domingo, 23 de diciembre de 2012

A un paso de la Navidad


4º ADVIENTO-C
          Las circunstancias de esta mañana no me van a permitir demasiada explicación,, pero sí, por supuesto, todo el contenido esencial de este domingo que ya nos aboca a la Navidad.
             La primera lectura, aparte de hablarnos ya de Belén como ese lugar pequeño pero privilegiado de donde va a salir el jefe de Israel, fue precisamente el texto de la Escritura del que se sirvió Herodes más tarde (según la tradición escrita por San Mateo en su Evangelio) para orientar primero a los Magos y para él mandar la matanza de los niños. Ese jefe de Israel es designado en Miqueas como quien tiene su origen desde antiguo, desde tiempo inmemorial.  Bien está ahí asomando –aun más allá de lo que el profeta podría vislumbrar- un Mesías que es mucho más que un nacido en Belén. Por ese Mesías retornarán a Dios los hijos de Israel, y Él pastoreará con la fuerza del Señor.
             En la carta a los Hebreos está poniéndose la característica de ese Mesías, centrado ya en la persona de Cristo, cuya obra no va a ser un “poder” divino sobrenatural para situarse por encima de todo, sino una actitud de obediencia rendida a Dios.  Habían roto los planes primeros de Dios la desobediencia flagrante de Eva, que echa mano del árbol de la vida, desobedeciendo, a quien sigue Adán igualmente desobedeciendo a Dios. Y ahora fue María –nueva Eva, MUJER enemiga del pecado- la que se rendirá sin condiciones a la voluntad de Dios: Hágase en mí, según quieres Tú..  Y será Jesús, el Cristo, quien en ese primer pensar misterioso de su instante primero al entrar en el mundo, supera todo el mundo de cumplimientos externos de leyes, sacrificios, holocaustos, y se ofrece también incondicionalmente a Dios: Aquí me tienes, oh Dios, para hacer tu voluntad.  Y la nueva relación de todo fiel hacia el Dios del Cielo, se concentra en esa actitud: Hacer la voluntad de Dios.
             María se había entregado absolutamente en las manos de Dios. No quiso saber más, y se sintió como la esclava que –en su caso- entrega voluntariamente a Dios su misma voluntad, su ser entero. Ahora la podríamos pensar como una mística espiritual que se queda en oración y ya eso le basta.  Pero no es como se resuelve el tema. Porque ha sabido en el momento del anuncio que ha recibido de Dios que su pariente Isabel, ya mayor, está de seis meses.  Y María sabe que la voluntad de Dios es dejar ahora su transida devoción espiritual y salir hacia la montaña de Judea, a ayudar a Isabel.  Porque esa es ahora la clara voluntad de Dios.  Porque Jesús viene no sólo en la devota figura del Niño que va a nacer sino en la realidad diaria que ya “ha nacido”, que está ahí delante, que pone el concreto de ese “nacer Dios” en cada persona y en cada acontecimiento, tal como lo expresa uno de los Prefacios del Adviento.  Y son las circunstancias reales, el vivir diario, los sucesos reales que tenemos al lado, los que nos van diciendo dónde nos nace Jesús a cada uno de nosotros.
             Será muy hermoso reunirse en familia, será muy bonito cantar villancicos, ayudará tener un cierto aire de fiesta en la navidad. Pero lo que habrá que plantear (y la experiencia de otras veces nos lo dice), es si eso es un servir al Señor haciendo la voluntad de Dios;  si eso nos saca un poco más de nuestro egoísmo y posturas ancestrales y anquilosadas para saber que estamos creando familia, que estamos poniendo bases para una mejora en la vida familiar, con un respeto mayor a la diversidad, y a su vez si esa “diversidad” respeta a las otras diversidades…
             Si vamos a saber descubrir en las personas y en los acontecimientos (en el trabajo, en los vecinos, en cualquier prójimo) que no es nuestra “agua bendita” la que hace santa una cosa, sino nuestros saber estar atentos qué es más acorde con la voluntad de Dios, que hace mejor ese “mañana”, y por consiguiente, qué está preparándonos más de veras al verdadero encuentro nuestro con Jesucristo, para quien nuestra navidad está más cerca, y a la que llegaremos por vía directa si vamos buscando en nuestra vida hacer lo que agrada a Dios, vivir haciendo la voluntad de Dios.
             A eso es a lo que nos conduce el nacer diario de Jesús en el sacramento, en el Sacrificio santo de la Misa, que hoy podríamos condensar en la palabra que Jesús puso en nuestro corazón cuando nos enseñó lo que es una verdadera manera de relacionarnos con Dios:  hágase tu voluntad ahora en la tierra, como ya se hace en el Cielo.

2 comentarios:

  1. José Antonio10:04 a. m.

    Saber cumplir la voluntad de Dios. Descubrirla, ha de ser fruto de nuestra introspección, pues a veces aquello que no nos agrada lo "interpretamos" como que no es voluntad de Dios, sino como algo incómodo en mi vida que deseo que desaparezca para... cumplir la voluntad de Dios (¿paradoja?). Vivir nuestra realidad, nuestro día a día agradando a Dios, ese ha de ser nuestro objetivo. Y lo importante de todo ello es saber que en esa ardua tarea no caminamos solos, María nos acompaña y, aferrarnos a su compañía debe hacernos desde la humildad (NADA podemos solos), sentirnos fieles al cumplimiento de la voluntad de Dios.

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  2. Quisiera aprovechar en la cercanía de la Navidad, para desear una feliz Navidad a las siguientes personas relacionadas con el Apostolado de la Oración:

    - Padre Cantero
    - Beatriz
    - Ana Ciudad
    - Elvira
    - Trini
    - Ernesto
    - Padre Cantero

    Concretamente estas personas me vienen ahora al pensamiento, y durante este año, nos han demostrado que la Navidad se puede extender más allá de las fechas señaladas, y que por medio de una sonrisa, un gesto amable, una buena intención u otras cosas, se hace presente a Jesús que nace en los corazones.

    Por extensión, en la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús quiero felicitar la Navidad a aquellas personas que considero que me han reflejado más y mejor a Jesús desde la última Navidad:

    - Padre Cantero
    - Padre Alvarez
    - Padre Ruiz Serrano

    Mención especial para alguien especial:

    - Hmno. Luis

    Y sacerdotes que me demostraron en un pasado aún reciente, que Jesús nació en Belén y vive entre nosotros.

    - Padre M. Tirado (S.I.)


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