miércoles, 9 de septiembre de 2015

9 septbre: Dichas y desgracias

Liturgia
          El capítulo 2º de la carta de San Pablo a los colosenses es de las páginas más bellas y magistrales que tenemos en el Nuevo Testamento. Y empleo la palabra “magistral” en su sentido más genuino de página maestra porque enseña mucho y a fondo. Comienza en el primer versículo con un planteamiento base: Ya que habéis resucitado con Cristo… Se da como un hecho, que es propio de una comunidad cristiana. No se podría hablar a los creyentes en la fe de Cristo de otra manera que como a resucitados, personas que han vuelto a nacer a un género de vida tan nuevo que ya no le cabe otra cosa que una forma nueva de vida. Y es la que explicita el apóstol: buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba; no a los de la tierra. Es todo un movimiento del sentido de la vida del creyente. Lo que explicitará luego avisando del abandono (“dar muerte”) a todo lo terreno que hay en vosotros (fornicación, impureza, avaricia y codicia, que es una idolatría y atrae la enemistad de Dios)…, lo mismo que la ira, el coraje, la maldad, calumnias y groserías… ¡Fuera de vuestra boca! [Ha tocado Pablo dos géneros de malicias: unas que salen más del instinto carnal; otras de la soberbia y el amor propio exacerbado]. Que todo eso son formas de engaño que uno puede albergar dentro de sí, por su vieja condición humana.
          Hay que caminar hacia la nueva condición que se va renovando como imagen de su Creador, y así poder CONOCERLO (con ese ·conocimiento” que no es el que proviene de una visión primera sino el que brota del amor profundo del corazón; un “conocer” que fusiona con el “conocido”, como el esposo “conoce” a la esposa. Y todo esto que enseña Pablo está por igual para judíos creyentes y para paganos gentiles; para circuncidados (pueblo de Dios) y los no circuncidados; para bárbaros  y para esclavos o libres. La mirada hacia arriba es para todos, porque por todos ha muerto Cristo, y a partir de ahí vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Y ahí apareceréis también vosotros, juntamente con Él, en gloria.
          Ya vengo diciendo que la carta los fieles de Colosas no puede “leerse” sin más; hay que rumiarla, desentrañarla y aplicarla, porque en cada párrafo hay toda un declaración de substancia cristiana. Y eso requiere tomarla entre manos e irla desgranando. Hoy es de buena actualidad cuando enumera defectos y pecados que se cometen y que parecen haber entrado en “lo normal” de la vida. Sin embargo “son una idolatría del YO, y “hay que deshacerse de todo eso”.

          El Evangelio, tomado de Lucas (6, 20-26) es una versión distinta de las BIENAVENTURANZAS, por cuanto que sólo se concretan cuatro y están contrapuestas a malaventuras que surgen de la situación contraria. Lucas habla de la dicha de los POBRES (sin añadir más connotación). No es canonizar la pobreza sino abrirles un cauce de dicha que se sigue de esa misma condición que padecen. Y es que son dueños del Reino de Dios. Pobres pero poseyendo la mayor riqueza. Hablaba a una comunidad que sufría una pobreza real, y a ella dedicaba la gran esperanza. No van a ser desgraciados, aunque aquí padezcan. Jesucristo les anuncia la dicha esencial. Muy al contrario de LOS RICOS, que ya tienen su recompensa en su propia riqueza. En ella se apoyan, en ella se creen seguros; desde ella dejan de ver al pobre que tienen a la misma puerta de su casa. LOS QUE AHORA SIENTEN HAMBRE, que es una forma concreta de pobreza, y quizás más hiriente porque se trata de una necesidad primaria. Serán saciados.  Por el contrario los “saciados de esta vida” sentirán el hambre de lo que creyeron tener y ya nunca lo tendrán. No supieron dar al hambriento y un día no tendrán quien les pueda dar a ellos. LOS QUE AHORA LLORÁIS, que tendréis luego la risa a flor de labios. Al contrario de los que ahora creen poder reírse de todo por nadar en su abundancia, pero que esa abundancia se les acabará… ¿De qué reirán después? “Haréis duelo”. Y DICHOSOS CUANDO HABLEN MAL DE VOSOTROS, OS CALUMNIEN, OS EXCLUYAN Y OS INSULTEN Y OS ODIEN por causa del Hijo del hombre. Será buena señal de que no chaqueteáis para aseguraros una fama baldía. En el mundo rige la adulación, la mentira, la lisonja, las falsas alabanzas…, para medrar ante los poderosos. Quien está en la verdad de Cristo no puede estar aceptado por ese mundo que es contrario a la verdad misma porque se asienta en la falsía. Por eso Jesús pone esa dicha que parece tan extraña y hasta absurda, pero que la fundamenta en que así es tratado Él mismo. Y es una gloria para Él porque expresa la fidelidad a la VERDAD DE DIOS.

2 comentarios:

  1. José Antonio7:33 p. m.

    Ojalá pusiésemos el mismo empeño, constancia, tiempo...en los "...bienes de allá arriba.." como en muchos asuntos terrenales, banales e insustanciales que nos ocupan y preocupan. Desde luego es magistral el texto de San Pablo. Despojarnos de lo que enturbia nuestra vida para centrarnos en lo nuclear, y que nos ayude como bien dice Pablo a conocer al Creador.

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  2. El Señor nos habla del Reino: "Dichosos los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios."Nos invita a seguir la novedad del reino de la pobreza, de la mansedumbre, de la ternura, de la bondad de corazón.. San Pablo en la Primera Lectura, ya nos pide que nos despojemos del hombre viejo: ira, coraje maldad, ¡fuera..! Debemos de desprendernos de una riqueza que nos estorba , de una violencia que nos desespera, de una frialdad del corazón que nos separa de Dios y de los hermanos...Nos llama al compromiso, a centrarnos en lo que debemos hacer, situándonos al servicio de los pobresy de los enfermos, felices porque Dios está con ellos. Jesús, el Hombre feliz de las Bienaventuranzas, nos ha señalado el camino correcto, la verdadera posibilidad de ser felices

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