lunes, 31 de diciembre de 2012

EL FINAL Y EL PRINCIPIO


HJITOS, ES LA ÚLTIMA HORA
Así dice hoy San Juan en la carta suya que leeremos en la Misa. Y desde que yo la descubrí  -recuerdo que en un Retiro que di a la Comunidad de mi hermana (hace ya muchos años), es una expresión que me martillea cada final de año. Y me toca desde diversas vertientes de mi  consideración. Una, que caería de su peso, sería la que Juan me da el aviso o toque final.  La vida, como el año, tiene su punto final. Y la ventaja es que se me avisa, y que hay aún tiempo  -si Dios quiere- para rectificar.
Fue, durante muchos años el leiv motiv de esos Retiros reflexión que se solían enfocar con cierto masoquismo sobre el pasado, que yo  he padecido y que yo he producido, que consistían en un recorrido de las cosas que no se hicieron bien en ese último año.
No deja de tener una parte acertada. Los  comerciantes hacen también sus balances inventarios, que no son sólo de ganancias y aciertos sino de pérdidas o de inversiones inútiles que le trajeron pérdidas o rémoras al desarrollo de su negocio. Por tanto tampoco es una aberración tener en cuenta esa parte de nuestro año ya a punto de cerrar.  Hay cosas que desearíamos no haber hecho, o haberlas hechos de otra manera.  Y avisados ahora que es la última hora, merece la pena replantear para un futuro mejor. Y en ese sentido, invito a que hagamos ese balance de la vida del año que acaba.  ¿Qué me gustaría  que no hubiera sido?, ¿qué desearía yo haber hecho de otra manera?  Evidentemente esto deja ya el masoquismo de auto-flagelarse “por lo malo que he sido”, pero lleva la prudencia de los inteligentes, o el propósito de enmienda de los honrados y creyentes. Lo que no es honrado es mirar para otro lado…, y que todo siga  igual. A algunos blogistas (y yo me incluyo), no nos vendría mal esta catarsis purificativa.
Ya quisiéramos que nuestros políticos supieran hacer balances sinceros para enderezar  rumbos en vez de pata echarse incienso de lo bien que lo hacen. Una autocrítica es lo propio de quienes quieren mejorar.
Simultáneamente esa última hora anunciada por Juan es una profunda llamada a la acción den gracias:  ¡hemos vivido muchas horas, y hayan sido como hayan sido, siempre estuvieron protegidas por el paraguas de Dios, que estuvo ahí dándonos la vida!  Y bien merece convertir este día en acción de gracias a Dios, por tanto bien como hemos recibido,
Otra versión de esa expresión de San Juan es toda mirando adelante, Enterramos ya los meros golpes de pecho, y nos ponemos a construir, que es l o que procede, porque vivos en la confianza de que Dios nos siga dando vida (siga contando con nosotros), y lo que procede es mirar con ilusión la nueva oportunidad… No con un idealismo absurdo o con un sacudirse las pulgas irresponsable.  Cuando se hacen balances en los comercios es para caer en la cuenta del proceso  de ventas y stok paralizados en las estanterías, para corregir errores y para planificar un nuevo año. Y cuando el comerciante es lógico (que es lo propio de gente inteligente), buscará la manera de darle salida a lo estancado, aunque sea en forma de malvender…, de perder algo…, pero en orden a una mejor liquidez en la Caja. Que muchas veces es mejor saber perder para poder ganar. No es nuevo ese pensamiento: ya lo dijo Jesús, refiriéndose a realidades de la vida y en la búsqueda de una mayor sinceridad en el ”negocio” de vuestra alma.
Por eso no es inútil tomarnos en serio esa palabra del evangelista y discípulo del Señor, y hace una mirada honradamente inteligente…, una parada para revisar ciertas cosas, y poder reiniciar un año con unan ilusión bien fundada en que hay cosas que pueden ir mejor.
Vamos a citarnos en ese “lugar común”…, vamos a dejar hoy un espacio den “desierto” interior, y vamos hacer inventario. Como nadie nos ve de aquí abajo, vamos a ser capaces de llamar a lo blanco, blanco; a lo negro,  negro; a lo gris, gris.  Y vamos a salir reconfortados y animados (con bases sinceras) para decir:  esto lo hice mal;  en esto me encasquillé como un niño tonto  y mal educado; en esto puedo hacer tal cosa, en esto he acertado y debo seguir por este camino,  Y cuando  se es clarividente –y se tiene una dosis de humildad filias y fobias se detestan y arrojan a la gehena de fuego para que se deshagan allí.  Y otras cosas, en el crisol de la verdad, se podrán purificar para que, aun no habiendo sido malas, puedan ser mejores-

2 comentarios:

  1. Ana Ciudad1:54 p. m.

    Hoy es un buen momento para hacer balance del año que ha pasado y propósitos para el año que comienza.Buena oportunidad para pedir perddón por lo que no hicimos,por el amor que nos faltó y buena ocasión para dar gracias por todos los beneficios recibidos del SEÑOR.
    El tiempo del que cada uno de nosotros disponemos es corto,pero suficiente para decirle a Dios que amamos de corazón y para dejar terminada la obra que el Señor nos haya encargado a cada uno.Por eso nos dice San Pablo:ANDAD CON PRUDENCIA,NO COMO NECIOS,SINO COMO SABIOS,APROVECHANDO BIEN EL TIEMPO,PUES PRONTO VIENE LA NOCHE,CUANDO YA NADIE PUEDE TRABAJAR.
    Todos,nos deseamos un año lleno de felicidad.
    Un año bueno para un cristiano no es aquel que viene cargado,de una felicidad natural al margen de Dios.
    Cualquier año puede ser"el mejor año" si aprovechamos las gracias que Dios nos tiene reservadas y que pueden convertir en bien,la mayor de las desgracias.
    Pidamos a la Virgen la gracia de vivir este año nuevo luchando como si fuera el ultimo que el Señor nos concede.

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  2. José Antonio5:34 p. m.

    Ciertamente, hemos de reflexionar a la luz del Evangelio sobre nuestros comportamientos, actitudes, debilidades... Y sin ánimo de ser derrotistas, ni de caer en la humildad forzada ni del negativismo, procurar tomar consciencia de nuestros errores ante el Señor y los hermanos y no hacer sólo un diseño "teórico" de rectificación, sino un claro propósito de enmienda desde nuestra conducta del día a día.
    Dios conoce nuestros corazones y es ante El, ante quien debemos despojarnos de todo y hacer una reflexión serena, sin miedo a "ir de frente" ante el Señor, pues de esa autenticidad ante Dios es desde donde hemos de partir. Quien pretende sembrar no se ha de limitar a echar la semilla, sino a arar el terreno, a quitar las hierbas malas, y cuando el terreno está preparado... sembrar. En mi caso particular, quiero preparar el terreno para sembrar (duro y arduo trabajo el que me queda) y al final del año, hacer balance de la cosecha recogida. Dios sabrá valorar nuestros frutos o nuestra cosecha perdida.
    Por último, agradecer en este fin de año al P. Cantero por su constancia, por su buen hacer y por acercarnos el Evangelio (orado) diariamente (además, por supuesto, de su labor pastoral). Dios se nos acerca de muchas maneras y este blog no es un fin (a mi humilde entender), sino un medio que nos ha de llevar a El. Igualmente, mis mejores deseos para el próximo año a todos aquellos que participan en este medio de manera activa o bien desde la lectura (todo vale si es para bien de Dios).

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