domingo, 9 de diciembre de 2012

ADVIENTO real ya


2º domingo de Adviento.-C
          Los domingos de Adviento tienen un rango muy especial en la misma fuerza que un domingo del año puede tener en el plano litúrgico. Por decirlo de una manera vulgar, son domingos “más festivos” que cualquier domingo del tiempo ordinario.  Y es que el ADVIENTO (o preparación al advenimiento de Jesús), constituye el meollo de la actitud cristiana, que no puede ser otra que la de tomarse en serio que no podemos esperar pasivamente a Jesucristo… Que no podemos estar aquí esperando a que nos las den todas resueltas, y que el Adviento no es un tiempo que vamos dejando pasar más o menos. La misma fuerza que le otorga la liturgia está significando ue nosotros tenemos que tomar en serio que es un momento de gracia del Señor para hacernos más abiertos a una novedad en nuestra vida. Quiero decir: que nosotros tenemos que darle una novedad a nuestro vivir diario;  que no cabe estar esperando…, viendo pasar…
             Baruc –en la 1ª lectura- levanta la ilusión en Jerusalén –lo que quiere decir que en todo Israel- porque ya es inmediata la vuelta del pueblo a su patria y a su lugar santo, el Templo.  Y  por tanto lo primero es ya quitarse las ropas de luto y aflicción, y vestirse de fiesta, con diadema y galas de alegría, y envolverse en el manto real de la bondad y santidad de Dios. Dios se pone ya a la cabeza de esa caravana que va a dirigirse a su patria. Si salieron de ella llorando, obligados por sus carceleros, ahora vuelven cantando, felices, con la ilusionada alegría de volver a ver su patria. Jerusalén puede asomarse a sus montes y torreones y ver caminando hacia ella caravanas que llegan de un lado y de otro, con el gozo del Espíritu de Dios, que lo conduce. Dios se ha encargado de que los montículos se allanen, los baches se rellenen, lo torcido se enderece:  quiere que vuelva su pueblo seguro. Los árboles les darán sombra y fruto. La llegada de ese momento es todo el triunfo de una nación a la que Dios mismo salva con su mano poderosa.
             Pero ¿cuál es, de hecho esa “nación”?  Históricamente es Israel, ese pueblo “nodriza” donde Dios concentró sus obra de liberación de la humanidad.
             Pero el Evangelio nos abre el horizonte.  A cualquier lector que llegue al texto de San Lucas, casi pasará por alto las referencias cronológicas y temporales que aporta para introducir la obra de Juan Bautista.  Sin embargo San Lucas está yendo a un núcleo mucho más esencial:  reseña los dirigentes civiles y los dirigentes judíos. Reseña, pues, un panorama universal. Juan Bautista no es un profeta que queda reducido al marco de Israel y a anunciar la liberación de Israel.  La predicación del Bautista y su bautismo de conversión va dirigido a todos los pueblos de la tierra.
             Y el mensaje repite el anuncio de Baruc: a cada cual corresponde abajar sus soberbias, allanar sus carencias, enderezar su vida…, preparar al Señor ese camino suyo a cada alma, para que no encuentre obstáculos en su venida.  Partiendo nosotros de que el advenimiento de Jesús (su momento de encuentro de cada uno con Jesucristo), no es una imaginación ni una ciencia ficción, sino que a no mucho tardar nos vamos a encontrar cada cual cara a cara con Él, ese tema de allanar, abajar, enderezar, preparar caminos, no es un tema que puede tomarse pasivamente, como el que deja pasar tiempo y esperar…
             Por eso Pablo escribe a los fieles de Filipos y les dice que siempre pide por ellos y lo hace con gran alegría, porque ellos han  sido colaboradores en la obra… No ha sido una comunidad cristina pasiva que haya estado ahí “a verlas venir”. Se alegra Pablo de tener allí una comunidad que ha madurado y que camina con fuerza hasta el día de Cristo Jesús. Y que su oración insiste ante Dios en que sigan creciendo en penetración para apreciar los valores.  Porque así llegaréis limpios e irreprochables, cargados de frutos de fidelidad, a gloria de Dios.
                Tenemos cada día en la EUCARISTÍA esa venida intermedia de Jesús, entre el nacer en la tierra y la venida última en la que Jesús viene con toda certeza, y que son venidas que espolean y llaman a más. Que esas venidas se hacen también reales cada vez que acudimos con sinceridad a la Palabra de Dios, o cuando hacemos una buena obra…, y cuando nos tomamos una cerveza con la familia y con los amigos… Que la venida de Jesús no es un hecho de extraterrestres…, de OVNIS que van a invadir nuestro espacio, sino mucho más real, más diario, más propio de lo que es el vivir cotidiano…, pero ¡a ver cómo lo vivimos, cómo hacemos para que Jesús pueda llegar festivamente a nuestro encuentro!

EL PASADO PRIMER VIERNES
                Ya se anunció que este Primer Viernes teníamos la reunión habitual, sin que fuera obstáculo el puente.  Ya se supone que alguno no puede venir y que hay circunstancias.  Y una es el acobardamiento típico malagueño a la lluvia.  El hecho es que estuvimos menos de los debiéramos haber estado, y que el tema que se trató era de mucho calado, en la profundización de esa palabra repetitiva de LA NUEVA EVANGELIZACIÓN, en la que se trató de una reflexión muy seria sobre el sentido personal y “hacia adentro” que se encierra en ese término. Hubiera sido interesante para muchos.

1 comentario:

  1. Ana Ciudad4:56 p. m.

    En este tiempo litúrgico la Iglesia propone a nuestra meditación la figura de Juan Bautista.Desde el seno materno tenía determinada su msión:preparar a Jesús un pueblo capaz de recibir el reino de Dios y dar testimonio público de El.Juan no hará su labor buscando una realización prersonal,sino preparar al Señor un pueblo perfecto.No lo hará por gusto,sino porque para eso fue concebido.También ahora,el PRECURSOR señala el camino a seguir
    Nosotros somos testigos y precursores.Hemos de conducirnos de tal manera,que los demás puedan decir,al vernos:este es cristiano,porque no oedia,sabe comprender,porque está por encima de los instintos,porque no es fanático,es sacrificado,porque manifiesta sentimientos de paz,porque ama.

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