viernes, 31 de julio de 2015

31 julio: Desarrollo de "2ª Semana" y Reglas de discernimiento

Los días siguientes…
          Al  6º día, la ida de Jesús al desierto (tentaciones de Jesús). 5 contemplaciones al modo consabido.
          Se sigue trabajando en las ELECCIONES, y siguen  rondando las maneras de humildad.
          Al 7º día, la llamada de los primeros discípulos, al 8º, Sermón del Monte y Bienaventuranzas. Al 9º, Jesús sobre el mar; al 10º Jesús predicaba en el Templo; al 11º, Lázaro, Al 12º, Entrada en Jerusalén, siempre haciendo 5 horas –ya dichas- de oración, con su correspondiente Examen de la Oración. [Yo remito a mi libro ya citado: “Traspasando la ventana”, donde se encontrarán esas y muchas más contemplaciones; ya advierte Ignacio que según vaya el proceso del ejercitante, se alarguen los días o se acorten en este punto de las Contemplaciones de la vida de Jesús].

          El discernimiento de espíritus
          Los ejercicios basculan sobre el descubrimiento de qué espíritus mueven al ejercitante, y los diversos  movimientos que se producen en él.  San Ignacio da dos tipos de REGLAS, unas para el está empezando a caminar por esa vía de purificar el alma (se les llama Reglas de la 1ª semana), y otras Reglas para quienes ya han entrado en buscar la voluntad de Dios en el seguimiento de Cristo. (Reglas de la 2º semana).
          REGLAS DE LA PRIMERA SEMANA
          Hay ejercitantes IDÓNEOS y NO IDÓNEOS. El “idóneo” quiere aprovechar y avanza. El “no idóneo” no manifiesta actitudes de avance. A éste no se le dan más ejercicios. Se le contenta con algo que le dé provecho y se le despide.
          Al idóneo, que va de bien en mejor subiendo, se le van siguiendo en sus movimientos de los espíritus.
          La Consolación es un movimiento del alma que se inflama en amor de Dios, y así no quiere ya nada que no sea por Dios. Derrama lágrimas de arrepentimiento o de emoción espiritual (por el dolor de los pecados, o por la Pasión de Cristo, o por cosas que van al puro amor de Dios). Consolación es todo aumento de esperanza, fe, caridad…, toda alegría interna que atrae a las cosas espirituales y a la salud el alma, que se siente gozosamente serena y en paz  con su Creador.
          Desolación es todo lo contrario: turbación del alma, inclinación a cosas bajas, inquietud, tentaciones, desconfianza, desesperanza, falta de amor, tibieza espiritual, tristeza, y como si ya no la quisiera Dios.
Lo que se piensa en la consolación es al revés de lo que se piensa en la consolación.
El que está desolado no tome resolución alguna ni cambie primeros propósitos. Permanezca en la actitud que tenía antes de la desolación. Porque en la consolación guía el mal espíritu.
          Y no se desanime. ¡Ya llegará la consolación! Trabaje por mantenerse en paciencia y espera, y piense que pronto será consolado.
          Las causas de la desolación son: o algo no se ha hecho bien (se ha procedido tibio y perezoso o negligente en la oración u otros ejercicios espirituales de este proceso), o Dios quiere probar la reciedumbre de esa alma y hasta dónde llega la actitud de servicio y alabanza; o para que tengamos clara conciencia de que el fervor y el consuelo espiritual no depende de nosotros.
          El enemigo se comporta empequeñeciéndose si se le hace cara, y agrandándose si el alma se acobarda.
          Procura que el ejercitante no comunique sus dificultades, porque el enemigo es más listo y así podrá engañarlo.
          Siempre nos atacará por el lado que tenemos más débil. Por tanto el ejercitante debe descubrirlo antes y poner por ahí su mayor empeño.
          EL QUE ESTÁ EN CONSOLACIÓN piense cómo actuará si llega la desolación, y tome fuerzas para entonces; procure humillarse pensando para qué poco vale él sin la gracia de la consolación.


          Estas Reglas son muy útiles también fuera de ejercicios.

1 comentario:

  1. Liturgia
    La 1ª lectura es descriptiva y muy fragmentaria (Lev 23, 1. 4-11, 15-16, 27, 34-37). Expone las diversas fiestas del calendario judío, con las que el pueblo debe parar sus trabajos y dedicar el tiempo a Dios con motivos diversos y diversas formas de celebración. Con ellas se busca la higiene laboral, el compartir de bienes, el tiempo dedicado a Dios.
    El Evangelio (Mt 13, 54-58) es la versión breve de la ida de Jesús a su pueblo de Nazaret. Ahí donde pudo poner Jesús su ilusión, se encontró con la crítica de las gentes, que no aceptaron la misión que traía su paisano, y sólo quisieron ver al hombre, hijo de María y con sus familiares allí en el pueblo.
    Y como Jesús actuaba apoyándose en la fe de las gentes, y allí no hubo fe, no pudo hacer milagros. Y lo peor: se fue de allí y nunca más volvió.

    HOY ES SAN IGNACIO DE LOYOLA,
    Fundador de los jesuitas y el autor de esa joya que es el pequeño libro de los EJERCICIOS ESPIRITUALES. Pequeño y escueto en sí, y de una fuerza extraordinaria cuando la persona se ejercita según su modo y orden bajo la ayuda de un experto.
    No es un libro teórico salido de un despacho de un intelectual, sino la propia experiencia del santo, recluido durante más de un mes en una cueva bajo el Santuario de Manresa. Una experiencia que sale viva con toda su fuerza a cualquiera que quiere entrar en ella con ánimos abiertos de aprovechamiento y respuesta generosa a Dios.

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