viernes, 24 de julio de 2015

24 julio: Un test de la voluntad

Tres actitudes de elección
          Estamos inmersos en un proceso de elección. Las dos banderas nos han mostrado dos caminos, dos situaciones que pugnan en nosotros mismos, en el mejor de los casos, porque nunca estamos libres de engaños sutiles y disimulados.
          Supuesto que se han dejado claros los criterios [los de Cristo; los del caudillo del mal] y que se tiene claro por dónde se quiere tirar, aún nos sumerge Ignacio en otra prueba o test de nuestra decisión o voluntad. ¿Qué tipo de “querer” es el que hay en mí?
          Oración preparatoria
          Historia: Tres tipos de personas, que Ignacio llama binarios.  Cada cual tiene una quiniela premiada. Y cada una de esas personas la cobra, pero no se ha planteado si lo ha hecho mirando el agrado de Dios: por puro amor a Dios. Los tres quieren tener el alma en paz y hallar en paz a Dios, quitando de sí el peso de haber actuado sólo humanamente, por apego de poseer ese dinero.
          Composición de lugar: con una seriedad muy grande por tratarse de lo que se trata, es verse delante de Dios y sus santos, para desear y conocer lo que sea de más agrado de su divina bondad.
          PETICIÓN: pedir LO QUE QUIERO: la gracia de elegir lo que sea más para gloria de su divina majestad y bien de mi alma.
          PUNTO PRIMERO
          Un tipo de persona que –queriendo hallar favorable a Dios y tener el alma también en paz- querría quitar el apego al dinero cobrado. Pero “hoy no quiere entrar en tema”; y sin poner ningún remedio llega la hora de la muerte.
          PUNTO SEGUNDO
          Quiere la paz de su alma y quiere encontrar a Dios favorable. Pero quisiera arreglarlo de manera que se quede con su dinero. No se plantea, pues, lo que él tiene que hacer. Lo que se plantea es “¿por qué Dios no va a querer…” Él no cambia. Quiere que Dios cambie: que Dios venga a hacer la voluntad de ese sujeto y no que el sujeto haga la voluntad de Dios, aunque fuese lo verdaderamente mejor para él.
          Nos puede parecer burdo. Pero analicemos a fondo nuestras situaciones. Porque lo fácil es permanecer los años enteros en un “segundo binario”, y no dar el paso que tenemos que dar. Es la postura del engaño admitido y consentido.
          TERCER PUNTO
          El individuo ve que ese dinero le está haciendo de pantalla entre Dios y él. Quiere hallar a Dios favorable y tener su alma en paz. Y opta por dejar a un lado todo apego, y renunciar a ese dinero, mientras no le conste (Dios le haga sentir en su voluntad) que Dios está de acuerdo en que lo disfrute.
          Mientras llega el momento de hacer elección real para su futuro, quiere hacer cuenta de que, en su afecto, ha renunciado ya a todo, poniendo la fuerza de la voluntad en no querer aquello ni ninguna otra cosa, mientras no le mueva sólo el servicio de Dios nuestro Señor.
          LOS TRES COLOQUIOS
 de los momentos fuertes.

San Ignacio añade una NOTA: cuando sentimos afecto  o apego a una cosa, y no se está indiferente todavía a conservarla o no, pedir expresamente que Dios le ponga en la situación de renuncia a esa cosa. Y que el ejercitante quiere, pide y suplica con tal que sea servida y alabada su divina bondad. Es una manera de vencer el afecto desordenado yendo contra el amor propio.


OTRA ADVERTENCIA muy necesaria es que no estamos eligiendo nada ni nos tenemos que poner ahora a ver si elegimos una cosa u otra. Ahora se trata de disponer la actitud para cuando llegue el momento de elegir. Nos servirá vernos reflejados en esos “binarios” o personas, y ver dónde estamos.

1 comentario:

  1. Hice el test de la voluntad y me encuentro en la situación que debo estar; el Señor ya se encarga de enviarme las pruebas que , poco a poco, me van liberando de lo superfluo y de todo lo que sería un obstáculo entre Él y yo.Yo quisiera ser la tierra buena que da mucho fruto, pero soy un campo que tiene varios terrenos...No siempre comprendo la radicalidad del Mensaje y también estoy muy condicionada por mi salud.Tendría que confiar más en Dios y remover mi tierra para que la semilla de la Palabra dé fruto en mí. Gracias a Dios, estoy rodeada de Apóstoles que me marcan el camino por donde debo llegar a la Casa del Padre, pero todavia amo el bienestar y las cosas de este mundo y esto me distrae de lo esencial y me impide dar buen fruto.

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