre de 2015

11 septbre.: Perro juguetón o rabioso

Liturgia
          San Pablo suele iniciar sus cartas con un “título personal” que –por decirlo así- prologa el resto de esa carta. Y la 1º que dirige a su discípulo Timoteo (1, 1-2) es la siguiente: Pablo, apóstol de Cristo Jesús por disposición de Dios salvador y de Jesucristo nuestra esperanza… O sea: tiene una autoridad en lo que va a decir a su discípulo Timoteo, verdadero hijo en la fe. Te deseo la gracia, la misericordia y la paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro. Es el exordio de toda la carta y en el clima interior con que ha de leerla Timoteo.
          Salta luego la cita a los versículos 12-14, y también se refieren al mismo Pablo: da gracias a Cristo Jesús que me hizo capaz, se fio de mí y me confió este ministerio; eso que yo antes era un perseguidor, un blasfemo… Pero Dios tuvo compasión de mí porque yo no era creyente y no sabía lo que hacía. Dios derrochó su gracia en mí, dándome la fe y el amor cristiano. Ya sabe Timoteo quién es Pablo y cómo Pablo no se apoya en sí sino en el milagro que Dios ha obrado en él…; la elección que Dios ha hecho…; de dónde proviene (perseguidor y violento) y adonde la ha llevado Dios con el derroche de su gracia… Hoy es un apóstol lleno de fe en Cristo Jesús y lleno de amor cristiano. Quiere decir que posee una autoridad para conducir a Timoteo, orientarlo, encomendarle la misión, en virtud de ese derroche que Dios ha tenido con Pablo.

          El evangelio –Lc 6, 39-42- continúa la línea iniciada ayer: amad a vuestros enemigos; sed compasivos con la compasión de Dios; no juzguéis; sed generosos en dar. Todo eso arranca desde una premisa fundamental: uno tiene que ser persona ejemplar para poder presentarse como testigo de la fe. Lo contrario es pretender guiar a otros (ciegos) siendo ciego uno mismo. ¿Acaso tiene sentido que un ciego guíe a otro ciego? Los dos caen en el hoyo. Y como Jesús no se queda en palabras, pasa a la parábola con la que ilustrar la respuesta. Es ciego quien tiene una vida en el propio ojo. [A Jesús le gusta irse al extremo de la exageración, y se ha ido nada menos que al imposible de tener una viga en un ojo]. ¡Imposibilitado para ver! Y sin embargo pretende ir al otro para sacarle la paja que tiene en su ojo. Es muy fácil de entender: uno critica a otro o lo juzga por un determinado defecto… Y resulta que él tiene el mismo defecto y mucho mayor. Si fuéramos observadores descubriríamos que el que juzga un hecho del otro, él mismo tiene ese defecto. Y lo que ve en el otro como fallo o deficiencia, él lo justifica en sí mismo. ¡Siempre tiene una disculpa a flor de labios! Y el otro ¿no tendrá la misma disculpa o incluso mayor? ¿Por qué yo no veo mi viga y sin embargo estoy viendo la paja ajena?
          Si ayer se nos exhortaba a ser compasivos con la compasión de Dios, hoy habría que decir muy llanamente que hemos de ser humanos con la madurez de personas humanas. Y que bastaría esa madurez para evitar la mayoría de los juicios que hacemos y de las críticas que emitimos. Bastaría saber tomar una mínima distancia de un hecho o una situación y evitaríamos muchos enjuiciamientos que nos salen al buen tun-tun.
          Y que hay personas (más de la cuenta) que tienen un especial olfato para descubrir “el defecto” ajeno; para ver la vida en negativo; para ver siempre la media botella vacía. Y si fueran capaces de volver la vista “por pasiva” descubrirían que de lo mismo que se quejan están siendo causantes y protagonistas. Quien ve u oye desde fuera, desde la distancia, capta fácilmente la mentira de la vida…, de la queja de tal persona. ¡Cuántas veces el problema real de un determinado momento en la vida de un colectivo (sea familiar o de otro tipo) está provocado por las posturas intransigentes y dominantes de los mismos que luego se sienten víctimas!  Me es muy elocuente el conocido ejemplo de los dos perros, uno pacífico y otro agresivo, que entran en una habitación de mil espejos. El pacífico siente el gozo de mil perros cariñosos que le mueven el rabo…, ¡su propio rabo juguetón!, y sale de allí considerando qué delicioso es ese lugar. Por el contrario, el rabioso ladrador que enseña los dientes y gruñe, sale de allí escapado porque se ha encontrado con mil perros que ladran, gruñen y enseñan los dientes agresivamente. Creo que debiéramos aprender de ese ejemplo, porque la mayoría de las veces que nos sentimos bien o mal, no está provocado por “los otros” sino que somos nosotros mismos los que nos ganamos esa acogida o ese desprecio, esa felicidad o ese disgusto.

