viernes, 4 de septiembre de 2015

4 septbre: El "vino nuevo"

Liturgia
          La carta a los colosenses (1, 15-20) nos lleva a una mirada entusiasmada hacia la persona de Jesucristo. Que es imagen de Dios invisible. A Dios no lo ha visto nadie. Pero quienes vemos a Jesucristo y observamos sus sentimientos, sus actuaciones, sus palabras, estamos encontrando lo que no veíamos en lo invisible de Dios, que en Cristo se nos hace visible, Primogénito de toda criatura: Él va primero, pero nosotros vamos embarcados con Él. Lo que cada criatura debemos ser, está en lo que es y como es Jesús. Por medio de él fueron creadas todas las cosas…, todos los estamentos celestiales y humanos. Cristo ocupa el punto central de toda la creación, y la creación hubiera quedado truncada sin Jesucristo. Él es la cabeza de la Iglesia: cuantos hemos sido beneficiados con este don inmenso de la Iglesia, no es que hemos entrado y estamos dentro, sino que somos constructores y tenemos que seguir poniendo ladrillos en esa construcción, de la que Cristo es la Cabeza. Primogénito de los muertos y primero en todo, también en la de los muertos que resucitan. Y en esa muerte y resurrección de Cristo, por su sangre, Dios quiso reconciliar consigo a todos los seres de la tierra y los del Cielo. Con Cristo y por Cristo estamos reconciliados con Dios y hemos de estar reconciliados entre nosotros los que vivimos aquí en la tierra, los que convivimos y nos tratamos. Haciendo las paces por razón de la crus de Jesucristo, en la que todos fuimos perdonados.
          Los fariseos y doctores de la ley tenían que estar en desacuerdo con Jesús por cualquier causa (Lc 5, 33-39). Tenían que estar necesariamente en disputa con Jesús porque el planteamiento religioso de uno y otros era tan dispar. Para ellos, los rituales externos (que son la expresión evidente de falta de vida interior). Para Jesús era el interior y las actitudes profundas lo que valía. Por eso no podían estar de acuerdo. Y hoy toca meterse con los discípulos de Jesús (que era la manera de atacarlo a Él). Nuestros discípulos y los de juan ayunan; en cambio los tuyos ¡a comer y a beber! Era una manera de exagerar para ridiculizar. A ellos les valía para su ataque. Y Jesús les responde serenamente: “Porque están de fiesta: están de boda, y los amigos del novio no ayunan mientras el novio está con ellos. ¡Ya ayunarán…!
          De ahí salta Jesús a la tesis fundamental: lo que vosotros planteáis es ya paño pasado y antiguo. Lo que yo traigo es paño nuevo, realidad nueva. Vosotros, en lo externo. Yo, a lo interior. Pues es claro que no puede echarse un remiendo de lo nuevo en lo viejo porque lo nuevo tira de lo viejo y hace añicos lo viejo. La conversión que es necesaria no es la de poner parches, porque los parches se desgarran. O se entra por lo nuevo interior, hondo, profundo, que compromete a la persona en una nueva línea, o el vino nuevo no puede echarse en odres viejos porque revientan los viejos y se derrama el nuevo vino.
          La entrada en el Evangelio –que es la entrada en el Corazón mismo de Jesucristo- nunca es “un añadido”, una especie de sombrerito de quita y pon o reservado para la hora de oración. O se aborda en un planteamiento nuevo (en una introspección profunda, en un descubrimiento de los erróneos recovecos del alma), o el vino nuevo de desparrama y se desperdicia, y el Evangelio se queda de adorno.
          Por eso no pudieron ni oler ese vino nuevo los fariseos, pagados de sí y sin querer soltar las riendas de sus “seguridades” de prácticas externas. Como les suponía cambiar sus esquemas, optaron por hincar sus pies en “lo seguro” y atacar a Jesús que predicaba una doctrina que arriesgaba mucho: salir uno de sí mismo para adoptar el estilo de Cristo que no tenía donde reclinar su cabeza. Era más fácil un ayuno de comida que un ayuno de sus vicios y abusos y engaños espirituales y sus superficialidades.
          Con razón ya había advertido Dios que el ayuno que yo deseo es la atención a los que sufren, a los necesitados…, y no la de mover la cabeza como un junco… Es que antes y ahora lo que Dios quiere es lo que va a lo profundo de la persona. Y lo exterior vale en tanto en cuanto ayuda a expresar o recordar eso más hondo y vital.

          Todo lo cual no queda lejos de la reflexión que hemos de hacer nosotros de nuestra vida y actitudes diarias. Cuanto vemos de falso en aquellos fariseos, necesitamos ponerlo como un espejo ante nosotros. Porque mientras somos tan dados a justificar nuestras cosas personales, somos proclives a censurar las mismas cosas en el prójimo. Y el evangelio de hoy es un reclamo muy fuerte a esas realidades.

2 comentarios:

  1. Cristo Jesús es imagen del Dios invisible.Cristo es la Palabra de Dios."Plugo a Dios revelarse a Sí mismo y manifestar el misterio de su Voluntad hablando a los hombres como amigo"(Dei Verbum,1)

    Antes y ahora lo que Dios quiere es el corazón de los hombres.Hay un tiempo para ayunar y rezar, hay un tiempo para comer y beber, momentos de placer y de zozobra, momentosde tensión y tribulación; cada cosa sucede como Dios quiere; respeta la libertad de las personas; pero , nada ocurre que Él no lo haya permitido..Los cristianos siempre tenemos que estar alegres y celebrar que el novio está con nosotros; es el tiempo de reir,de renovarse, deservir, de amar, de dar. Es importante aprovechar los momentos de paz, de alegría de bienestar, de salud para saborear la Presencia de Cristo, para estar junto a Él, sobre todo en la Eucaristía escuchando su Mensaje siempre actual y siempre nuevo. Todos somos pecadores, pero donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia de Dios y como hijos, solo como hijos, podemos refugiarnos en los brazos del Padre. Es el año de la Misericordia; es el año de las conversiones.Dios nos espera en el Confesonario para perdonarnos.

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  2. Ana Ciudad8:35 p. m.

    En diversas ocasiones el Senor distinguió a los suyos con el honroso título de " amigos ".Jesús nos llama amigos y nos ensenasela a acoger a todos, a ampliar y desarrollar constantemente nuestra capacidad de amistad. Y sólo aprenderemos si le tratamos en la intimidad de una oración confiada. Para que este mundo nuestro vaya por un cauce cristiano , hemos de vivir una leal amistad con todos, basada en una previa leal amistad con Dios.
    e

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