Pues tan claro como es eso, ¡todavía seguiremos viendo en los otros “la causa de nuestros males!

3 comentarios:

  1. Ana Ciudad4:42 p. m.

    San Pablo abre a Timoteo su corazón y le cuenta cómo el Señor ha tenido con él un derroche de gracia a pesar de haber sido perseguidor de cristianos.
    Lo mismo podemos afirmar nosotros :Dios nos creó y nos ha dado gratuitamente la dignidad más grande :ser hijos suyos y sentirnos muy queridos por nuestro Padre Dios.Sentirnos hijos de Dios nos debe llevar a no tener temor alguno en la vida.Estamos en buenas manos en la calma y en la tempestad.
    Portarnos como hijos de Dios,con los hijos de Dios; ver a las gentes como Cristo las veía,con amor y comprensión.Siguiendo ese camino pasaremos por la vida con serenidad y paz.

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  2. "Nada nos impide llegar a ser como Pablo", lo ha dicho San Juan Crisóstomo, porque contando con la gracia de Dios podemos santificarnos proclamando la Buena Nueva y siguiendo a Cristo.

    Pablo de Tarso, persona histórica, es considerado universalmente, junto a Jesús de Nazaret, clave para la comprensión del cristianismo como fenómeno religioso.En cualquier intento de aproximación al cristianismo, hay que pasar por Pablo.Él no perteneció al grupo de los testigos del Señor. Cuando se agregó a la Comunidad ya estaba organizada en torno a los Apóstoles y ya estaba dotada de una tradición; no obstante, la Iglesia de todos los tiempos le debe su conciencia y su estilo de universalidad.

    Pablo era un buen fariseo, acudía cada sábado a la Sinagoga y, como "buen fariseo"era un buen perseguidor de los cristianos.En su carta a los Filipenses, enumera todas las cosas que, antes de su conversión a Cristo constituían un motivo de orgullopara él, "como era ser israelita, haber sido circuncidado al octavo día, ser miembro del pueblo de Israel, del linaje de Benjamín, descendiente de Abrahan, hebreo de pura cepa y fariseo según la ley.."

    Pablo cristiano, también fue perseguido y esuvo expuesto a frecuentes y graves peligros. Enamorado de Jesús Resucitado, llevaba en su propio cuerpo la Muerte de Jesús. Viviendo sin morada fija ni familia propia, parece ser que valoraba el dolor y los peligros como solidaridad con su Señor, como comunión en sus padecimientos y prueba de pertenencia, como lo dice en las Cartas.En realidad,era un hombre apasionado y místico aunque, contradictorio:Se pasó la vida persiguiendo a Jesús y después exponiendo su vida por predicar a Jesús...Un hombre con capacidad de amar hasta la ternura o de herir con alevosía. Con una personalidad como la suya, tuvo muchos conflictos, incluso con Bernabé y Pedro, sobre todo al empezar su Misión.

    Señor, ayúdanos a reconocer nuestros defectos y a ser tolerantes con todos.AMÉN

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  3. Ana María7:55 a. m.

    Lo que más me ha llamado la atención de sus comentarios es la palabra “COMPASIÓN”: “Sed compasivos con la compasión de Dios”…Y me viene a la memoria: “Sed misericordiosos como…vuestro Padre Celestial es Misericordioso…” Y en algún Salmo repetimos: “El Señor es ‘compasivo’ y ‘misericordioso’… Dos palabras que te llegan al corazón… ¡y que nunca se endurezca!

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